La organización ecologista ha criticado duramente los nuevos objetivos climáticos de la Unión Europea para 2040, asegurando que no se alinean con las recomendaciones científicas necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, el umbral fijado en el Acuerdo de París para evitar los peores impactos del cambio climático.
La propuesta presentada por la Comisión Europea —que plantea una reducción del 90 % de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990— es “insuficiente y complaciente”.
A su juicio, no contempla un calendario claro para el abandono de los combustibles fósiles ni un compromiso firme para eliminar las subvenciones a las industrias más contaminantes y por ello la organización advierte que, con estas medidas, Europa podría superar el límite de 1,5 °C antes de 2035.
Los objetivos climáticos de la UE no son como se esperaban
En respuesta al “Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025”, publicado por el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA), ecologistas denuncian que los objetivos climáticos acordados por la Unión Europea para 2035 y 2040 no harán más que aumentar la brecha de ambición climática a escala mundial.
Al día siguiente de la publicación de este informe, y tras una larga noche de negociaciones, las ministras y ministros de Medio Ambiente de la UE han acordado un objetivo de reducción de emisiones de 90 % para 2040 en comparación con los niveles de 1990.
Eso sí, permitiendo que hasta cinco puntos porcentuales se compensen con supuestos recortes de emisiones fuera de la UE, lo que rebajaría la ambición hasta el 85 % de reducción de emisiones.
El Consejo Asesor Científico Europeo de Cambio Climático de la UE había pedido una reducción de emisiones del 90-95 % para 2040 referido a reducciones internas, y no a recortes externalizados a otros países.
El estudio del PNUMA calcula que, dada la magnitud de los recortes necesarios, el poco tiempo disponible para llevarlos a cabo y el clima político actual, es muy probable que en la próxima década el aumento de la temperatura media mundial supere los 1,5 °C, al menos temporalmente.
Esto muestra la falta de ambición y lo insuficiente de las medidas aplicadas hasta ahora, e indica que son necesarias reducciones mayores y más rápidas de las emisiones, para superar el 1,5ºC lo menos posible.
Clamor ante el cambio climático
El PNUMA advierte que el mundo avanza hacia “un grave aumento de los riesgos y daños climáticos”, lo que resulta muy preocupante tras ver el impacto que el cambio climático está teniendo en España con consecuencias como la DANA de Valencia, las olas de calor y los incendios de este verano.
Greenpeace exige a los líderes mundiales que acuerden en la próxima Cumbre del Clima (COP30) un plan especial de respuesta climática global, ya que los objetivos actuales ponen en peligro el límite de 1,5 °C del Acuerdo de París a corto plazo:como demuestra el informe del PNUMA, se prevé que la temperatura global aumente entre 2,3 y 2,5 °C por encima de la era preindustrial, incluso si se cumplieran los objetivos actuales.
Queda más por hacer en la reducción de emisiones
Jasper Inventor, subdirector de programas de Greenpeace Internacional ha declarado: “El que vayamos a superar el 1,5 °C deben ser una llamada a la acción, porque los planes de acción climática para 2035 presentados a lo largo de este año no han logrado salvar la diferencia entre los objetivos y la realidad».
«Contamos con las soluciones, pero las emisiones siguen aumentando y la transición para abandonar los combustibles fósiles avanza demasiado lenta. Es hora de que los países del G20, sobre todo los del norte global, tomen las riendas y lideren realmente la transición, empezando por la COP30, donde se debe acordar un plan de respuesta global para acelerar la acción”.
El Consejo Asesor Científico Europeo de Cambio Climático de la UE había pedido una reducción de emisiones del 90-95 % para 2040 referido a reducciones internas, y no a recortes externalizados a otros países.
El acuerdo contempla también que la Comisión Europea pueda reabrir y suavizar el objetivo climático en caso de que los precios de la energía sean muy elevados, se perciba un impacto económico negativo o se produzcan avances tecnológicos.
Esa es solo una de las muchas concesiones realizadas para conseguir el apoyo de todos los Estados miembros entre las que ahora también se incluyen un retraso en la entrada en vigor del ETS2 (el mercado de carbono para las emisiones procedentes de la calefacción y el transporte).
