Durante la temporada navideña el consumo de pescado y marisco en España aumenta de forma significativa, algo que Ecologistas en Acción ha puesto recientemente en foco al alertar del impacto ambiental y social que esta tradición ocasiona sobre los océanos y los recursos marinos.
La organización ecologista ha analizado las cifras de consumo de varias especies muy presentes en las fiestas —como salmón, calamar, langostino y merluza— comparando la demanda de diciembre con la media anual para poner de manifiesto las presiones que este patrón alimentario ejerce sobre el medio marino.
Según la entidad, el aumento del consumo navideño intensifica la presión sobre los caladeros más explotados, alimentando tanto la pesca industrial como determinadas formas de acuicultura de alto impacto en países tropicales.
Consumo navideño de pescado y marisco: un análisis urgente del impacto real
Cada año, millones de hogares españoles celebran la Navidad con mesas repletas de pescado y marisco, desde salmón hasta langostinos, calamares o merluza. Esta tradición gastronómica está asociada a un alto coste ambiental y social.
Durante la temporada navideña el consumo de pescado y marisco en España aumenta de forma significativa, algo que Ecologistas en Acción ha puesto recientemente en foco al alertar del impacto ambiental y social que esta tradición ocasiona sobre los océanos y los recursos marinos.
Con el objetivo de contribuir a que las festividades sigan siendo un espacio de encuentro y disfrute, pero también de sostenibilidad y justicia, Ecologistas en Acción ha analizado las tendencias de consumo en los hogares españoles de cuatro especies durante 2024, comparando la media anual con el consumo del mes de diciembre.
Salmón noruego: auge en España y enormes costes ambientales
El consumo de salmón noruego en España ha registrado un notable aumento en los últimos años. En 2024, el consumo global de este pescado se incrementó un 14 % respecto al año anterior, impulsado sobre todo por el salmón ahumado, que creció un 18 %, consolidándose como uno de los productos estrella de las comidas y cenas navideñas.
La producción intensiva de salmón tiene importantes impactos ambientales: contaminación de las aguas costeras, uso de antibióticos y antiparasitarios, escapes de salmones de cultivo desde las jaulas, propagación de enfermedades y alteración de ecosistemas marinos por el exceso de materia orgánica.
Además, la pesca de especies como la anchoveta para la producción de aceites y harinas de pescado en países como Mauritania, que luego alimentarán salmones en Noruega, con el transporte internacional que supone, genera una huella de carbono considerable, haciendo insostenible su consumo masivo durante las fiestas.
Calamar y el colapso del caladero de las Malvinas
El Estado español es uno de los principales consumidores de calamar del mundo, con un consumo per cápita de aproximadamente 2,2 kg en 2024 y más de 80.600 toneladas anuales consumidas de calamar y pulpo .
Este patrón de consumo sostiene la actividad de flotas industriales que faenan en el Atlántico Sur, donde se explotan poblaciones de calamar patagónico (Doryteuthis gahi) para abastecer tanto el mercado español como el europeo.
La intensa presión extractiva ha llevado recientemente al colapso de la pesquería en aguas de las Islas Malvinas, con el cierre anticipado de la temporada tras estimaciones de biomasa por debajo de umbrales seguros.
Este ejemplo evidencia cómo la combinación de una demanda elevada junto a una pesca industrial intensiva, puede comprometer incluso recursos considerados resilientes, con consecuencias negativas para los ecosistemas pelágicos y las comunidades pesqueras que dependen de ellos.
Langostino tropical: la cara oculta de la acuicultura intensiva
El langostino tropical está muy presente en las mesas navideñas y procede mayoritariamente de acuicultura intensiva en países como Ecuador, que abastecen al Estado español y al resto de Europa.
Esta producción ha permitido cubrir la creciente demanda, pero genera impactos ambientales significativos, como la destrucción de manglares, contaminación de aguas, o conflictos con comunidades locales por el uso de la tierra y recursos naturales.
La alta demanda española en estas fechas de gambas y langostinos (se triplican las importaciones, así como el consumo), refuerza la presión sobre estas prácticas de producción, con efectos negativos sobre la biodiversidad, los ecosistemas tropicales y la sostenibilidad de un recurso que se produce con criterios exclusivamente comerciales y sin tener en cuenta, a menudo, sus consecuencias.
