Ya que es una tradición que queremos mantener hagamos que sea lo más sostenible posible. En España casi todo el mundo tiene un árbol de plástico, en otros países, por tradición, suelen tener árboles naturales.
Desde que el tema de la sostenibilidad y el consumo responsable está de actualidad el debate de si árbol natural o artificial está abierto. Los árboles de plástico son fabricados con materias primas procedentes de combustibles fósiles o con PVC (policloruro de vinilo), polietileno y productos tóxicos y que se hacen en países asiáticos desde donde hay que transportarlos.
Son más sostenibles los árboles navideños naturales ya que, al contrario que los de plástico, no generan CO2. Es muy recomendable que una vez terminen las fiestas de Navidad se trasplante o se lleve a un centro de recogida municipal.
Los más recomendables son pinos y abetos autóctonos (los abetos de la Península Ibérica son Abies alba en el Pirineo y Abies pinsapo en la Serranía de Ronda) que hayan pasado los pertinentes controles fitosanitarios. Los abetos que se suelen vender para Navidad como abetos que proceden de centro Europa plantados para convertirse en árboles de Navidad después de las fiestas difícilmente pueden arraigar en el medio natural: el 90% de ellos muere.
El árbol de plástico generalmente proviene de países lejanos (como China), lo que aumenta la huella de carbono generada por el transporte. El natural suele ser de viveros cercanos, lo que reduce esta huella. Mientras el árbol natural ha sido criado, ha funcionado absorbiendo CO₂. Y lo continúa haciendo en los hogares.
Una vez nos deshacemos de ambos tipos de árboles navideños, el natural es biodegradable y puede usarse para compost o biomasa, generando muy poco CO₂. El de plástico, genera mucho más CO₂ en su proceso de reciclaje, ya que contiene derivados del petróleo y sin su correcto reciclado, tardaría cientos de años en degradarse.
¿Qué aspectos debemos tener en cuenta si optamos por el natural?
Debemos asegurarnos que provengan de viveros con el fin de comercializarlos, y evitar los que se han cortado sin control en la naturaleza (en bosques vírgenes). Muchos viveros disponen de este tipo de árboles específicamente destinados a estas fechas.
Mejor si el árbol natural ha sido criado y se nos vende en maceta, ya que algunos pueden sobrevivir y después de la recogida se pueden trasplantar. El porcentaje que sobreviven a la Navidad no llega al 10%, pero estos se han de aprovechar.
Debemos informarnos también del servicio de recogida. La mayoría de viveros cuentan con él, pero es importante este aspecto, ya que nos aseguramos que terminan siendo reciclados o trasplantados. Si se reciclan, suelen terminar como astillas para biomasa o como compost.
Dilema entre lo natural y el plástico
Es muy probable que, ante este dilema, la primera respuesta sea la elección de un árbol natural. Para poder clarificar esta situación, se puede considerar la huella de carbono que genera cada tipo de árbol.
Este es un elemento clave para tomar una decisión desde la perspectiva de la sostenibilidad, destacando que la huella de carbono generada dependerá de las decisiones personales que se tomen para la compra y desecho del árbol.
Asimismo, se debe procurar que el origen de los árboles sea un lugar razonablemente cercano, ya que en caso de que su origen sea otro país, se deben tomar en cuenta los costos medioambientales para su traslado, (que pueden ser mayores que el propio producto); además, se deben considerar los beneficios locales que se generan para los ejidatarios, comuneros y plantadores que se dedican a esta actividad.
Una vez que las festividades concluyan, el retiro del árbol natural determinará qué tan buena decisión fue. De acuerdo con el portal CarbonTrust si el árbol se convierte en astillas y se esparce en un jardín o área verde, generará una huella de carbono estimada de 3.5 kg de CO₂.
Arboles al vertedero de basura
Por el contrario, si únicamente se desecha y termina en un vertedero de basura, producirá gas metano a razón de 16 kg de CO₂, considerando un árbol de 2 metros de altura y sin raíces.
Entonces es importante no tirar a la basura el árbol, hay que asegurarse de entregarlo a empresas u organismos formales que los reciclen o bien llevarlos a los centros de acopio que se disponen en estas fechas y que garantizan que serán tratados adecuadamente.
Economía circular también para el árbol de Navidad
Actualmente, existe una modalidad de economía circular para los árboles de navidad, en este modelo, los árboles se alquilan. Una vez entregados en el hogar, el cuidado es sencillo. Solo se deben de regar frecuentemente. Usar focos led para evitar el calor. No poner demasiados adornos y elegir un lugar adecuado en la casa.
Estos árboles se retornan al terminar la temporada y posteriormente pueden utilizarse para reforestar, actividad que también puede ser llevada a cabo por la familia que lo alquiló previamente, generando una mayor conciencia en la misma, además de la satisfacción de estar participando activamente en el cuidado del medio ambiente.
¿Y los arboles de Navidad artificiales?
Fabricados con plástico y materiales contaminantes, en este punto parecen poco atractivos, si además se considera que pueden estar elaborados en países lejanos (como China) por lo que también habría que sumar las emisiones generadas para su traslado, entonces, ¿no son una opción?. La respuesta se encuentra en su tiempo de uso y en el posterior reciclaje.
CarbonCredits estima que la huella de carbono de un árbol artificial es de 40 kg de CO₂, comparando este dato contra las emisiones de un árbol natural, hecho astillas (3.5 kg de CO₂), la diferencia es significativa. Entonces, un árbol artificial debería de utilizarse al menos 12 años para ser una mejor opción que la alternativa natural.
CO₂
Sin embargo, comparado con tirar un árbol natural al vertedero (16 kg CO₂), el plazo es de tres años, de tal forma que quien usa un árbol natural y lo tira a la basura sin asegurar su reciclaje está generando más CO₂ que una persona que utiliza su árbol artificial durante 3 años.
Esta diferencia pone en perspectiva la importancia de reciclar correctamente un árbol natural o bien de utilizar por un tiempo prolongado el árbol artificial que, al ser desechado, debe entregarse a una entidad que lo recicle correctamente, de lo contrario tardaría más de 100 años en degradarse.
Una tercera alternativa muy ‘sostenible’
Otro camino a seguir es hacer uso de la creatividad y de otros elementos navideños que sustituyan el uso tradicional del árbol. Algunas alternativas pueden ser decorar el hogar con árboles luminosos de LED o bien decorar un cactus o una planta en casa.
Utilizar ramas secas, largas y curvadas para que se puedan colgar figuras y adornos. Elaborar una silueta de árbol de navidad en una pared llenándola con fotografías familiares. Así como cualquier otra idea que sustituya la necesidad de un árbol natural o artificial y que mantenga la tradición familiar.
Conclusiones
En conclusión, no existe una respuesta universal y contundente para decidir qué tipo de árbol es mejor para celebrar la Navidad. Sin embargo, existe un criterio claro en cuanto al compromiso que se debe asumir para que en el caso de árboles naturales se garantice su reciclaje y que no llegue a un vertedero. En el caso de los artificiales, garantizar su uso por al menos 12 años y al final de su vida útil asegurar su correcto reciclaje.












