La transición ecológica es uno de los debates de vital importancia para Europa desde el Pacto Verde Europeo de 2019. La digitalización desempeña un papel trascendental en la sostenibilidad y la transición ecológica europea, empeñada en conseguir que Europa sea un continente neutro en carbono en 2050, explican desde la UOC. De hecho, la pandemia reforzó todavía más la necesidad de este giro digital en los diferentes ámbitos. Los fondos Next Generation se vinculan con muchas estrategias de digitalización de diferentes sectores que interaccionan con el fomento del crecimiento verde y la transición ecológica, recuerdan desde la UOC.
En ámbitos como la agricultura, por ejemplo, la digitalización puede ser pionera, con el uso de drones, o más habitual, con la utilización del WhatsApp entre campesinos o para hacer prácticas agrícolas. Lo mismo ocurre en el sector de la energía con las aplicaciones vinculadas a monitorizar el consumo y la producción de energía renovable cuando se tienen placas solares.
El otro gran reto es el efecto de la IA —teniendo en cuenta que es una tecnología clave de la transición digital— sobre la sostenibilidad. La relación entre la IA y la sostenibilidad es compleja y multidimensional porque el vínculo es a la vez favorable y desfavorable, explican desde la UOC. Entre los aspectos favorables, destaca la eficiencia y los premios salariales entre las organizaciones y las personas.
Desde el punto de vista de la organización social, algoritmos y tareas masivas, puede ayudar a reducir desigualdades al aumentar los intercambios digitalizados de todo tipo de recursos, productos, servicios o usos de bienes propietarios y no propietarios, explican desde la UOC, que pone como ejemplo las plataformas digitales como Airbnb, Cabify o Vinted. En sostenibilidad ambiental, la IA puede ser muy útil para predecir y organizar los efectos del cambio climático.
Ahora bien, también hay un amplio abanico de aspectos que son limitantes. Es el caso de los problemas y límites económicos y sociales vinculados con sesgos, usos no éticos, polarizaciones y desigualdades de todo tipo entre personas y también entre empresas. En el ámbito medioambiental, también tenemos nuevas divisorias vinculadas a los efectos rebote de la eficiencia, el gasto energético o la geoestrategia de la IA.