Su objetivo es comprobar si el manejo de los pacientes con sospecha de ictus es el correcto, para detectar posibles retrasos en su atenciĆ³n y corregirlos en una segunda fase.
El Hospital Universitario RamĆ³n y Cajal, junto con siete centros hospitalarios pĆŗblicos mĆ”s (Hospital Universitario La Paz, Hospital Virgen del RocĆo de Sevilla, Hospital Vall HebrĆ³n de Barcelona, Hospital TrĆas y Pujol de Barcelona, Hospital La Fe de Valencia, Hospital Navarra y Hospital ClĆnico Santiago de Galicia), ha presentado esta semana el proyecto Quick.
Su objetivo es comprobar si el manejo de los pacientes con sospecha de ictus es el correcto, para detectar posibles retrasos en su atenciĆ³n y corregirlos en una segunda fase.
AsĆ, cada centro reclutarĆ” durante un perĆodo de dos meses a 25 pacientes que acudan o sean trasladados al hospital con ‘cĆ³digo ictus’ activo. Los mĆ©dicos medirĆ”n el intervalo de tiempo en el trato del paciente en cada paso de un ictus e identificarĆ”n las Ć”reas de mejora de todo el proceso de gestiĆ³n.
SegĆŗn ha declarado Jaime MasjuĆ”n, coordinador del proyecto y de la unidad de ictus del Hospital Universitario RamĆ³n y Cajal, “cada minuto que pasa desde que se produce un ictus corre en contra del pronĆ³stico del paciente. Quick intentarĆ” reducir los tiempos desde que el paciente acude al hospital minimizando al mĆ”ximo sus secuelas”.
Por su parte, Jaime GĆ”llego, coordinador del grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad EspaƱola de NeurologĆa, ha afirmado que “el ictus es la causa mĆ”s frecuente de ingreso y de prolongaciĆ³n de estancia hospitalaria en los servicios de NeurologĆa. Es necesario acelerar todos los procedimientos para que el paciente reciba su tratamiento en el menor tiempo posible”.
Se estima que mĆ”s del 70% de las personas que sufren un ictus isquĆ©mico no reciben tratamiento temprano en las 4,5 horas siguientes al comienzo de los primeros sĆntomas, por no llegar dentro de este intervalo de tiempo a una unidad especializada de un hospital.
Para los expertos, esto se traduce en un aumento significativo de pacientes dependientes y discapacitados, con la consecuente disminuciĆ³n de la calidad de vida y el elevado gasto sociosanitario.
El impacto del ictus
En EspaƱa, el ictus es la segunda causa de muerte –la primera en mujeres– y afecta cada aƱo a mĆ”s de 130.000 personas, de las cuales 80.000 fallecen o quedan con alguna discapacidad.
Concretamente, la mortalidad por ictus isquĆ©mico (8 de cada 9 ictus son de este tipo) es del 15% de los pacientes en los primeros 30 dĆas y del 33% de los pacientes al cabo de un aƱo sino son tratados especĆficamente. Sin embargo, los mĆ©dicos inciden en que lo mĆ”s importante son las secuelas que producen.
Desde el punto de vista econĆ³mico, los costes sanitarios en el primer aƱo tras el diagnĆ³stico de un ictus son muy elevados debido al ingreso hospitalario y a la rehabilitaciĆ³n, y estĆ”n relacionados con la duraciĆ³n de la estancia hospitalaria del paciente.
Un paciente que sufre un ictus y queda dependiente cuesta al Estado entre 20.000 y 30.000€ el primer aƱo. Concretamente, el ictus consume entre el 3% y el 4% del gasto sanitario en los paĆses de rentas elevadas, distribuyĆ©ndose el 76% de los costes directos en el primer aƱo.