Hablar de sobrecapacidad de la Tierra es hacerlo de una realidad, triste, en la que se demandan tantos recursos naturales que al final lo que sucede es que el planeta no es capaz de generarlos y de eliminar los desechos a ese mismo ritmo tan vertiginoso.
Una sobreexplotación que al final lo que hace es ir acabando poco a poco con los acuíferos, con los árboles en los bosques, acelera el cambio climático y refuerza la desertificación en muchas zonas de la tierra.
En España se va a un ritmo de 2,36 planetas Tierra en sobrecapacidad
Ecologistas advierten que el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra se adelanta cada año. Esto significa que la humanidad consume los recursos naturales renovables a un ritmo insostenible y que el modelo actual de producción y consumo de alimentos ocupa el 40 % de la tierra habitable. Tras ello está la causa principal de la pérdida de hábitats, de la emergencia climática y la destrucción de la naturaleza. En los últimos 50 años en América Latina y el Caribe el tamaño medio de las poblaciones de vertebrados ha disminuido un 95 % y, a nivel global, un 73 %.
«Es necesaria una acción global y coordinada que contribuya a los objetivos climáticos, de biodiversidad y desarrollo sostenible. Por ejemplo, hay que evitar conflictos en el uso del suelo para la agricultura intensiva o el desarrollo de energías renovables; reducir a cero la pérdida y desperdicio de alimentos y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero; de manera que podamos evitar los peores impactos de la doble crisis climática y de pérdida de biodiversidad», explican estos activistas.
Cada año, el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra se sitúa en una fecha más temprana en el calendario, ya que los seres humanos utilizan tantos recursos ecológicos como si vivieran en un 1,8 planetas Tierra. Y es precisamente la huella ecológica el indicador que compara la demanda de individuos, gobiernos y empresas con la capacidad biológica de regeneración de la Tierra (o biocapacidad).
Para llevar a cabo este cálculo, la organización de investigación internacional Global Footprint Network realiza un análisis de la evolución global de dos indicadores clave: la biocapacidad, es decir, la capacidad del planeta para regenerar los recursos biológicos, y la huella ecológica, que es el nivel de demanda que los ciudadanos ejercen sobre esos recursos. Tanto la huella ecológica como la biocapacidad utilizan la misma medida: hectáreas productivas globales.
España agotó sus recursos el pasado 23 de mayo de 2025, tres días más tarde que en 2024, lo que explica que no se han producido grandes cambios en los hábitos de consumo de la sociedad española. Nuestro país presenta desde hace décadas un déficit ecológico, ya que su huella ecológica per cápita supera con creces la biocapacidad disponible. De esta forma, la huella ecológica en España durante el 2024 es de 2,36 planetas Tierra.
Los países que lideran el ránking y que alcanzan sus recursos naturales con mayor velocidad son Qatar, Luxemburgo y Singapur. Sin embargo, aquellos que destacan por la llegada del Día de la Sobrecapacidad de la Tierra más tarde en el calendario son Uruguay, Indonesia y Nicaragua.
Los ecologistas alertan de los efectos del sistema actual de producción de alimentos, que se traduce en el uso del 40 % de la tierra habitable y es la causa principal de la pérdida de hábitats. Además, supone el 70 % del uso del agua y es responsable de más del 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando en una ciudad, estado o nación la demanda de los recursos ecológicos de una población supera la oferta, la región presenta un déficit ecológico. En el estudio llevado a cabo por Global Footprint Network 2024, los países del Norte Global tienden a presentar un mayor déficit de biocapacidad, y España se encuentra entre ellos. Sin embargo, los países del Sur Global, y a la vez los más afectados por los efectos nocivos de la crisis climática, también hacen frente a este fenómeno debido a factores como la degradación ambiental.
En este contexto, los objetivos mundiales de conservación de la biodiversidad, climáticos y de desarrollo no se están alcanzando. De hecho, si no se toman las medidas necesarias para evitarlo, más de la mitad de las metas de los ODS para 2030 no se lograrán y el 30 % se estancarán o, incluso, empeorarán con respecto al año de referencia de 2015.
¿Qué hacer entonces? La clave es sencilla en la teoría, pero no resulta tan fácil de implementar para algunos en la práctica. Basta con promover un uso sostenible entre todos e ir reduciendo poco a poco el impacto humano en el planeta. ECOticias.com