La lucha contra el hambre es una tarea de gobierno, de sociedad civil. Sabemos que 1.000 millones de personas sufren hoy hambre y malnutriciĆ³n.
Usted no pudo asistir al Ćŗltimo encuentro de ‘CooperaciĆ³n en biotecnologĆa contra el hambre’ de la FundaciĆ³n RamĆ³n Areces, pero en su intervenciĆ³n grabada dijo que lo primero que hay que hacer es sacar a la gente de la pobreza extrema.
La lucha contra el hambre es una tarea de gobierno, de sociedad civil. Sabemos que 1.000 millones de personas sufren hoy hambre y malnutriciĆ³n. Por otro lado, tambiĆ©n hay 1.000 millones que comen mal –entre los que se incluyen los obesos–, y esto puede llevar a carencias graves. A veces incluso en paĆses donde no hay escasez, hay hambre, porque la gente no tiene recursos para comprar alimentos. Eso no lo puede resolver la biotecnologĆa.
ĀæQuĆ© opina de la iniciativa ‘Hambre cero’ impulsada por el expresidente Lula en Brasil?
La lucha contra la pobreza y contra el hambre son las dos caras de un problema polĆtico y socioeconĆ³mico. El programa Fome zero, iniciado por Lula, ha sido un Ć©xito. Se ha dirigido al pequeƱo agricultor. El hambre en el mundo estĆ” en un 70% en el Ć”rea rural entre los pequeƱos agricultores que tienen un trocito de tierra, pero que no se pueden alimentar de su propia cosecha y, menos aĆŗn, ir a un mercado local a vender su producto.
ĀæY cĆ³mo se les ayuda?
La Bolsa Familia consiste en una pequeƱa suma al mes, que se da a la madre de la familia para que lo gaste bien en alimentaciĆ³n, y se exige que los niƱos vayan a la escuela y sean vacunados. Se les enseƱa a mejorar la producciĆ³n agroalimentaria y se aportan herramientas para que puedan sacar de su suelo una cosecha suficiente, no solo para ellos, sino tambiĆ©n para vender en los mercados locales. Se les asesora para reducir las pĆ©rdidas poscosecha, que a veces pueden ser de hasta el 70% por roedores, insectos y hongos filamentosos. AquĆ estĆ” la soluciĆ³n: por un lado el aspecto social y por otro, el tĆ©cnico.
ĀæHay otros paĆses que estĆ©n adoptando programas similares?
SĆ. Esta misma fĆ³rmula de microcrĆ©ditos con condiciones como la vacunaciĆ³n y la escolarizaciĆ³n se ha utilizado en MĆ©xico, en otros paĆses de AmĆ©rica Latina y en mi paĆs, Marruecos. Durante los dos mandatos de Lula, se logrĆ³ sacar a 40 millones de brasileƱos de la pobreza extrema y situarlos en una capa social que al menos tiene los recursos para alimentarse correctamente, enviar a sus hijos a la escuela y vacunarlos contra las enfermedades importantes.
ĀæY en Asia?
SĆ, tambiĆ©n en paĆses de Asia se han implantado programas similares que han sacado a 200 millones de personas de la pobreza extrema. Son cifras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es curioso que estas instituciones estĆ©n ahora interesadas por la malnutriciĆ³n cuando hasta hace poco tiempo no se dedicaban a financiar la agricultura y la alimentaciĆ³n, sino los complejos turĆsticos y las infraestructuras. La reducciĆ³n en el nĆŗmero de hambrientos se ha debido en los Ćŗltimos aƱos a las acciones de dos paĆses: Brasil y China. Otros estĆ”n siguiendo tambiĆ©n esta estela y espero que se empiecen a ver los resultados.
ĀæEntonces quĆ© papel juega la biotecnologĆa en la lucha contra el hambre?
Es una herramienta mĆ”s, pero no es la panacea. En primer lugar, antes de llegar a la biotecnologĆa hay que promover la buena agronomĆa: mantener los suelos fĆ©rtiles, no abusar de los fertilizantes ni de los pesticidas, gestionar bien cada gota de agua. Otra buena prĆ”ctica es la siembra directa sin eliminar la paja que queda despuĆ©s de la cosecha del cereal, porque aporta materia orgĆ”nica y fertiliza el suelo para que las semillas que se planten crezcan mejor. TambiĆ©n se puede promover la fijaciĆ³n biolĆ³gica del nitrĆ³geno utilizando los microorganismos del propio suelo.
