Post COVID-19, COMO SURFEAR POR EL ECOSISTEMA

Publicado el: 21 de mayo de 2020 a las 08:19
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Post COVID-19
Cuando por fin hayamos abandonado las cuevas de Altamira y salgamos a la redondez de nuestra espléndida naturaleza bañada por los rayos del sol, habremos comprobado que la especie humana tiene seres ciclópeos, listos para atreverse con las estrellas.

Lo atestiguan centenares de médicos y enfermeras, jóvenes y brillantes que dieron sus vidas al piè de las cámaras de oxígeno para salvar las de los que ya la habían vivido. Ellos son los santos de nuestra era que han certificado el heroísmo de la especie homo sapiens, con sus muertes se enciende una nueva antorcha en el linaje humano.

Cuando salgamos de Altamira nuestros ojos se cegarán por el brillo de la cosmogonía por la cual navegamos y que un dìa debemos abandonar porque el sol se habrá convertido en una gigante roja que se tragará en lenguas de fuego el paradisíaco planeta tierra, los mares hervirán y nuestras deslumbrantes urbes cibernéticas, convertidas en cenizas.



Nos quedan todavía cinco mil millones de años para la catástrofe inevitable, pero recién hemos aparecido en esta maravillosa cosmogonía y cada cierto tiempo debemos escondernos en Altamira. Al salir, nuestros científicos investigarán cómo aprovechar mejor las centurias que nos quedan. Son cinco mil millones de años hacia adelante y no llevamos ni siquiera un millón.

En esta escala de tiempo, vivir cien años es un tiempo imperceptible, deberíamos vivir, por lo menos el doble, y la culpa es nuestra por no haber armado un perfecto LINEAMIENTO CON EL ECOSISTEMA. Con esta vida tan limitada no podemos llegar ni siquiera a nuestra estrella más cercana Alfa de Centauro porque moriríamos de viejos en el viaje.



Una especie es parte del ecosistema. Ella depende del medio y el medio depende de ella, ambos están imbricados, se dependen mutuamente. Una especie es la proeza que realizó la vida en los gradientes del ecosistema, igual que las proezas que hacen los tablistas surfeando sobre los gradientes de las olas.

La especie humana deslizándose por el ecosistema, lleva a bordo el cerebro para ir iluminando sus gradientes, no contaminándolos, y apalancándose en ellos, realizar la proeza humana.

El carbono, el petróleo y el plástico están en el ojo del huracán. El carbono tiene dos ciclos: el de la vida y el de la muerte. LOS CARBOHIDRATOS forman el ciclo de la vida, se originan en las plantas y dan paso a los aminoácidos con los que se arma la vida.

En cambio los HIDROCARBUROS son fósiles, materia muerta bajo tierra que nosotros ponemos a circular con nuestros automóviles y con nuestros envases plásticos instalando el ciclo de la muerte en el que pululan los virus LA VIDA ES UNA CADENA DEL CARBONO, TAMBIEN LA MUERTE, que esta vez apareció coronada.

Al salir el hombre tiene que alinearse con el medio ambiente no destruyendo la biomasa. Las naciones Unidas deberán afrontar a los depredadores con leyes claras y punitivas para no deforestar los bosques tropicales ni contaminar los mares. Hay que cerrar definitivamente las usinas de carbón como fuente de energía.

Hay que elaborar una agenda para el apagón petrolero para que las industrias del automóvil tomen sus previsiones en vista a eliminar los hidrocarburos definitivamente (momentáneamente por cada automóvil que salga al mercado se deberá plantar un árbol).

La industria de los envases plásticos deberá cerrar definitivamente sus puertas, ya existen alternativas con materiales biodegradables La Organización Mundial de la salud deberá velar por una nueva cultura nutricionista para apelar a las fuentes naturales de la biomasa, abandonando los artificios que hoy se agregan a los alimentos.

Elaborar leyes severas que castiguen con rigor la contaminación de los mares, rìos y cuencas y a la vez estimular nuevos proyectos para un mejor uso del agua.

Los delfines y cetáceos antiguamente eran mamíferos que deambulaban por la tierra. La evolución, la ciega e inteligente evolución los llevó de nuevo al mar donde posiblemente la sal de las aguas marinas preservó y fortaleció su sistema inmunológico con el cual hoy pueden vivir más años que los humanos.

No debe, acaso la especie humana evolucionar buscando la clase de sal que preserve sus defensas?. es acaso nuestra alimentación actual la correcta , siendo que nuestro metabolismo arroja muchos radicales libres que nos acercan a la entropía?.

Esto es un reto para biólogos y nutricionistas que de partida deben reflexionar por qué la gente del campo es más longeva que la de las ciudades. O es que acaso debemos volver la mirada a los océanos, no para regresar a ellos como los delfines sino para atar nuestra dieta a los frutos del mar?

Al salir debemos surfear sobre nuestro ecosistema para dar con los mejores gradientes para armar un sistema inmunológico de más de cien años.

PROF.EDUARDO PEREZ ALBELA

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