Los zapatos Slowers están “inspirados en la naturaleza y hechos de naturaleza”, recalca María. En su fabricación no se emplea material de origen animal, ni plásticos o cualquier otro producto sintético. Los clientes de Slowers son personas sensibilizadas con el medio ambiente, siendo el mercado principal de la firma el alemán.
Tras varios años trabajando en la elaboración de estudios de impacto y restauración ambiental, María Ripollés Millián, ingeniera de Montes de formación, decidió en 2012 poner en marcha su propia iniciativa aunando dos de sus pasiones: el diseño y la moda. De esta forma nació Slowers, una firma de zapatos “orgánicos, veganos y bonitos, diseñados para caminar a otro ritmo”, explica. A un ritmo slow, que es la filosofía de vida de esta emprendedora. “Un reto de la sociedad actual es aprender a vivir más despacio, disfrutando más del momento y de las pequeñas cosas. Desde Slowers yo propongo una vuelta a lo básico, al ritmo de la naturaleza”, matiza la creadora de la firma.
Los zapatos Slowers están “inspirados en la naturaleza y hechos de naturaleza”, recalca María. En su fabricación no se emplea material de origen animal, ni plásticos o cualquier otro producto sintético. Los clientes de Slowers son personas sensibilizadas con el medio ambiente, siendo el mercado principal de la firma el alemán.
María, que destaca que la principal ventaja de ser emprendedora de su propia iniciativa es “liderar un proyecto que represente mis valores”, cree que el emprendimiento verde no puede ser una excepción. “Es el único camino si queremos seguir habitando en este planeta”, recalca.
¿Por qué apostaste por el calzado sostenible para poner en marcha tu iniciativa emprendedora?
Siempre me han gustado los zapatos y pensé que era un sector en el que podía aportar algo diferente.
¿En qué año vio la luz Slowers?
La primera colección de nuestros zapatos salió a la venta en marzo de 2013.
¿Cómo son vuestros zapatos? ¿Con qué materiales se fabrican?
Son zapatos cómodos, para el día a día. Las suelas son de corcho y para los tejidos usamos principalmente algodón orgánico certificado. No utilizamos ningún material de origen animal, ni tampoco plásticos u otros productos sintéticos. Trato de que sean zapatos inspirados en la naturaleza y hechos de naturaleza.
¿Cuál es vuestro valor diferencial?
Nuestros zapatos son orgánicos, veganos y bonitos, diseñados para caminar a otro ritmo.
¿Por qué elegiste Slowers para dar nombre a tu proyecto?
Porque soy defensora y practicante de la vida slow. Pienso que un reto de la sociedad actual es aprender a vivir más despacio, disfrutando más del momento y de las pequeñas cosas. Vivimos en un mundo acelerado donde parece que nos dediquemos a acumular cosas materiales y actividades. Desde Slowers yo propongo una vuelta a lo básico, al ritmo de la naturaleza.
¿Quienes integran el equipo de la empresa? ¿Cuentas con colaboradores?
El equipo lo integramos Ringo —mi acompañante canino— y yo. Él es la inspiración y el ejemplo, yo me encargo del resto. Contamos con muchos colaboradores, los principales nuestros proveedores de tejidos y fabricantes. Pero también establecemos colaboraciones con otros profesionales como fotógrafos, diseñadores, informáticos, etc.
¿Qué impacto ambiental tiene vuestra iniciativa?
Pienso que cualquier proyecto que te invita a consumir tiene un impacto, por sostenible que sea el producto. Sin embargo, puestos a llevar zapatos, nosotros tratamos de que el impacto ambiental de estos sea el mínimo posible.
¿Cómo son tus clientes?
Personas sensibilizadas con el medio ambiente, personas a las que les gusta apoyar proyectos como Slowers, amantes de la vida slow.
Vendes dentro y fuera de España. ¿Te has planteado abrir nuevo puntos de venta?
Poco a poco estamos intentando llegar cada vez a más sitios, aunque nuestro mercado principal en estos momentos es Alemania.
¿Cuáles son las principales dificultades a las que te enfrentas como emprendedora? Posiblemente la principal son mis propios miedos. Aparte de esto, diría que la gran competencia que existe en el mercado moda, especialmente la generada por el fast fashion y sus bajos precios, imposibles de alcanzar cuando se trabaja con unos estándares ambientales y sociales respetuosos. Se ha llegado a un punto en que la gente entiende la moda como algo de usar y tirar y se olvida del gran trabajo que puede haber detrás de una colección de zapatos o ropa.
¿El emprendimiento verde es rentable?
Puede ser rentable y el objetivo es que no sea una excepción, sino que cada vez más todos entendamos que es el único camino si queremos seguir habitando en este planeta.
¿Qué necesitarías para que vuestra iniciativa se consolide?
Es importante el apoyo a todos los niveles (institucional, prensa…) para concienciar a la gente de la importancia de un consumo más sostenible y responsable.
¿Cuál es para ti la principal ventaja de ser emprendedora?
Poder liderar un proyecto que representa mis valores.