El abandono de los combustibles fósiles es un tema de intenso debate y de variadas disputas en la COP30 en Belém. De hecho, muchos de los participantes dan por sentado que estas negociaciones están estancadas y no esperan que avance.
En la cumbre COP30 se ha registrado la presencia de un número récord de lobistas de la industria de los combustibles fósiles, lo que añade más complejidad y resistencia a todos los acuerdos vinculantes que se puedan adoptar acerca de la reducción de su uso.
Las negociaciones son complejas por si mismas, pero además enfrentan a la fuerte presión que ejerce la poderosa industria de los combustibles fósiles. Simultáneamente, han estallado varias protestas y aumentan las demandas de la sociedad civil para que se llegue a un compromiso firme y se comience con su eliminación gradual.
El abandono de los combustibles fósiles desaparece de la agenda oficial de la COP30
Los organizadores de la cumbre climática de la ONU (COP30) que se celebra en Belém, descartaron discutir un calendario para dejar atrás los combustibles fósiles, pese a que este mismo jueves un grupo de activistas se manifestó fuera de las salas de reunión para pedir pasos concretos hacia esa meta.
«El liderazgo climático no está hecho de petróleo», decían las pancartas desplegadas por los manifestantes en la Zona Azul, el área restringida de la cumbre, a pocos pasos de donde las delegaciones estaban reunidas.
Los participantes, algunos de ellos indígenas con sus tradicionales penachos de plumas de guacamayo, afearon la falta de progreso en las negociaciones en torno a la transición energética y aprovecharon para criticar al Gobierno brasileño por haber autorizado recientemente la exploración de crudo en un pozo marítimo cercano a la desembocadura del río Amazonas.
«Lo que realmente necesitamos es que los países del Norte global se movilicen de verdad y destinen los recursos a los compromisos que asumieron», Mariam Kemple, de la ONG Oil Change International.
Choque entre Norte y Sur por medidas comerciales y ajuste de carbono
La urgencia sentida por los activistas no está presente en las salas de reunión. Pese a que hace dos años en la COP de Dubai los países se comprometieron por primera vez a una transición «gradual» para abandonar los combustibles fósiles, los planes sobre cómo hacerlo y en qué plazos no forman parte de la agenda oficial de esta conferencia. El asunto se ha convertido en el gran elefante blanco.
El presidente de la COP30, el brasileño André Corrêa do Lago, volvió a alejar este jueves la posibilidad de tener al final de la cumbre un anuncio de peso en esa dirección. «Es un asunto importante, son discusiones abiertas, pero no están ocurriendo dentro de las negociaciones», declaró en rueda de prensa.
Con todo, hay países como Colombia que buscan una mayor ambición y que no desisten de hablar del tema en eventos paralelos.
La ministra colombiana de Medioambiente, Irene Vélez Torres, recordó hoy en redes sociales el objetivo del Gobierno de «erradicar» el consumo de combustibles fósiles y «revitalizar» la selva. «Ambas acciones son dos caras de una misma estrategia ante la catástrofe climática», dijo.
Aunque los combustibles fósiles están aparcados, la Presidencia brasileña de la COP30 continúa con las consultas informales con otros países para decidir si se incluyen cuatro nuevos temas en la agenda.
Uno de los que más dividen es el de si se abordan medidas comerciales unilaterales, como por ejemplo el mecanismo de ajuste de carbono en frontera, implementado por la Unión Europea para poner un precio a la huella contaminante de ciertas importaciones.
En una reunión sobre transición justa realizada hoy, representantes de países desarrollados y del G77, el grupo que engloba a las naciones en vías de desarrollo, se enzarzaron en una acalorada discusión, informó una negociadora latinoamericana que estaba presente y que pidió anonimato.
Una COP30 marcada por tensiones políticas y avances mínimos
Las delegaciones europeas refirmaron que tomar ese tipo de medidas es una cuestión de soberanía y defendieron retirar el asunto de la mesa, un pedido al que se resistieron los representantes del G77, según esta misma fuente. «Estamos dando un poco más de tiempo a las negociaciones», dijo el presidente de la conferencia.
En medio de los tira y afloja diplomáticos, los participantes de la COP30 tuvieron que lidiar con un problema técnico en el aire acondicionado que provocó un efecto invernadero bajo la carpa de la ONU y obligó a aflojarse la corbata y a dejar la chaqueta a un lado. Unas horas después y a diferencia de las negociaciones, ese problema, por lo menos, ya estaba solucionado.
La elección como sede de la COP30 de Belém, ciudad a la que coloquialmente se conoce como la ‘puerta de entrada al Amazonas’, ha intensificado el simbolismo de las protestas, que han centrado la atención de los presentes y del mundo en la urgencia de proteger este ecosistema clave y vital.
En resumen, la cumbre del clima COP30 es un escenario en el que la urgencia climática que demandan la ciencia y la sociedad civil se enfrentan a los intereses de la industria fósil que son meramente económicos, por lo que no será fácil llegar a un acuerdo para abandonar dichos combustibles. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE
















