En el terreno de la alimentación, esta recuperación de compuestos bioactivos de los desechos de la uva aporta productos funcionales con poder antioxidante y fibra.
ainia centro tecnológico ha desarrollado un estudio que demuestra que la uva puede servir para la creación de productos alimenticios, cosméticos y farmacéuticos. La reutilización de los desechos de la industria vitivinícola se convierte en una alternativa viable para abrir nuevas líneas de negocio en la las bodegas, ya que, según datos de la Organización Internacional del Vino (OIV), 100 kilos de uva generan unos 25 kilos de desechos. Todo esto se traduce en que el procesado de la uva genera un 20% de residuos sólidos.
En el terreno de la alimentación, esta recuperación de compuestos bioactivos de los desechos de la uva aporta productos funcionales con poder antioxidante y fibra. Para el sector farmacéutico, cápsulas para prevenir problemas de circulación o como antiinflamatorio, mientras que en cosmética se avanza para la prevención del envejecimiento cutáneo, fotoprotectores, antimanchas solares o cremas antiarrugas.
Las tres vidas de la uva han abierto todo un campo de posibilidades, algo que al mismo tiempo abre para la investigación nuevos horizontes. “También estamos estudiando cómo los olivos o los tomates pueden generar productos de otra índole para la sociedad”, declara a este medio José García, director de I+D de ainia. Y es que la revalorización de los subproductos derivados del vino surge de la necesidad de la industria vitivinícola de encontrar una alternativa viable que otorgue, a los residuos procedentes de la uva, una segunda oportunidad.
A través del Digestor in Vitro, aparato digestivo artificial de ainia que reproduce las condiciones naturales del proceso de digestión gastrointestinal de los alimentos, “se han obtenido excelentes resultados” en el estudio de la interacción de los polifenoles con la microbiota del colon. García apunta la importancia de “certificar con base científica la viabilidad de los productos”.
Una investigación que plantea un beneficio a corto plazo para las empresas al ahorrar costes de su eliminación, pero también tiene un gran potencial a medio y largo plazo, con el desarrollo tecnológico de nuevos productos y con su aplicación a una gran variedad de sectores. Valor añadido, diferenciación de producto respecto a la competencia y la entrada en el sector de mercado con productos saludables son algunas de las ventajas de la utilización de sobrantes de la uva.
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