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viernes, septiembre 29, 2023

Veámoslo en positivo: ‘El cambio climático puede ser una gran oportunidad’

A Blessing in disguise es una expresión habitual en la lengua inglesa que traducida literalmente suena extraña (una bendición disfrazada) pero tiene un significado que aplica a numerosas situaciones de la vida humana. Se refiere a que una desgracia o problema grave pueden ocultar alguna bondad o beneficio.

Naomi Klein (Montreal, 1970) visitó Barcelona el 27 de marzo para presentar su último libro This Changes Everything: Capialism Vs. The Climate (Esto lo cambia todo. El capitalismo vs el clima). Klein aprovechó una rueda de prensa y también una multitudinaria conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea para rechazar de plano las habituales tesis derrotistas de los medios de comunicación sobre la pobre respuesta al cambio climático. Klein ve el cambio climático como una gran oportunidad para sustituir el actual modelo energético y a la vez el pensamiento político hegemónico en todo el mundo durante los últimos 30 años: el neoliberalismo.
A Blessing in disguise es una expresión habitual en la lengua inglesa que traducida literalmente suena extraña (una bendición disfrazada) pero tiene un significado que aplica a numerosas situaciones de la vida humana. Se refiere a que una desgracia o problema grave pueden ocultar alguna bondad o beneficio. Este sería para Naomi Klein el caso del cambio climático. Según la autora, algunos de los escenarios previstos por los científicos suponen «un acicate sin precedentes» para transformar nuestra forma de estar en el mundo y de actuar, ya que «la alternativa no es viable». Klein cree que estamos ante la mayor amenaza que ha afrontado la humanidad, el destino de la vida sobre la Tierra, «y no hay un planeta B».

Por una democracia energética y contra la austeridad. Destruyendo mitos
El primer aspecto de la lucha es el discurso. El neoliberalismo hegemónico sostiene la idea de que no hay alternativa a una economía basada en los combustibles fósiles. Naomi Klein lo niega rotundamente y además recuerda un gran número de ejemplos que demuestran lo contrario. «En Alemania, en cientos de ciudades, hay un movimiento popular que podemos llamar democracia energética, porque se expresa votando a cada elección, y propugna recuperar el control de las redes eléctricas y sacarlo de las manos de las grandes corporaciones «, explica.

Otro mito es que la austeridad sea el único camino posible para Europa. En este sentido, y volviendo a Alemania, Naomi Klein, señala que «es irónico que desde este país se recete una austeridad que va en contra del cambio de modelo energético ya que si los gobiernos no pueden invertir será difícil conseguir este objetivo» . Esto hace que ejecutivos como el español vayan en dirección contraria después de años de situarse en el buen camino: «ahora los consumidores españoles que optan por paneles solares están penalizados porque las grandes empresas los ven como competidores y han influido en el gobierno que además sigue las directrices de contención en el gasto». Aunque prescribe austeridad a los demás gobiernos del sur de Europa, el gobierno alemán es, paradójicamente, el que lo está haciendo mejor de cara a la transición energética. Esto lleva a Klein a utilizar la ironía para decir que en el próximo encuentro entre Tsipras y Merkel, el líder griego le tendrá que decir a la dirigente alemana «queremos dejar de hacer lo que tú nos dices y empezar a imitar lo que tú haces» .

Hacia una nueva lógica económica
Otra de las tesis principales de Esto lo cambia todo es que en las últimas décadas el capitalismo neoliberal ha entrado en choque directo con lo que necesitamos hacer para combatir el cambio climático. Klein pone entonces una cuestión urgente sobre la mesa: «hay que encontrar la manera de poner límites a la actividad de las grandes corporaciones multinacionales, es necesario que los beneficios que obtienen paguen más impuestos, que deberán servir para afrontar los costes de la transición hacia una economía descarbonizada, y hay que librarse de la privatización de los sistemas de transporte público y de gestión de la energía«.

La lógica de que hay un crecimiento indefinido sigue están en el centro de la economía capitalista como si el concepto de sostenibilidad no existiera. Ante esta constatación, la autora canadiense pide una lógica diferente para la nueva economía, que debería ser «deliberativa y estratégica» y ponerse como objetivo «no este crecimiento ciego que hay hoy en día, sino el bienestar de las personas «. Pero para conseguir esto Klein recuerda que «necesitamos unas condiciones climáticas estables». De esta manera, el futuro económico, el social y el climático presentan una vinculación indisoluble.

