IMAGINE es un proyecto europeo en el que se incluye una campaña que tendrá varios protagonistas: la ría de Vigo, las mareas rojas y la subida de temperatura en el mar. Ellos formarán parte de esta iniciativa impulsada por el Centro de Investigación Mariña (CIM) de la Universidad de Vigo y el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL).
Durante este mes de julio, la ría de la ciudad gallega servirá como espacio in situ de investigación para estudiar los efectos que tienen las olas de calor en el mar, así como encontrar soluciones sostenibles que permitan rebajar el impacto de las mareas rojas.
Sin duda, una campaña de investigación única en aguas gallegas en la que participarán cerca de 40 expertos y científicos de todo el mundo con un objetivo medioambiental compartido.
¿Cómo afecta el calentamiento al mar? Investigadores buscarán la respuesta en la Ría de Vigo
La Ría de Vigo, en el noroeste de España, se erige este mes en el centro de la investigación europea de vanguardia sobre el calentamiento del mar y las mareas rojas, con una campaña científica internacional que lleva a cabo dos experimentos de especial relevancia en la Estación de Ciencias Mariñas de la isla de Toralla (ECIMAT).
La campaña, enmarcada en el proyecto europeo IMAGINE e impulsada por el Centro de Investigación Mariña (CIM) de la Universidad de Vigo y el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) -con sede en Heildelberg (Alemania)- aúna las condiciones casi únicas en el mundo de la estación de Toralla con la posibilidad de analizar directamente los resultados gracias a un laboratorio móvil de última generación trasladado a la isla.
Durante la presentación este lunes a los medios del proyecto -denominado Cellbloom-, el investigador principal del grupo de Oceanografía Biológica de la Universidad de Vigo, Emilio Fernández, ha destacado que esta campaña -en la que trabajan cerca de 40 científicos internacionales- «genera una especial sinergia entre las capacidades» del CIM y del EMBL.
¿Qué experimentos se llevarán a cabo?
El primer experimento consiste en estudiar los efectos en el mar de las olas de calor, que están aumentando en los últimos años, especialmente en los organismos microscópicos más pequeños: las poblaciones microbianas de la ría. «El agua del mar, a diferencia de la tierra, se está moviendo continuamente y seguirla es muy difícil. Por eso hacemos una investigación en mesocosmos, volúmenes grandes de agua que reproducen las condiciones marinas al aire libre», ha explicado Fernández.
Para la investigación, un barco toma el agua del mar y la introduce con unas mangueras directamente en la estación donde se llenan seis bolsas de 1.500 litros de agua cada una. Tres de las bolsas se dejan como están y a las otras tres se le colocan unos calentadores que elevan la temperatura del agua en 3 grados centígrados. Hasta final de mes, los investigadores tomarán muestras y analizarán, con la ayuda del laboratorio móvil, todos los componentes, desde los virus hasta las bacterias, el fitoplancton y cualquier organismo de tamaño microscópico para entender cómo responde la ría ante una ola de calor.
La segunda investigación se centra en las mareas rojas, formadas por microalgas tóxicas que tienen un efecto especialmente nocivo sobre los moluscos bivalvos como los mejillones y otros productos de la acuicultura. Los científicos del CIM han descubierto en experimentos de cultivo en los últimos años que una planta que vive en la ría, la Zostera, es capaz de bloquear el crecimiento de algunas especies de las mareas rojas. El objetivo del experimento es probar en el medio natural este efecto beneficioso de esa planta.
Para ello, un barco recoge estos días agua cerca de Baiona (Pontevedra) donde hay células potencialmente generadoras de las microalgas que causan las mareas rojas, y la lleva al ECIMAT donde se introduce a su vez en tres contenedores sin nada y en otros con productos liberados de la Zostera, cuyos microorganismos son analizados también en tiempo real en el laboratorio.
Este experimento permite explorar posibles soluciones naturales y sostenibles para mitigar el impacto de las mareas rojas, contribuyendo a la conservación de los ecosistemas y al desarrollo de estrategias basadas en la biotecnología azul.
El centro de Toralla casi único a nivel mundial
El director del Laboratorio Móvil Avanzado del EMBL, Niko Leisch, ha contado que es «la primera vez» que este equipo de última generación -el único en Europa que se dedica a investigar microorganismos- trabaja en mesocosmos, que es «la aproximación experimental más cercana que tenemos a investigar en el medio marino». José González, responsable de la Unidad de Oceanografía del CIM, ha apuntado que la estación de Toralla es el único centro de mesocosmos de la Península Ibérica y el único en Europa que trabaja en la costa atlántica en una zona de afloramiento. EFE / ECOticias.com