El ‘Centro Africano de Excelencia para el Enfriamiento y Cadena de Frío Sostenibles’ (ACES): impulsa soluciones de enfriamiento y cadena de frío respetuosas con el clima para reducir la pérdida de alimentos y vacunas, impulsar los medios de vida de las y los agricultores y reducir el impacto ambiental.
Es una iniciativa de colaboración liderada por United for Efficiency (U4E, Unión por la Eficiencia) del PNUMA, en asociación con la Universidad de Birmingham, el Gobierno de Ruanda y alianzas académicas ruandesas. .
Una ‘simple’ camioneta refrigerada
Un buen ejemplo de las soluciones del ‘Centro Africano de Excelencia para el Enfriamiento y Cadena de Frío Sostenibles’ (ACES): es esta historia en las colinas de Kinale, cerca de la capital keniana de Nairobi, George Kiarie tiembla a pesar del calor. Tiene frío por cargar cajas de verduras (brócoli maduro y coliflor) dentro de una camioneta refrigerada utilizada por su cooperativa en Kenia (África).
El vehículo ha sido una revelación para las y los 179 agricultores de la Sociedad Cooperativa Hortícola de Lari. Antes de su llegada, cortesía de un proyecto dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), normalmente perdían hasta el 40 por ciento de sus cultivos poscosecha, y los productos a menudo se marchitaban en el camino a los mayoristas.
La camioneta es parte de lo que las y los especialistas denominan una cadena de frío: una red de vehículos y edificios con temperaturas controladas que pueden mantener fresco y frío de todo, desde verduras hasta vacunas. En Kinale, esta infraestructura ha ayudado a que los ingresos de las y los agricultores aumenten un 50 por ciento.
“La cooperativa se ha beneficiado enormemente de la tecnología de cadena de frío”, dijo Kiarie. “Los agricultores pueden mantener la calidad y frescura de sus cultivos durante períodos más largos, mejorando la comerciabilidad y minimizando las pérdidas posteriores a la cosecha”.
El proyecto en Kinale es parte de un esfuerzo más amplio del PNUMA para apoyar el despliegue de la infraestructura de la cadena de frío en las zonas rurales de África. La falta de equipos a menudo hace que los productos perecederos se echen a perder, lo que provoca escasez de alimentos y pérdidas económicas, al tiempo que exacerba el cambio climático.
“Las cadenas de frío son una victoria para los agricultores y una victoria para el medio ambiente”, expresa Hongpeng Lei, líder de la Subdivisión de Mitigación del Clima del PNUMA. “La clave es ampliar estas redes y ampliarlas rápidamente”.
Se estima que el 13 por ciento de los alimentos producidos en el planeta, el equivalente a 1.250 millones de toneladas anuales, se pierde entre su cosecha y su venta al por menor.
Esto tiene vastas y graves consecuencias. Las pérdidas exacerban el hambre, que afecta a 673 millones de personas en todo el mundo. También reducen los ingresos de 470 millones de pequeños agricultores en un promedio del 15 por ciento.
Además, hasta el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta provienen de productos que se descomponen en las granjas, así como del transporte de productos que nunca llegarán a sus consumidores en buenas condiciones.
Según un informe del PNUMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países en desarrollo podrían rescatar 144 millones de toneladas de alimentos al año si alcanzaran el mismo nivel de infraestructura en sus cadenas de frío que los países desarrollados.
“Reforzar las cadenas de frío podría cambiar las reglas del juego para las comunidades agrícolas de todo el mundo en desarrollo y sacar a millones de personas de la pobreza”, afirma Lei del PNUMA.
Un proyecto modelo
Si bien la pérdida de alimentos es desmesurada en todo el mundo, la situación es especialmente preocupante en Kenia, mencionan las y los especialistas. Según el Instituto de Recursos Mundiales, esta nación de África Oriental pierde hasta el 40 por ciento de los alimentos que produce antes de que lleguen a sus consumidores.
Para contrarrestar esas pérdidas, el PNUMA y una alianza académica liderada por la Universidad de Birmingham lanzaron el Centro Africano de Excelencia para el Enfriamiento y Cadena de Frío Sostenibles (ACES). Financiado por el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, su objetivo es construir infraestructura de cadena de frío en toda África.
En Kenia, las y los especialistas capacitaron a más de 300 agricultores en operaciones de cadena de frío, incluyendo su logística, estrategias de precios y el manejo poscosecha de cultivos. Seguidamente, el proyecto proporcionó a las y los habitantes de Kinale una cámara frigorífica, un vehículo con aislamiento térmico y el camión refrigerado, lo que les permitió probar la tecnología antes de adquirirla.
Pérdidas de alimentos
Las y los agricultores han utilizado el equipo para almacenar y transportar una variedad de productos, incluyendo brócoli, coliflor, zanahorias, espinacas, repollos, calabacines, puerros, col rizada y papas. La infraestructura les ha ayudado a incrementar su economía de escala y limitar sus pérdidas de alimentos a un pequeño porcentaje, de acuerdo con las personas involucradas.
“Vendíamos nuestros productos a través de intermediarios, pero desde que comenzó el proyecto podemos vender algunos de nuestros productos directamente a consumidores y a un mejor precio”, comenta Pauline Waweru, agricultora y tesorera de la cooperativa. “Nuestro objetivo es llegar a una etapa en la que el proyecto agregue tanto valor a nuestros productos que podamos exportarlos”.
Según Kiarie, el proyecto ha tenido muchos beneficios secundarios, incluyendo la creación de empleos para jóvenes locales.
El PNUMA y las y los demás patrocinadores del programa esperan ahora ampliar el ACES más allá de Kenia y Ruanda, donde también está activo, a otros países africanos.
“Al difundir estas estrategias, podemos apoyar a decenas de miles de agricultores, reducir sus pérdidas de alimentos, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger los recursos naturales vitales, brindando beneficios tanto para las personas como para el planeta”, concluye Lei. ECOticias.com