Merluza importada y presión creciente sobre caladeros internacionales
En el Estado español se consumen grandes cantidades de merluza, principalmente importada de países como Namibia, Argentina o Sudáfrica. De hecho, menos del 10 % de la merluza consumida proviene de caladeros nacionales, lo que aumenta la presión sobre terceros países (como Chile, Namibia, Sudáfrica) y genera impactos ambientales adicionales por transporte y explotación de caladeros lejanos.
La situación de las poblaciones de merluza varía según la región: algunas poblaciones tradicionales, como las del Cantábrico o el Gran Sol, enfrentan restricciones de cuotas en los últimos años debido a la sobrepesca, lo que evidencia la necesidad de políticas de consumo responsable que prioricen stocks sostenibles gestionados de forma adecuada.
A la hora de analizar las causas y consecuencias, la organización ecologista declara que, “en conjunto, la presión que ejerce el Estado español sobre los recursos marinos durante las fiestas navideñas está ligada a los impactos globales de la pesca intensiva y refleja tendencias preocupantes, como la sobreexplotación de stocks en el Atlántico Sur, la destrucción de ecosistemas tropicales a nivel local, especialmente por la acuicultura intensiva de langostino, una elevada huella de carbono por transporte de productos importados y la alteración de cadenas tróficas y pérdida de biodiversidad por prácticas extractivas industriales”.
Reducir, diversificar, mirar la etiqueta y comprar local
Debido a que el consumo navideño y masivo de pescado durante las fiestas navideñas no es sostenible si no se acompaña de medidas de responsabilidad y gestión consciente, Ecologistas en Acción publica sus recomendaciones para un consumo responsable, con el objetivo de reducir la presión sobre los océanos.
- Reducir el consumo de proteína animal, especialmente durante épocas de alta demanda como la Navidad, es fundamental para minimizar el grave impacto que la producción y el transporte de estos alimentos generan sobre los ecosistemas marinos y terrestres.
- Reducir la cantidad de pescado consumido, evitando raciones individuales excesivas, especialmente de especies en declive como el bacalao, la caballa, el rape o la cigala, o en estado crítico como la anguila (y su juvenil, la angula), que si no se cierra la pesquería y el comercio, pronto llevará a la extinción.
- Aprovechar el pescado en guisos, calderetas y platos compartidos, optimizando los recursos y minimizando desperdicio.
- Priorizar pescados y mariscos capturados con artes de pesca de menor impacto como cañas, redes de enmalle o nasas. Por ejemplo, elegir merluza al pincho y no merluza de lejanía o capturada con redes de arrastre; la chirla capturada con rastro y no con draga hidráulica; o el mejillón cultivado en las bateas de las rías gallegas.
- Priorizar el consumo local y de cercanía: comprar preferiblemente en lonjas y mercados; preguntar por productos locales y frescos; evitar especies asociadas a impactos en caladeros lejanos como gambas y langostinos, calamares, pulpos, o merluza de importación.
- Diversificar el consumo hacia especies menos demandadas o de bajo impacto ambiental, reduciendo la presión sobre caladeros sobreexplotados. Se puede obtener esta información preguntando en lonjas y pescaderías cuáles son estas especies que, además, suelen ser las más baratas.
- Informarse sobre el origen del producto, preguntar por la etiqueta favoreciendo proveedores que cumplan criterios de sostenibilidad y trazabilidad. La guía de Ecologistas en Acción, “Sin Mala Espina”, ofrece más información al respecto.
Ecologistas en Acción resume su propuesta con estas palabras: “El consumo responsable de pescado y marisco en Navidad es esencial para equilibrar tradición, gastronomía y sostenibilidad ambiental.
El consumo masivo de pescado durante las fiestas navideñas no es sostenible si no se acompaña de medidas de responsabilidad y gestión consciente
Reducir la cantidad, priorizar productos locales y sostenibles y diversificar las especies consumidas permite proteger los ecosistemas marinos, apoyar a comunidades pesqueras locales y disminuir la huella ambiental asociada a la industria global de productos del mar. Solo así será posible mantener nuestras tradiciones culinarias sin comprometer el futuro de los océanos”. Seguir leyendo en ECOticias.com



















