“En 2016, más de 20.000 aves, reptiles y mamíferos fueron arrancados de sus hábitats naturales; cinco departamentos del Caribe colombiano suministraron casi la mitad de los animales traficados: Magdalena, Sucre, Bolívar, Cesar y Córdoba.”
Las cifras oficiales de la Policía Nacional confirman que 5.060 traficantes fueron arrestados entre enero y septiembre de 2016. La policía les confiscó 6.878 tortugas colombianas, 1.505 iguanas, 1.144 tortugas de patas rojas y 2.837 caimanes, entre otros.
Cruel metodología
Las modalidades de la trata varían. Van desde el envío de animales como carga o por correos humanos, hasta el uso de cajas de poliestireno que sirven como micro hábitats para las especies tratadas.
También usan botes fotográficos para transportar pequeñas ranas venenosas y botellas de plástico para contrabandear pájaros exóticos como los guacamayos de un lugar a otro sin ser advertidos en los controles policiales.
Los traficantes ilegales usan a menudo métodos crueles que conducen a la muerte de miles de animales. De cada 10 animales traficados sólo uno llega a su destino y el problema más grave que enfrenta el país es la ausencia de un sistema de monitoreo adecuado, ya que los aeropuertos no tienen la tecnología necesaria para identificar animales salvajes y no siempre comprueban el interior de los envases comerciales.
Los correos humanos han sido identificados por la DIJIN como una de las herramientas comúnmente usadas para transportar pájaros pequeños a través de las fronteras. Fueron ampliamente utilizados por el grupo de traficantes autodenominado «Los Birders». Esta red criminal de ocho personas capturó aves de los departamentos de Tolima y Cundinamarca, en el centro-oeste de Colombia. Fueron desmantelados en julio.
Las aves, las ranas, las serpientes y los mamíferos, como ocelotes y perezosos son sacados de sus hábitats naturales y entregados a los traficantes para ser vendidos dentro y fuera del país. Los agricultores, pescadores y comunidades indígenas capturan los animales y los transfieren a cuidadores, responsables de mantenerlos vivos durante unos días.
Los animales no sólo son traficados para ser vendidos como mascotas. Datos de la DIJIN y de la Policía Nacional del Medio Ambiente indican que cinco departamentos del Caribe colombiano son sede del desarrollo de esta actividad ilegal, en la cual la vida silvestre se captura para ser vendida en vivo para usar su carne, piel u otras partes del cuerpo.
Las especies más traficadas son las tortugas colombianas (Trachemys callirostris), las iguanas (Iguana iguana), el caimán americano (Caiman crocodilus fucusc), los canarios (Serinus canaria) y la tortuga de patas rojas (Chelonoidis carbonaria), capturados en humedales y Bosques secos de la región. El tráfico de fauna silvestre en estos cinco departamentos equivale a la mitad del total de animales vendidos ilegalmente en el país, que hasta la fecha suman 20.415 ejemplares.