Usted estĆ” hablando de tĆ©cnicas agronĆ³micas de las de toda la vida.
Pues sĆ. Los brasileƱos han hecho maravillas con este tipo de tĆ©cnicas en hectĆ”reas de cerrados Ā–que son territorios de sabana tropical con arbustos y poco mĆ”s–, y los han transformado en pastos y cultivos solo con buena agronomĆa. Pero vuelvo a la biotecnologĆa. No hay solo una, hay muchas: biotecnologĆa mĆ©dica, biotecnologĆa ‘azul’ para la acuicultura, ‘verde’ para plantas y cultivos… Todo el mundo piensa que la biotecnologĆa son los transgĆ©nicos, pero solo constituyen una parte.
ĀæY cĆ³mo ayudan estas herramientas al pequeƱo agricultor?
Existen tĆ©cnicas que empezaron a desarrollarse en los 50 para la producciĆ³n in vitro de plantas sanas, sin virus ni contaminantes, que se pueden multiplicar a partir de un trocito. Todas estĆ”n en buenas condiciones y tienen el mismo patrimonio genĆ©tico. Se han adoptado incluso en los paĆses mĆ”s pobres, y garantizan un rendimiento seguro durante todo el aƱo. Otras herramientas proporcionan al agricultor semillas de alto rendimiento mejoradas por selecciĆ³n tradicional, o por tĆ©cnicas genĆ©ticas. Por ejemplo, la selecciĆ³n asistida por marcadores genĆ©ticos identifica factores interesantes para el rendimiento, la floraciĆ³n y la resistencia a plagas. Con hibridaciĆ³n, cruzamiento y recruzamiento, estos genes pueden predominar en el patrimonio genĆ©tico de cada planta. Se calcula que se tarda entre cinco y diez aƱos en producir un cultivo mejorado con tĆ©cnicas no transgĆ©nicas.
Pero los transgƩnicos son tambiƩn una parte importante.
SĆ. En 1996 llegĆ³ al mercado el primer cultivo transgĆ©nico de un tomate con maduraciĆ³n retardada con una tĆ©cnica bioquĆmica de la empresa Calgene, de Estados Unidos. Tuvo cierto Ć©xito, tardaba mĆ”s en estropearse y con Ć©l se preparaba una salsa sabrosa, barata y que no se pegaba al recipiente. Se vendieron bien hasta que saliĆ³ la campaƱa Frankestein Food, que atemorizaba a la poblaciĆ³n sin ninguna base cientĆfica. Los supermercados dejaron de comprarlos, y desaparecieron del mercado y del cultivo. AĆŗn hoy en dĆa no tenemos un cultivo de tomate transgĆ©nico en ningĆŗn paĆs, solo en laboratorios.
De tomate no, pero de otros cultivos transgĆ©nicos hay millones de hectĆ”reas en el mundo…
AsĆ es. A partir de este momento se desarrollaron varios cultivos transgĆ©nicos o, como dicen mis colegas espaƱoles, genĆ©ticamente mejorados, ya que pueden incluir, por ejemplo, un gen que proteja contra las plagas o un herbicida; que aporte sabor vitaminas, como en el caso del arroz dorado, etc. Hoy 169 millones de hectĆ”reas en el mundo estĆ”n cultivadas con estas plantas, sobre todo en Estados Unidos, CanadĆ”, Argentina, Brasil, India y China. Las sociedades de los grandes paĆses en desarrollo han aceptado los cultivos transgĆ©nicos, pero siempre con el rigor de una evaluaciĆ³n. La gente cree que el cientĆfico desarrolla una patata en el laboratorio y al dĆa siguiente ya estĆ” en el mercado; pues no. Son diez aƱos de de ensayos y pruebas de campo para satisfacer las leyes de muchos paĆses.
ĀæQuĆ© aportarĆ” la genĆ³mica?
