Un reciente ránking internacional sobre sostenibilidad universitaria revela una tendencia clara: las universidades públicas están a la vanguardia en materia de sostenibilidad, mientras que las instituciones privadas avanzan con mayor lentitud.
El estudio, que evalúa aspectos como la gestión ambiental, la investigación sostenible, la reducción de emisiones y la educación en responsabilidad ecológica, destaca que los centros públicos invierten más recursos y esfuerzos en integrar la sostenibilidad en todos sus ámbitos.
Las universidades públicas están más comprometidas con la sostenibilidad en comparación con las privadas
Las universidades públicas invierten en gestión medioambiental y en acciones de sostenibilidad más de 800.000 euros al año de media, el 41 % más que lo que destinan las universidades privadas, aunque la sostenibilidad se ha integrado de manera significativa en todas las universidades y la gran mayoría dispone de unidades específicas.
La Fundación Conocimiento y Desarrollos (CYD) ha publicado este jueves el ránking de centros universitarios más sostenibles en España y en los diez primeros puestos se sitúan: la Universidad de València- Estudi General, la Universidad de Girona, de Málaga, de Almería, de Salamanca, de Sevilla, de Vigo, de Alicante, Granada y Jaén.
Según el Análisis CYD de universidades sostenibles basado en una encuesta a 73 universidades (44 públicas y 29 privadas) las universidades generan al año un promedio de casi 130.000 kilos de materia orgánica y más de 60.000 kilos de papel y cartón.
El 82,19 % de todos los centros analizados dispone de responsables o unidades específicas y aplica criterios ambientales en la contratación de proveedores de materiales o servicios (el 79,45 %).
Ante la generación de residuos el 100 % de las universidades públicas encuestadas y el 93 % de las privadas tiene programas de reciclaje mientras que el 85 % cuenta con programas para reducir el uso de papel y plástico.
Y es que el compromiso con las energías sostenibles o el transporte sostenible ha ido en aumento y todas las universidades monitorizan su impacto en el entorno natural. Nueve de cada diez cuentan con registros de consumo eléctrico y de agua, el 79 % registra su huella de carbono y el 88 % tiene un registro para su gestión de residuos.
Las públicas invierten más recursos
Las universidades públicas invierten más que las privadas; un promedio anual de 832.183 frente a los 592.704 de los centros privados. También las universidades públicas forman e investigan más sobre el cambio climático que las privadas y el 73 % de las primeras ofrecen asignaturas optativas sobre este fenómeno mientras que en las privadas la cifra baja al 65 %.
Siete de cada diez públicas tiene centros de investigación frente a casi tres de cada diez privadas y en el 52 % de las universidades públicas el profesor docente investigador recibe formación sobre el cambio climático, porcentaje del 35 % de las privadas.
La gran mayoría de universidades (89 %) utiliza agua de riego para las áreas verdes o jardines y para reducir su uso el 52 % de las universidades públicas incorpora plantas autóctonas resistentes a la sequía. El 52 % de las privadas emplea sistemas de riego inteligente.
El 93 % de las universidades dispone de fuentes con agua potable gratuita y la inmensa mayoría -entre el 74 % y el 85 %- promueve iniciativas sobre su uso consciente e incluye grifería eficiente o cisternas de doble descarga.
En relación con la gestión de la energía, el 93 % de las universidades usa fuentes renovables y en la gran mayoría opta por la energía fotovoltaica, mientras que destacan la iluminación LED, utilizada por nueve de cada diez universidades y la instalación de nuevos equipos de climatización (disponible en el 86 %).
Para fomentar el uso de transporte sostenible casi todas disponen de estacionamientos de bicicletas y patinetes, tanto públicas como privadas y cerca del 89 % de las públicas y del 59 % de las privadas cuentan con carril bici en sus inmediaciones, mientras que en menor medida ofrecen un servicio gratuito de bicicletas.
El ránking subraya la importancia de que todas las universidades asuman un papel activo frente a la crisis climática. La educación superior tiene un papel esencial en la formación de ciudadanos responsables y en la generación de conocimiento que impulse un desarrollo sostenible.
En un momento en que la sostenibilidad se ha convertido en un eje central del futuro global, las universidades públicas marcan el camino, y las privadas deberán acelerar su paso si quieren mantenerse a la altura del reto ambiental del siglo XXI. EFE / ECOticias.com