El agricultor Mujabi Yusuf, de 41 años, y residente del distrito de Nakaseke, en el centro de Uganda, dijo que las sequías prolongadas y las lluvias impredecibles significaron un gran retroceso para su producción.
La producción de café, en la que trabajan 1,7 millones de pequeños agricultores en Uganda, representa una cuarta parte del ingreso de divisas de ese país de África oriental, pero las cosechas se reducen por enfermedades, pestes y servicios inadecuados de funcionarios de extensión, así como por los efectos del cambio climático.
El Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA, en inglés), una de las mayores organizaciones del mundo en buscar soluciones para el hambre, la malnutrición y la pobreza, desempeña un papel clave afrontando las dificultades mediante prácticas sencillas y eficientes, como plantar árboles que den sombra a los cafetales, que necesitan de un clima tropical templado.
El agricultor Mujabi Yusuf, de 41 años, y residente del distrito de Nakaseke, en el centro de Uganda, dijo que las sequías prolongadas y las lluvias impredecibles significaron un gran retroceso para su producción.
“Pude alimentar a mi familia y pagar la escuela con el cultivo de café, pero el clima nos falla”, se lamentó. “La compra de insumos agrícolas, como fertilizantes, es muy difícil porque es caro, y desde hace un tiempo la producción disminuye”, explicó.
Uganda tiene la mayor población de caficultores del mundo, pero dos por ciento de sus exportaciones no están certificadas. Este país es el mayor productor de la variedad robusta y es responsable de siete por ciento de las exportaciones mundiales. El costo de producción es bajo porque los pequeños agricultores recurren al trabajo familiar y a unos pocos insumos.
“Las estaciones cambiaron y son impredecibles. A veces llueve, pero por poco tiempo. Eso hace que las hojas se marchiten y terminen muriéndose”, explicó Kironde Mayanja, un caficultor del centro de Uganda.
“La sequía, las pestes y las enfermedades, así como la mala calidad de los insumos, los servicios de extensión inadecuados y las dificultades económicas impiden que los agricultores se adapten de forma eficiente”, explicó Elizabeth Kemigisha, oficial de comunicaciones del IITA.