La herramienta mĆ”s reciente y poderosa es la tecnologĆa de transferencia de genes para aportar calidades. La primera ola se dedicĆ³ a la mejora agronĆ³mica para la resistencia a herbicidas y plagas; ahora viene la ola de los cultivos con un factor nutricional interesante, como el arroz dorado, que ya estĆ” en India y el aƱo que viene se comercializarĆ” en Filipinas. TambiĆ©n se podrĆ”n introducir en los cereales aminoĆ”cidos esenciales, vitaminas y minerales; hay un programa llamado Harvest Plus que tiene como objetivo mejorar el valor nutricional de los alimentos a travĆ©s tanto de mĆ©todos convencionales de selecciĆ³n y de hibridaciĆ³n, como con modificaciĆ³n genĆ©tica. Y la Ćŗltima tĆ©cnica que asoma ahora es la genĆ³mica. Ya tenemos los genomas del maĆz, el tomate y el arroz y, a partir de estos conocimientos, podemos identificar los genes interesantes. Creo que serĆ” una autĆ©ntica revoluciĆ³n.
ĀæEn quĆ© sentido?
En el futuro ya no necesitaremos transgĆ©nicos. Gracias a la genĆ³mica, sabremos cĆ³mo hacer que un gen interesante por sus propiedades se exprese mucho mĆ”s, o silenciar a otro porque otorga un valor nutritivo menor; tendrĆ” un impacto industrial y comercial enorme y tambiĆ©n en la lucha contra la malnutriciĆ³n. Ya tenemos un maĆz resistente a las sequĆas, un fenĆ³meno que se estĆ”n agudizando por el cambio climĆ”tico. Debemos prepararnos y seleccionar nuevos cultivos para poder tener una reacciĆ³n rĆ”pida, en eso la biotecnologĆa nos va a ayudar y, mĆ”s aĆŗn, la genĆ³mica de plantas.
ĀæEstas herramientas harĆ”n mĆ”s fĆ”cil la producciĆ³n de alimentos?
Me parece que en 2050, cuando el planeta tenga mĆ”s de 9.000 millones de habitantes, el gran reto serĆ” alimentar a toda esa gente. Tenemos las herramientas, lo que necesitamos es voluntad polĆtica e inversiĆ³n en ciencia y tecnologĆa. La voluntad polĆtica se traduce en buena gobernanza, democratizaciĆ³n, distribuciĆ³n equitativa del producto, y en sacar a la gente de la pobreza, que es lo mismo que sacarla del hambre.
ĀæQuĆ© dirĆa usted a los que fomentan la leyenda negra de los transgĆ©nicos?
Lo mismo que decĆa cuando empecĆ© a escribir libros en los 70: uno puede discrepar y criticar, pero no se debe asustar a la gente con tonterĆas sin base cientĆfica. Hablemos de hechos, de ciencia, con conocimiento de causa. Si dicen que un maĆz transgĆ©nico daƱa al medioambiente, que lo demuestren, y, por supuesto, los cientĆficos tendrĆ”n que investigar y comprobarlo, porque es su deber. DespuĆ©s los polĆticos aceptarĆ”n o no los resultados y eso ya es un problema sociolĆ³gico. En Europa ningĆŗn paĆs salvo EspaƱa cultiva ningĆŗn transgĆ©nico. Yo creo que se equivocan.
Por Ćŗltimo, ĀæcĆ³mo ve usted la ciencia espaƱola en este Ć”mbito?
Muy buena, ha dado pasos extraordinarios. Desde que en 1986 EspaƱa entrĆ³ en la UE se han creado laboratorios y grupos que estĆ”n entre los mejores, tanto en investigaciĆ³n bĆ”sica como en innovaciĆ³n. AdemĆ”s, colaboran con laboratorios europeos y tambiĆ©n muy activamente con AmĆ©rica Latina y el sur del MediterrĆ”neo, porque EspaƱa no se ha olvidado de sus raĆces Ć”rabes y su conexiĆ³n con LatinoamĆ©rica. Espero que un dĆa EspaƱa pueda demostrar a los demĆ”s paĆses europeos que han perdido una gran oportunidad y van a tener que pagar la biotecnologĆa de plantas muy cara a paĆses como Estados Unidos, porque no han cogido el tren en el buen momento. Los paĆses en desarrollo lo estĆ”n haciendo bien y eso me hace muy feliz porque es a los que he dedicado mi trabajo.