Brasil ha sacudido la COP30 con la presentación de un borrador que, según delegados y observadores, podría marcar un giro histórico en la política climática internacional. El documento propone triplicar la financiación climática destinada a países en desarrollo y, por primera vez en una COP, abre la puerta explícita a un calendario negociado para el fin progresivo de los combustibles fósiles.
Este planteamiento, audaz y controvertido, ha generado una oleada de reacciones en los pasillos de la conferencia. Y es que el borrador parte de un diagnóstico contundente: los compromisos actuales no bastan para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C y las naciones más vulnerables se encuentran en una situación de endeudamiento y fragilidad que hace imposible una transición justa sin apoyo financiero masivo.
Brasil propone que los países desarrollados y las economías con altas emisiones incrementen de forma significativa sus aportes, canalizando recursos hacia adaptación, mitigación y la protección de bosques tropicales. El texto también sugiere crear nuevos mecanismos de transparencia para garantizar que la financiación llegue realmente a comunidades y gobiernos locales.
La COP30 impulsa un borrador que propone triplicar la financiación climática pública
La Presidencia brasileña de la cumbre climática de la ONU (COP30) presentó este martes un primer borrador de texto en el que se plantea triplicar la financiación pública para acciones de adaptación al cambio climático y se menciona el desarrollo de «hojas de ruta» para superar los combustibles fósiles.
El documento, que sirve de base para las negociaciones que tendrán lugar a lo largo de la semana, propone, como una de las opciones, multiplicar por tres los recursos procedentes de «finanzas públicas» hacia 2030 o 2035 respecto a los niveles de 2025.
Brasil ha sacudido la COP30 con la presentación de un borrador que, según delegados y observadores, podría marcar un giro histórico en la política climática internacional.
Esta es una de las principales demandas de la sociedad civil y de los países en desarrollo porque los proyectos de adaptación, aquellos que buscan amortiguar las consecuencias del cambio climático, han recibido históricamente menos recursos que los de mitigación, aquellos que atacan las causas.
El texto pone el foco en la adaptación: la gran deuda histórica con el Sur Global
Además, la referencia a las finanzas públicas es clave para las naciones en desarrollo, que quieren evitar financiación privada en forma de préstamos con intereses elevados.
Los negociadores brasileños también proponen establecer un «programa de trabajo» de dos años para «deliberar» sobre la implementación de la meta de los 300.000 millones de dólares (unos 259.000 millones de euros) anuales a la que se comprometieron los países en la COP del año pasado y de la que los menos desarrollados se han quejado.
Por otro lado, el borrador aborda el nivel de ambición de los compromisos determinados a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), insuficiente para mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los 1,5 grados centígrados, desde los niveles preindustriales que se estableció en el Acuerdo de París.
Brasil propone la Hoja de Ruta de Belém para cerrar la brecha de ambición
En ese sentido, propone lanzar la llamada «Hoja de ruta de Belém hacia 1,5», con el objetivo de lidiar con la «brecha de implementación» y la «ambición» de los NDC.
Sobre los combustibles fósiles, el documento retoma el compromiso establecido hace dos años de una transición para dejarlos atrás y va un poco más allá, al sugerir la creación de una mesa redonda de alto nivel para «apoyar» a los países a desarrollar «hojas de ruta» para «superar progresivamente su dependencia» en los mismos.
La Presidencia brasileña ha colocado el tema de la hoja de ruta en el centro de las negociaciones, aunque ha dicho que las discusiones están en un «momento inicial» y que no es posible anticipar resultados, ante la oposición de algunos países dependientes de los hidrocarburos.
Para otro de los asuntos polémicos que trata el borrador, las medidas unilaterales de comercio, se propone establecer una «plataforma» para «examinar» la naturaleza de estas acciones y su impacto sobre las naciones en desarrollo.
Este tema hace referencia, principalmente, a las quejas referidas al Mecanismo de ajuste en frontera por carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea, que impone tasas adicionales a las importaciones contaminantes.
El documento propone triplicar la financiación climática destinada a países en desarrollo y, por primera vez en una COP, abre la puerta explícita a un calendario negociado para el fin progresivo de los combustibles fósiles.
Sin embargo, el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, rechazó el lunes tajantemente que el asunto se discuta en el marco de una medida unilateral de comercio.
Algunos países productores han reaccionado con cautela e incluso con resistencia, mientras que la Unión Europea y varias naciones insulares han celebrado la iniciativa como un paso imprescindible.
Con este movimiento, Brasil aspira a posicionarse como un mediador clave y un referente climático en el Sur global. El debate promete intensificarse en los próximos días, pues el borrador podría convertirse en el centro de gravedad político de la COP30 y definir el rumbo de la acción climática mundial en la próxima década. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE















