“La alimentación, la ropa y la energía son parte de la vida cotidiana y ante el imparable crecimiento de la población, las tecnologías verdes se aplican a ellas, de forma de innovar ahorrando la emisión de gases, la generación de residuos, el uso de la tierra y bregando por proteger al Medio Ambiente.”
Ropa que crece
La moda rápida hace que muchas prendas acaben en algún rincón de los armarios, a veces sin estrenar, pero esta tendencia no es nada en comparación con la ropa de los niños. En promedio, los padres gastan más de 2500€ en ropa, antes de que un niño alcance la edad de tres. Pero un nuevo tejido podría permitir que la ropa crezca, al mismo tiempo que lo hacen los niños.

La innovadora línea de ropa para niños de Ryan Yasin hecha de tela plisada ha ganado uno de los premios James Dyson. El tejido es capaz de expandirse, a medida que los niños crecen. Los antecedentes de Yasin en ingeniería aeronáutica, le llevaron a la creación de un nuevo material llamado auxetics.
La tela se expande en todas direcciones, al tiempo se engrosa y está inspirada en los procesos utilizados en los procedimientos de implantes biomédicos. Yasin dice que está en tratativas con varios minoristas del Reino Unido, que están interesados en comercializar sus productos.

Polvo de hojas
En China, las hojas caídas de los árboles del fénix que abundan en ese país, generalmente se queman. Sin embargo, nuevas investigaciones de científicos estadounidenses y chinos han encontrado un uso alternativo a dichas estas hojas muertas, con las que se podría crear un sistema de almacenamiento de energía, que resulta tres veces más eficaz, que los super capacitores de grafeno de alta gama.

Las cualidades específicas de las hojas del árbol del fénix, permiten el almacenamiento de una carga de 367 Faraday/gramo, más de tres veces superior a la de los super capacitores tradicionales. El equipo de investigación mezcló hojas muertas con residuos vegetales y agrícolas, hasta encontrar la materia prima ideal.
El proceso de deriva de moler las hojas y residuos, para luego calentar el polvo durante 12 horas a más de 200 grados. El material resultante se trata con hidróxido de potasio y se vuelve a calentar. Durante el proceso, la superficie de las microesferas que componen el polvo tratado, comienza a erosionarse y se crean poros, aumentando el espacio de contacto y, por tanto, su capacidad de almacenamiento energético.

Minicultivos de algas
En la feria de arte CHART, recientemente celebrada en Copenhague la capital danesa, se presentó la Algae Dome, una tecnología verde que pretende demostrar que es posible, crear alimentos con altos contenidos proteicos, con poca agua y calor y casi sin tierra.

La empresa SPACE10, es la creadora de esta pequeña cúpula transportable y alimentada con energía solar, que actúa como una mini granja donde cultivar microalgas. Además, el sistema es capaz de liberar oxígeno y de absorber CO2, puesto que las algas son fotosintéticas.
El edificio de 4m de altura, creó durante los 3 días que duró la feria, 450 litros de microalgas con los que se prepararon chips altamente proteicos para deleite del paladar de los visitantes. Las microalgas pueden contener dos veces la cantidad de proteínas que las carnes rojas y es uno de los cultivos de más rápido crecimiento y más versátiles, que existen.





















