China ha encontrado una manera de acabar con la basura plástica del mar. El océano almacena 150 veces más dióxido de carbono que la atmósfera. Corresponde a un número tan significativo como alarmante. Conforme el ser humano continúa desprendiendo CO2 a la atmósfera, gran parte termina disuelto en agua marina, agilizando la acidificación de los océanos. Esto genera cambios en los ecosistemas con consecuencias como corales más débiles y reducción de la biodiversidad. China ha ideado un plan para acabar con este problema.
El novedoso sistema de China
La contaminación de los océanos es muchísimo mayor de lo que se creía. Por este motivo, el mundo permanece alerta a todas las posibles soluciones para acabar con este devastador escenario. Un grupo de investigadores chinos ha conseguido captar gran parte de la atención del sector con un logro impensado.
Han transformado CO2 del agua de mar en plásticos biodegradables con un 70% de eficiencia y solo 3 kWh por kilo. De alguna forma, han logrado que el problema sea parte de la solución. Este avance lleva el sello de la Academia China de Ciencias y la Universidad de Ciencia Electrónica y Tecnología de China.
Sus científicos han creado un revolucionario sistema de Captura Directa Oceánica (DOC, por sus siglas en inglés). Tiene capacidad para transformar el carbono disuelto en precursores para plásticos biodegradables, como ácido succínico. Algo crucial en la generación de poliutileno succinato (PBS).
Hablamos de una solución de doble impacto: limpieza y circularidad. Esta perspectiva es doblemente prometedora. Limpia el océano de CO2, evitando el deterioro de los ecosistemas marinos, y origina productos industriales sostenibles. La técnica empleada resalta debido a su eficiencia del 70%.
Además, reporta un consumo de energía bajo. De solo 3 kWh por kilogramo de CO2 capturado. Esto permite disminuir el coste a alrededor de 230 dólares por tonelada. Aunque todavía por encima del coste de emisiones en los mercados de carbono, ya se aproximada al umbral de viabilidad comercial.
Proceso del sistema que propone China
La tecnología propuesta por China está basada en múltiples reacciones químicas y biológicas integradas. Por un lado, está la acidificación electrolítica del agua marina. Esta libera el CO2 disuelto en forma gaseosa.
El segundo paso del proceso es la restauración de la química natural del agua, que después es devuelta al océano sin modificar su correcto equilibrio. El gas de CO2 capturado se transforma en ácido fórmico a través de un catalizador a base de bismuto.
Por último, se abastece a bacterias marinas modificadas del tipo Vibrio natriegens. Dichas bacterias se encargan de metabolizar el ácido fórmico y generar ácido succínico en cantidades amplias. Las bacterias fueron seleccionadas debido a su crecimiento sumamente rápido y su elevada eficiencia en ambientes marinos.
El empleo de organismos adaptados al medio oceánico permite acotar el impacto y mejorar la sostenibilidad del sistema. Pese a su potencial, que esta tecnología pase del laboratorio al marco industrial no ocurrirá inmediatamente.
Para ello se necesitan importantes mejoras de estabilidad en el sistema, optimización de costos y adaptación a diversas condiciones oceánicas. Pese a esto, la perspectiva ya está siendo estudiada minuciosamente por varios agentes del sector.
Aplicaciones futuras de la tecnología de China
Un rasgo sumamente interesante del sistema es su versatilidad química. Si bien en la actualidad está enfocado en la producción de ácido succínico, el mismo procedimiento puede adaptarse para producir otros compuestos de interés industrial. Por ejemplo, combustibles sintéticos, ingredientes farmacéuticos o aditivos alimentarios.
Así se abre la puerta hacia una economía nueva, cimentada sobre la química verde oceánica. Un escenario en el que el CO2 capturado no solo se almacena, sino que se reintegra en ciclos productivos sostenibles. El mundo sigue tirando basura plástica a los océanos, pero China aprendió a crearlos con agua de mar dibujando una nueva realidad. Lejos del escándalo que hoy se da en los océanos.