Bajos salarios, escasez de agua y paisajes acidificados: la extracción de materias primas críticas pone en peligro el medio ambiente y los derechos humanos. Sin embargo, la industria está en expansión.
Cuatro mil millones de personas tienen un teléfono móvil. Pero su fabricación tiene una historia sangrienta. Aunque están hechos en gran parte de plástico, vidrio, cerámica, oro y cobre, también contienen materias primas críticas. El galio utilizado para los LED y el flash de la cámara, el tantalio de los condensadores y el indio que alimenta la pantalla se extraen del subsuelo, a un inmenso precio para la naturaleza y los humanos.
La extracción de materias primas críticas siempre es problemática, tanto para los derechos humanos como la ecología, ya que su proceso de producción es bastante tóxico.
El galio y el indio de muchos teléfonos proceden de China o Corea del Sur, el tantalio de la República Democrática del Congo o Ruanda. En total, estos materiales suponen menos de diez gramos del peso de un teléfono. Pero estos gramos financian una industria minera internacional que provoca vertederos de tierra radiactiva, aguas subterráneas envenenadas y desplazamientos de población indígena.
Abandonar los combustibles fósiles para abordar la emergencia climática es imprescindible y urgente. Excusándose en la necesidad de minerales para la transición energética y digital, Europa se abastece de minerales obtenidos con la explotación de personas y territorios en el Sur Global.
Las políticas de minerales para la transición ecológica vuelven a chocar con los límites del planeta y la justicia. Y lo que es peor: una creciente industria armamentística, devoradora de minerales, tiene cada vez más influencia sobre los gobiernos.
Cuestiones clave para entender por qué las materias primas críticas son tan importantes:
¿Qué son las materias primas críticas?
Según la UE aquellas que presentan un riesgo elevado de escasez de abastecimiento y que son particularmente importantes para la economía europea. La realidad: para Europa, son “estratégicos” aquellos minerales necesarios para la transición energética y digital y para la industria de armamento.
¿Por qué son importantes? ¿Qué tecnologías y sectores los necesitan?
Además del peso que ha tenido la industria armamentística, dentro de la propia “transición energética” no todos los sectores consumen igual. El coche eléctrico es el principal demandante de minerales. Apostar por el coche eléctrico sin repensar la movilidad es clasista, ya que el grueso de la población no puede permitirse este producto.
¿Cuánto va a aumentar la demanda de estos minerales?
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda global de minerales se multiplicaría por 4 o 6 en 2040, si no cambiamos nuestro modelo de producción y consumo. Los gobiernos europeos están usando la narrativa de que la demanda se va a disparar para justificar unas políticas sobre materias primas agresivas, que promueven el extractivismo dentro y fuera de Europa.
¿Dónde se encuentran?
Buena parte de los minerales procede del Sur Global, y su extracción ocasiona graves impactos sociales y ambientales. No podemos perpetuar este colonialismo de recursos.
¿Qué está haciendo Europa?
Los proyectos extractivos se acelerarán y tendrán prioridad frente a la protección de la biodiversidad, del agua, de otros bienes naturales y de los derechos de las comunidades locales dentro y fuera de Europa.
¿Qué está haciendo el Gobierno de España?
El Gobierno de España fue clave para que se adoptara rápidamente la Ley europea de Materias Primas y la selección de los primeros “proyectos estratégicos” en España ya está en marcha. Además pretende priorizar la minería frente al ahorro y el reciclaje.
¿Cuáles son los impactos socioambientales de la minería?
La minería es una de las actividades que más daña el territorio y los derechos humanos. Destruye los suelos, contamina el aire y agrava la emergencia climática, consume y contamina grandes cantidades de agua en un contexto de creciente escasez hídrica.
¿Hay alternativas a la minería?
Inmersas en un modelo productivo desbocado, un sistema económico imposible de sostener y unos niveles de desigualdad social y degradación ambiental sin precedentes, nuestra dependencia actual en los combustibles fósiles dará paso a otra dependencia en los minerales, perpetuando este modelo. La alternativa pasa por aplicar las clásicas “4 erres”: repensar, reducir, reutilizar y reciclar.
¿Qué papel puede jugar el reciclaje?
Si el reciclaje se combina con medidas como alargar la vida útil de las tecnologías y un cambio en el modelo de movilidad, los metales reciclados podrían cubrir hasta el 67% de la demanda de minerales para la transición energética y digital, reduciendo de forma drástica la necesidad de minería.
¿Qué papel pueden jugar las medidas de ahorro?
El reciclaje es imprescindible, pero por sí mismo es insuficiente. Si aumentamos el reciclaje pero la demanda crece sin parar, seguiremos necesitando grandes cantidades de minerales vírgenes. Hacen falta medidas de ahorro como alargar la vida útil de las tecnologías y reducir el transporte privado.