La crisis climática ha aumentado la temperatura media mundial y lleva a que se registren más a menudo temperaturas extremas, como las que se alcanzan en las olas de calor. este fenómeno está directamente relacionado con el cambio climático y con el calentamiento global que está sufriendo nuestro planeta por las acciones antropogénicas.
Crisis climática y sus consecuencias
La subida de las temperaturas provocada por la crisis climática, puede aumentar la mortalidad de todos los seres vivos, incluidos los humanos, reducir la productividad y ocasionar daños a las infraestructuras. Las consecuencias más graves recaen en las personas más vulnerables (por ejemplo, bebés y ancianos).
También se prevé que el aumento de las temperaturas cambie la distribución geográfica de las zonas climáticas. Son cambios que alteran la distribución y la abundancia de numerosas especies vegetales y animales que ya sufren la presión que supone la pérdida y la contaminación de sus hábitats.
Pero además, es probable que el aumento de las temperaturas influya en la fenología, esto es, en el comportamiento y los ciclos de vida de las especies animales y vegetales. Esto, a su vez, podría incrementar el número de plagas y especies invasoras, así como la incidencia de algunas enfermedades en otros seres como es el caso de las zoonosis que afectan a los humanos.
Al mismo tiempo, podría disminuir el rendimiento y la viabilidad de la agricultura y la ganadería, así como la capacidad de los ecosistemas de ofrecer importantes bienes y servicios (como el suministro de agua limpia y de aire fresco y limpio) lo que influiría directamente en la calidad y cantidad de recursos y en la soberanía alimentaria de cada nación del mundo.
Si esto fuera poco, las altas temperaturas consecuencia directa de la crisis climática, aumentan la evaporación del agua, lo que, unido a la falta de precipitaciones, aumenta el riesgo de sequías graves. Esto provoca que la desertificación de ciertas zonas se agudice, que los suelos se degraden y que amplias áreas estén expuestas a sufrir incendios forestales.
Calentamiento global
Aunque las bajas temperaturas extremas (olas de frío y heladas) podrían ser menos frecuentes en Europa, el calentamiento global hace más imprevisibles los acontecimientos, lo que afecta a nuestra capacidad de responder con eficacia a la crisis climática a la que nos enfrentamos.
Debido al cambio climático, muchas regiones europeas ya hacen frente a sequías más frecuentes, graves y prolongadas. Una sequía es un déficit inhabitual y temporal del agua disponible debido a la falta de precipitaciones, combinada con una mayor evaporación ocasionada por las altas temperaturas. Es diferente de la escasez de agua, que es la falta estructural de agua dulce durante todo el año debido a un consumo excesivo.
Las sequías tienen a menudo efectos colaterales, por ejemplo, en las infraestructuras de transporte, la agricultura, la silvicultura, el agua y la biodiversidad. Las sequías hacen descender los niveles de agua en ríos y aguas subterráneas, frenan el crecimiento de árboles y cultivos, hacen aumentar las plagas y alimentan los incendios forestales.
Sequías
En Europa, los aproximadamente 9 000 millones de euros de pérdidas anuales debidas a la sequía se producen sobre todo en la agricultura, el sector energético y el abastecimiento público de agua. Son cada vez más frecuentes en Europa las sequías extremas y también aumentan los daños que ocasionan. Todo ello por causa de la crisis climática mundial.
Si la temperatura media mundial aumenta 3 °C, se prevé que las sequías sean dos veces más frecuentes y las pérdidas anuales absolutas en Europa asciendan a 40 000 millones de euros al año, lo que afectará con mayor gravedad a las regiones del Mediterráneo y el Atlántico.
Incendios forestales
A causa de la crisis climática, habrá una mayor gravedad y frecuencia de las sequías, lo que aumentará la duración y gravedad de las temporadas de incendios forestales, sobre todo en ciertos lugares, como la región mediterránea. Además, el cambio climático extiende las zonas en riesgo de incendio forestal. Regiones que hoy en día no son propensas a los incendios podrían llegar a ser zonas de riesgo.