Último informe de la UE sobre alimentación. Ante la realidad de que la crisis climática y el calentamiento global han llegado para quedarse, es fundamental llevar a cabo una remodelación de nuestros sistemas alimentarios. Por el bien del planeta, del nuestro y del resto de los seres vivos. A nivel personal, resulta imprescindible cambiar el enfoque y optar por dietas más saludables, con un componente vegetal ampliamente mayoritario.
El nuevo informe de la Comisión Europea es una publicación que podría servir de inspiración a muchos agentes políticos porque aún queda mucho por hacer, si queremos que nuestros sistemas alimentarios sean más sostenibles y seguros. Y que no conlleve o implique ningún tipo de maltrato animal.
Pero para crear realmente sistemas alimentarios sólidos basados en estos principios aún hay algunas áreas que necesitan más atención por parte de la Comisión. Todavía hay mucho por cambiar y mucho trabajo por hacer. Lo que si es importante es reconocer que vamos por el buen camino.
Cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria
El informe enfatiza que el suelo, el agua, la biodiversidad y el aire son requisitos básicos para la producción de alimentos. Y que estos están siendo amenazados actualmente por factores biofísicos y ambientales. Los peligros del cambio climático ya no son una posibilidad, sino una realidad tangible. Y todo ello está dejando una gran huella en la tierra y afectando la forma de trabajarla.
Este informe destaca que el modelo actual de agricultura intensiva no es el mejor. No solo requiere de un alto aporte de insumos y consume ingentes recursos (energía, agua, etc.) sino que depende en gran medida de los pesticidas químicos. Esto representa una amenaza para la seguridad alimentaria a mediano plazo, porque implica:
- Pérdida de biodiversidad
- Probable aumento de plagas
- Deterioro de la salud del suelo
- Pérdida de polinizadores, que son esenciales para la producción agrícola.
La conexión no podría ser más evidente. La agricultura industrial está teniendo un impacto negativo en el planeta. Pero, además, es una amenaza real para los pilares más básicos de nuestros sistemas alimentarios. Y esto está muy claro desde el momento en que se reconoce que afecta a nuestra capacidad para producir alimentos.
Por tanto, es obvio que a menos que cambiemos el tejido de la producción agrícola, nuestros sistemas alimentarios seguirán sufriendo. Y podrían acabar colapsando. Lo que haría que la soberanía alimentaria de toda Europa se tambalease. Algo que parece impensable, pero que según las conclusiones del estudio debería preocuparnos muy seriamente a todos. Último informe de la UE sobre alimentación.