El decrecimiento no es adecuado
Preguntada por Sostenible sobre el hecho de que a menudo utilice la expresión decrecimiento, Naomi Klein ha querido aclarar que comparte algunos de los presupuestos de este movimiento que ha sido impulsado especialmente desde Francia. Sin embargo también ha dicho que «el decrecimiento no es el concepto más adecuado para llevar a cabo la transición económica y energética«.

Por el contrario, si es necesario reducir las emisiones de carbono para evitar que la temperatura del planeta suba más de 2 grados de media, esto pide inversiones y por tanto un crecimiento notable en determinados sectores. De nuevo, Klein cita en Alemania «que ha logrado crear más de 400.000 puestos de trabajo en el ámbito de las renovables y esta es la solución». Más datos van a favor. Está establecido que una inversión en renovables genera entre 6 y 8 veces más puestos de trabajo que la misma inversión en combustibles fósiles, destaca la autora de Esto lo cambia todo. «Necesitamos invertir en la economía de bajo carbono, no sólo por la cuestión climática, sino porque las sociedades que lo hacen están creando más bienestar», concluye.

Independencia y transición energética
Klein conoce perfectamente el proceso soberanista catalán. A pesar de ser una quebequense anglófona, en alguna ocasión se ha posicionado a favor de la independencia de la provincia. Se define en este sentido como «defensora de la autodeterminación porque creo en la democracia». Sostiene que en varios países las regiones que han querido iniciar procesos de transición energética han visto cortado este impulso por la actitud contraria de los gobiernos centrales.

De todos modos si bien la independencia -como fenómeno general- puede abrir la puerta a una política mejor en este sentido, no hay ninguna garantía de que siempre sea así. «Pensamos en el movimiento independentista de Groenlandia que para pagar el nuevo estado contempla muy seriamente la perforación del Ártico en busca de petróleo», señala.

El ejemplo danés
Groenlandia contempla su independencia de Dinamarca, pero precisamente este último país se sitúa a la vanguardia del modelo que Naomi Klein reclama para la transición energética. «Son los primeros del mundo que se implicaron seriamente en el cambio hacia las renovables y hoy el 40% de su energía viene de la eólica». Pese a defender en todo momento la propiedad pública, Klein introduce matices importantes que la alejan de cualquier dogmatismo. Cree que la propiedad por sí sola no significa nada mientras no vaya acompañada de una política en una determinada dirección y con un amplio apoyo popular. De hecho, recuerda que muchas empresas estatales generan emisiones causantes del cambio climático.

Siguiendo la misma línea antidogmática, indica que la propiedad privada responsable también es un camino, y cita el caso de la compañía californiana Sungevity como un ejemplo «para que basa su modelo de negocio en el alquiler de paneles solares y eso los pone a la alcance de las economías más modestas «. Klein defiende cualquier modelo que sea útil a los objetivos de detener la subida de las temperaturas y en especial el del cooperativismo: «que es lo que ha facilitado las cosas en Dinamarca». Añade que todo el mundo se multiplican las iniciativas para poner las decisiones más cerca de la gente y más lejos de los intereses de una minoría, y cita entonces el ejemplo catalán de Som Energía.

Fuerzas en combate
Klein reconoce la fuerza del negacionismo y del relativismo (una de las citas iniciales del libro es la de la ultraconservadora estadounidense Sarah Palin que dijo en 2011. «Me encanta el olor de las emisiones») Sin embargo anima a sus auditorios, como los cientos de personas que la fueron a escuchar el CCCB de Barcelona, ​​a promover el activismo: «hay que construir coaliciones y movimientos antiausteritat, unir a los movimientos que trabajan contra el cambio climático para provocar una modificación en el rumbo de las políticas». Contrapone el poder de una de las familias más ricas de EEUU gracias al petróleo «que entrará en la próxima campaña electoral estadounidense con 1.000 millones de dólares» a las movilizaciones que se están desarrollando en todo el planeta por una economía del bien común que es capaz de fundir las reivindicaciones sociales y ambientales en una sola.

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