También la ampliación de los derechos de emisión gratuitos para las industrias pesadas en el marco del ETS (el mercado de carbono original) y exenciones para los combustibles bajos en carbono en el marco de la eliminación gradual de los motores de combustión interna.
Thomas Gelin ha declarado: “Reducir las emisiones en un 90 % no es suficiente para que la UE contribuya de manera justa a la acción climática mundial, pero al menos con un acuerdo transparente, la diferencia entre lo aprobado y lo necesario sería evidente».
«La posibilidad de poder contabilizar reducciones de emisiones en países de fuera de la Unión Europea significa que el compromiso real de la UE es mucho menor. Ese compromiso es todavía menor con otra cláusula que permite revisar y reducir el objetivo cada dos años».
«Es como prometer correr una maratón entrenando solo 10 km, coger el autobús para recorrer el último kilómetro y reservarse el derecho de quedarse en casa si llueve«.
«Las advertencias de los estudios científicos sobre los puntos de inflexión climáticos, las muertes por olas de calor, las pérdidas de cosechas y el caos económico son cada vez más graves: una acción climática a medias es profundamente irresponsable y significará que más personas perderán sus vidas, sus hogares y sus medios de subsistencia”.
El gobierno español ha defendido una de las posturas más ambiciosas en estas negociaciones de la Unión Europea.
«Mantener un perfil propio de mayor liderazgo que no claudique al retardismo es fundamental para el éxito en la COP 30 y la legitimidad frente a la comunidad internacional. La ciudadanía española exige y se beneficiará de una acción climática más ambiciosa, por lo que el gobierno debe llegar a Belém con los deberes hechos y con el compromiso de aumentar significativamente los objetivos climáticos actuales».
El turno de asumir el liderazgo climático por parte de España
«España puede y debe marcar su objetivo climático de acuerdo al presupuesto de carbono, tal como indican los estudios científicos y las resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Internacional de Justicia”.
Las prolongadas discusiones entre los gobiernos de la UE han retrasado hasta hoy el anuncio del objetivo climático de la UE para 2035, que esta debía haber presentado a la ONU, en virtud del acuerdo climático de París, en febrero de este año, y llega muy tarde para la COP30, que comienza en Brasil el próximo lunes.
Los gobiernos no han logrado acordar un objetivo firme para 2035, sino que han mantenido el rango previamente acordado de entre un 66,25 % y un 72,5 % de reducción de emisiones, cuyo límite superior es incompatible con una trayectoria creíble hacia la reducción del 90 % propuesta para cinco años más tarde, lo que socava la posición de la UE como líder climático en la COP30.
Una acción climática a medias es profundamente irresponsable y significará que más personas perderán sus vidas, sus hogares y sus medios de subsistencia”.
Un plan de acción climática (conocido como contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC por sus siglas en inglés) alineado con la trayectoria del 90 % debería haber sido de al menos un -77 %, lo que tampoco habría cumplido con las reducciones necesarias para evitar sobrepasar el 1,5ºC.
El pasado septiembre, Greenpeace pidió por carta al presidente Sánchez recuperar la ambición climática a nivel europeo y nacional con objetivos de reducción de emisiones alineados con la ciencia en los planes climáticos y con compromisos para la COP30.
Algunos de estos eran apoyar el fin de la deforestación en la Amazonia y los bosques tropicales, reforzar el papel decisivo de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales o un plan claro de abandono de los combustibles fósiles y de las subvenciones que los financian.
Piden más esfuerzos hacia la reducción de emisiones y el tope en 1,5 grados
Ecologistas también acusan a algunos gobiernos europeos de ceder ante la presión de los lobbies industriales, retrasando decisiones clave sobre transporte, agricultura y generación eléctrica. “No basta con promesas; necesitamos acciones inmediatas y valientes basadas en la ciencia”, declaró la organización en un comunicado.
Con esta denuncia, se busca presionar a la UE para que revise sus metas y adopte una hoja de ruta climática más ambiciosa, capaz de garantizar un futuro sostenible y proteger el límite de 1,5 °C que la ciencia considera vital. Seguir leyendo en: ECOticias.com
















