“Las grandes petroleras se echan atrás ante la incertidumbre de la regulación del contrato de operación conjunta con Pemex, desanimados por la previsión de grandes riesgos ambientales potenciales en las aguas ultra profundas y con la normativa nacional.”
Mucha cautela
En junio de este año, Pemex dijo que había seleccionado el campo de Trion para la primera perforación en aguas profundas, ya que estima que tiene el equivalente a 485 millones de barriles de petróleo. Para el aporte de los 11 mil millones de dólares en inversión que se requieren para la exploración y explotación, anunciaron una licitación.
Cuando México abrió su sector energético para los inversores privados en agosto de 2014, los precios del petróleo estaban fluctuando por encima de los US$ 100 y la gran caída no habían comenzado todavía.
Dos años más tarde, las grandes compañías petroleras que parecían querer trabajar con la empresa estatal Petróleos Mexicanos o Pemex, en el campo de Trion en el noroccidental Golfo de México, justo al lado de la frontera con Estados Unidos, aparentemente han perdido el entusiasmo.
Licitación sí o no
A los socios, cuyos nombres se conocerán el 5 de diciembre de este año, se les permitiría mantener una participación de entre un 30 y un 45 por ciento, pero unos días antes de la fecha límite para participar en la licitación, solamente Chevron Corp., BP y Total SA se habían inscrito.
Lo preocupante es que la Comisión Nacional de Hidrocarburos de México, CNH, había anunciado que existían ocho empresas que se consideraban precalificadas, estas eran: BHP Billiton, BP, Chevron, Exxon Mobil, Inpex Corporation, Mitsubishi Corporation, Shell y Total SA.
Poco convencidos
La presencia de las empresas en la lista de precalificados no significaba necesariamente que todos debían participar de la licitación y de hecho algunos han declinado hacerlo, dado el entorno normativo y el alto potencial de riesgo de asociarse con una empresa estatal en territorio mexicano y bajo la legislación nacional.
Lo que más les inquieta es que en el caso de un derrame de petróleo u otro desastre medioambiental, los operadores extranjeros van a tener que hacerse cargo de las consecuencias del incidente y de la limpieza.
Esto sucede porque el JOA, potencialmente da a Pemex la opción de citar «inmunidad soberana» y ser absueltos de toda responsabilidad. Luego está el aspecto técnico de la perforación en aguas ultra profundas y el añadido según las petroleras, de que en ese aspecto también la legislación está en su contra.
En definitiva, habrá que esperar hasta el final de este año para ver quien gana, aunque aparentemente esta subasta no ha tenido los resultados esperados, ya que era la primera iniciativa nacional de producción en aguas profundas de gas y petróleo, de la que Pemex confiaba obtener US$ 44 mil millones en ingresos.