Tras el descubrimiento de esta extraña forma de energía con vida en la zona más oscura del Ártico, esta región del mundo ha empezado a expulsar CO2. Este dato es una mala noticia para el mundo, dado que históricamente la tundra ártica ha sido un sumidero natural de carbono durante milenios.
Capturaba y almacenaba carbono en su permafrost, una capa de suelo que permanecía congelada durante todo el año. El suelo congelado atrapa la materia orgánica, imposibilitando que esta se descomponga y libere carbono a la atmósfera.
Según registra El Tiempo, se estima que el Océano Ártico absorbía hasta 180 millones de toneladas métricas de carbono al año. Una cifra que representa tres veces lo que la ciudad de Nueva York emite anualmente. Con este número como premisa, las aguas frías del Ártico se vieron durante un tiempo como uno de los sumideros de carbono críticos del planeta.
Bajo estas circunstancias, la tundra del Ártico ha sido un importante sumidero de carbono, aunque también ha liberado carbono a la atmósfera (en menor cantidad de la almacenada). Sin embargo, después de retener dióxido de carbono en su suelo congelado durante milenios, hoy ese escenario ha cambiado conforme el planeta se ha ido calentando. Se han registrado más incendios y más fundiciones de hielo. Esto ha llevado a que estudios recientes aseguren que, actualmente, la tundra del Ártico ahora emite más carbono del que absorbe.
El Ártico cambia su comportamiento: emite más CO2 del que absorbe
Un grupo de científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) han certificado un drástico cambio en el Ártico que puede afectar al clima global.
La tundra ártica ha empezado a difundir gases de efecto invernadero a la atmósfera, liberados por los habituales incendios forestales y el incremento de las temperaturas. Esta situación se traduce en el hecho de que el Ártico ha pasado a ser una fuente más de dióxido de carbono por primera vez en la historia.
“Nuestras observaciones muestran que la tundra ártica, que está experimentando un calentamiento y un aumento de los incendios forestales, ahora está emitiendo más carbono del que almacena, lo que empeorará el impacto del cambio climático”, aportó Rick Spinrad, administrador de la NOAA.
Concretamente, el análisis está basado en observaciones del promedio de las emisiones recopiladas entre 2001 y 2020. Por ahora, los científicos no saben definir si esta modificación será permanente o no.
“Definitivamente hay variabilidad interanual”, expresó Brendan Rogers, coautor del informe, en una conferencia de prensa, registra AFP. Aunque los bosques boreales más al sur todavía actúan como sumideros de carbono, las áreas del norte son un foco grave de preocupación: “Lo que estoy informando aquí es la condición promedio que hemos visto durante un período de 20 años”.
Lo que pasa en el Ártico nos afecta a todos: esto es lo que está sucediendo en la Tierra
Hasta ahora, el Ártico ha tenido un papel vital en el clima global. Había demostrado ser capaz de ‘suavizar’ el incremento global de las temperaturas con su capacidad para almacenar dióxido de carbono en el suelo helado. Ahora hay un problema.
Su balance global actual va en sentido contrario porque difunde un CO2 extra al que ya contribuye la quema de combustibles fósiles. Esto quiere decir que podrá agilizar el calentamiento global o contrarrestar los esfuerzos por bajar las emisiones globales.
Este escenario se ha generado por medio de dos procedimientos. Por un lado, la subida de la temperatura del aire ha contribuido a que se descongele el permafrost, liberando CO2 y metano atrapados en el suelo y, por otro, también el incremento de las temperaturas ha propiciado incendios forestales.
Desde 2003, las emisiones de incendios forestales circumpolares han expulsado alrededor de 207 millones de toneladas del carbono al año en promedio, según la NOAA. En este contexto, los investigadores permanecen atentos a cada nuevo registro sobre la actividad del Ártico, especialmente después del megaincendio “zombi” que amenaza un continente.