Pedro Burruezo ha viajado recientemente a Bélgica, concretamente a Bruselas. Y allí ha percibido el amor que tienen muchos belgas e inmigrantes por la alimentación ecológica…
En Bélgica hay una notable concienciación por la alimentación ecológica. Lo he podido ver en estos días en que he ido a visitar a la familia que anda por aquellos lares.
Los establecimientos en los que se venden alimentos ecológicos están a la orden del día. Y, además, hay alimentos ecológicos en multitud de establecimientos que no están especialmente dedicados a este sector. En las casas también se ve esta concienciación, y se agradece.
En algunos barrios de Bruselas la población inmigrante es claramente mayoritaria. Puedes ver, con facilidad, mujeres con pañuelo u hombres marroquíes comprando en tiendas de productos ecológicos, cosa que es difícil ver aquí.
En Bruselas existe la oportunidad de comprar productos ecológicos a los agricultores locales. Los miércoles por la mañana, en la Place Ste. Catherine, según recogen las guías de la ciudad; y los miércoles, viernes y fines de semana, puedes comprar “bio” y local en el Atelier des Tanneurs.
Ambos sitios son típicos mercados de la vieja Bruselas que siguen fielmente la tradición ecológica desde hace años.
El partido político Ecolo tiene una cierta visibilidad. Tanto en Bruselas como en Valona, les apoya mucha gente desencantada de los partidos tradicionales.
Entre sus propuestas, Ecolo apuesta por una aceleración de la transición a una alimentación sostenible y ecológica. Para ello, propone “disminuir el IVA sobre los productos no transformados, locales y ecológicos. La reducción llegaría incluso al 0 % para los productos procedentes de la agricultura ecológica”, según “Sudpresse” y “La Libre Belgique”.
«La idea es favorecer la compra de productos buenos para nuestra salud y para el medio ambiente (…) Que la elección más sana sea la más accesible. Además, en una visión económica global, apostamos por un arraigo por nuestros territorios con unos productos de una calidad que no existe en todo el mundo», ha explicado Zakia Khattabi, una de sus cabezas más visibles.
Hay establecimientos como Healthy Attitude, en Molenbeek, el barrio con mayor presencia de inmigrantes, que tienen una clientela mixta, tanto de musulmanes como de no musulmanes.
Principalmente, mujeres (y familias), algunas con pañuelo y otras sin. Este público ya se preocupa por una alimentación sana, ecológica, sostenible, lo más local posible.
En España, esto no ha llegado aún. Sin duda, una de las sorpresas más bonitas que me he llevado en mi visita…
- En las imágenes, encontraréis diferentes establecimientos de Bruselas en los que se pueden adquirir alimentos “bio”.
Autor: Pedro Burruezo
Fuente e imágenes: Asociación Vida Sana