En el libro, y luego en la conversación que mantuvimos, encontramos datos y reflexiones que aportan una visión más realista y sincera sobre el mundo rural que la paupérrima y falsaria historia de nuestra educación convencional. Félix Rodrigo en este “ajuste de cuentas” al acoso y olvido de la tradición rural saca conclusiones y propuestas intelectuales para nuestra situación actual. Puede que a aquellos más influidos por el liberalismo y el pensamiento moderno les sorprendan algunas afirmaciones del autor. Recordemos que en su indagación hay desvelamiento y auténtica novedad; es decir aquella que no surge de la precipitación o de las urgencias de la crisis actual, sino que es capaz de sacar conocimiento de la memoria y de la vida contemplada como una actuación que viene de lejos. En esta perspectiva toda novedad es antigua.
Sus palabras, extraídas de la entrevista:
«Creo que los seres humanos no deben limitarse a propugnar o defender lo que es viable o hacedero, sino lo que está de acuerdo con la verdad y con el bien, por muy imposible que parezca por el momento.»
«El campesinado actual, que es en todos los sentidos residual, necesita autotransformarse de manera radical para ponerse en condiciones de gobernar el medio natural.»
«Hoy, cualquiera que disienta cualitativamente de lo instituido, si no quiere padecer un estado extremo de marginación social y exilio interior, tiene que practicar la autocensura.»
«La libertad es un gran bien inmaterial que está por conquistar y realizar.»
«El mito de la urbe como espacio donde se realiza el progreso se ha desplomado.»
«Además de la aspiración a un medioambiente saludable, [el ser humano] posee unas necesidades espirituales que han de ser satisfechas: necesidad de libertad, verdad, trascendencia, amor, belleza, virtud, sociabilidad, sublimidad.»