“Los edificios verdes, los vehículos eléctricos y la defensa y protección de la biodiversidad, son algunas de las aplicaciones de las tecnologías verdes, que se emplean en todo el mundo, para intentar paliar los daños medioambientales y crear un futuro más limpio, para las generaciones venideras.”
Lapas salvadoras
La clave para que un ecosistema sea próspero es garantizar su equilibrio. Un grupo de investigadores han observado que, cierto tipo de lapas que habitan en terrenos rocosos bajo el agua, consumen las esporas de algunas algas y de esa forma, impiden que una planta domine al resto del ecosistema, proporcionando calidad de vida a toda la biota.
El estudio, que fue recientemente publicado en la revista Science Advances, explica que, especialmente en las épocas estivales, las algas marinas, estrellas de mar, los percebes y otras criaturas son capaces de sobrevivir a las altas temperaturas, solo si las mencionadas lapas están presentes.
Comprobaron que, en ausencia de estos gasterópodos específicos, el ecosistema se desequilibra y sufre graves daños. Los científicos esperan que este descubrimiento les permita una amplia gama de aplicaciones, que serían de gran ayuda para conservar la biodiversidad, a pesar del aumento de la temperatura.
Tren eléctrico inteligente
Es bien sabido, que existe un gran impulso para que los coches eléctricos sustituyan a los que emplean combustibles fósiles, pero también es evidente, que hay otros sectores del transporte que necesitan llevar a cabo un proceso de descarbonización, de forma urgente. Pensando en ello, la Corporación CRRC ha presentado un tren autónomo y 100% eléctrico, que recorre pistas virtuales.
El vehículo ya está en funcionamiento y su trayecto incluye cierto número de calles de la ciudad china de Zhuzhou, en la provincia de Hunan. El Autódromo Ferroviario de Tránsito Rápido puede transportar hasta 300 pasajeros, a una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora.
Cada extremo del tren (que tiene unos 30 metros de largo) posee su propio centro de conducción, por lo que es innecesario que éste dé la vuelta cuando llega a su destino; una vez que completa un recorrido, se limita a recargar sus baterías, volver sobre sus huellas y comenzar el siguiente.
Pero la tecnología verde más sorprendente son sus sensores. El tren emplea llantas de goma en vez de las tradicionales ruedas de acero y corre sobre patrones específicos que están pintados en las calles.
Los sensores recogen la información de dichos patrones y le dan al tren las pautas para viajar de un extremo al otro del recorrido. Según sus creadores, la autonomía del tren tras una carga de 10 minutos es de 25 kilómetros.
Madera si, hormigón no
La madera laminada cruzada tiene una huella de carbono menor que la tradicional y su tiempo de manufactura es muy rápido, si se lo compara con los métodos que se emplean hasta ahora, en la construcción.
La firma británica de arquitectura Waugh Thistleton ha anunciado recientemente, que el edificio verde más grande del mundo que emplea este tipo de madera, ya está terminado. Es un complejo de apartamentos emplazado en Dalston, Londres, que tiene 10 plantas y más de 33 metros de altura.
El revestimiento exterior es de ladrillo y gracias al uso de la madera laminada cruzada, la estructura es cinco veces más liviana, que si se hubiese empleado hormigón en su lugar. Puesto que la huella de carbono de la madera es muy baja, el edificio será “cero carbono”, durante los primeros años de uso y evitará la emisión anual, de 2.600 toneladas de CO2.