Tras lo ocurrido el lunes con el apagón en todo el país, organizaciones medioambientales y ecologistas defienden la necesidad que a su juicio tiene la mejora del sistema eléctrico actual en España. De esta forma, demandan hacer de este un sistema más flexible y resiliente que pueda hacer frente a situaciones y realidades como la vivida el pasado 28 de abril.
Unos cambios para, en sus palabras, garantizar un «suministro energético seguro, accesible y sostenible durante la transición a un sistema 100% renovable, eficiente, justo y suficiente«. En este mismo sentido, estas entidades argumentan que las centrales nucleares «no sirven para prevenir un apagón ni para restablecer el servicio».
En esta reclamación a las autoridades, estas organizaciones ecologistas recuerdan una vez más la importancia de no seguir dependiendo de los combustibles fósiles por sus graves consecuencias en materia de clima, afectación a la biodiversidad, así como a las personas y la seguridad energética.
Consecuencias del apagón: demanda de un sistema eléctrico más flexible y resiliente
En un día marcado por el histórico apagón que se vivió el pasado lunes en toda la península ibérica, organizaciones ecologistas recuerdan que las energías renovables son la mejor herramienta para garantizar una energía segura, rentable y sostenible para todas las personas, si se complementan con las herramientas adecuadas para que el sistema sea flexible y resiliente.
Hoy se cumplen, además, seis meses desde la DANA que asoló el sureste español, un evento agravado por el cambio climático, ante el que las energías renovables, la reducción del consumo y la eficiencia energética son el mejor seguro de vida.
Mientras prosiguen las tareas de recuperación e investigación tras el apagón, la organización también quiere expresar su solidaridad con todas las personas que han atravesado situaciones de especial gravedad durante las últimas horas. Asimismo, traslada su gratitud al personal de emergencias y a los equipos de profesionales que han atendido a la población y han contribuido a restablecer el suministro eléctrico.
Para esta entidad, a falta de investigaciones más detalladas, existen ya varias lecciones clave que alertan de la necesidad urgente de hacer el sistema actual más resiliente ante perturbaciones imprevistas, para garantizar que la transición nos conduzca al único sistema energético factible, asequible y sostenible, que ha de ser 100% renovable, eficiente, justo, democrático y suficiente.
«Dada la urgencia de tener un sistema eléctrico renovable para combatir el cambio climático, es urgente tomar medidas para adaptar el sistema eléctrico y pasar del viejo sistema basado en combustibles fósiles y nuclear, a uno totalmente renovable», explican.
«Ayer pudimos comprobar que la seguridad, de la que tanto se habla hoy, tiene más que ver con la resiliencia de la infraestructura energética o de transportes, que con la compra de armamento o municiones. Cada euro invertido cuenta, y hoy es momento de recordar que la mejor política de defensa es un sistema energético accesible, distribuido y renovable, que garantice el suministro y contribuya a frenar el cambio climático, la principal amenaza de nuestro tiempo», declaran desde la organización ecologista.
A su vez, recuerdan que no basta con añadir energía renovable en grandes cantidades al sistema, sino que hace falta adaptar la capacidad del mismo para ser flexible, para lo que no solo importan las tecnologías que se usen para generar electricidad, sino la capacidad de almacenamiento y de gestión de la demanda. La generación renovable necesita complementos flexibles con capacidad de respuesta rápida: almacenamiento (baterías, hidráulico y térmico renovable) y capacidad de respuesta de la demanda.
A la hora de reponer el servicio, se ha comprobado que las centrales nucleares no sirven para ello, pero sí las hidroeléctricas y las de gas. Sin embargo, para prevenir el cambio climático, será necesario planificar el abandono del gas. Por ello, es fundamental que, en este momento, el Gobierno no ceda a la tentación de alargar la vida de las centrales de ciclo combinado de gas más allá de 2030, sino que introduzca en la planificación los elementos de flexibilidad que nos permitan prescindir de ellas cuanto antes.
Claves para prevenir otro apagón y recuperar el servicio
Ante un apagón, hay que poner atención tanto a los sistemas para prevenir que suceda, como a los que permiten restablecer el servicio lo más rápido posible. Para prevenir, el sistema necesita cambios que le den más flexibilidad, interconexión y almacenamiento, para amortiguar desequilibrios imprevistos. Se necesitan, por ejemplo, sistemas de capacidad síncrona, como la solar termoeléctrica, el almacenamiento en todas sus versiones o sistemas de inversores de última generación que simulan la red.
Por su parte, para restablecer el servicio, se necesitan sistemas de generación de respuesta rápida, como son las renovables y no las nucleares, y es imperativo implementar alternativas para prescindir del gas.
El apagón también demuestra otras lecciones importantes. «No es cierto que el sistema eléctrico español dependa de la importación de energía de Francia, pues incluso en el momento del apagón España estaba exportando electricidad a este país y a Portugal gracias a la fortaleza creciente de las renovables, un intercambio cada vez más frecuente. De hecho, ya es completamente habitual que sea España quien puede y debe enviar electricidad al otro lado de los Pirineos y a Portugal».
De lo que sí se depende en España, como cualquier sistema eléctrico, es de la conexión con el sistema europeo para tener la señal adecuada de frecuencia, y para eso es necesario reforzar las interconexiones. En parte, estas interconexiones se han ralentizado históricamente por el tapón nuclear francés, cuya vieja industria teme la competencia de la pujante y barata energía renovable española.
«Este apagón es la oportunidad de aprender que la transición hay que hacerla bien, lo que implica acelerar los esfuerzos por descarbonizar nuestro mix energético, ampliar el colchón renovable, el autoconsumo, las comunidades energéticas y agilizar el almacenamiento, que debe estar más distribuido con la generación y con la demanda», argumentan desde la organización.
«Un mix energético aún dependiente de los combustibles fósiles es el peor pronóstico para el clima, la biodiversidad y la seguridad energética; en definitiva, para las personas», matizan.
La debilidad de las nucleares ante un apagón
El apagón ha puesto de manifiesto algunas de las debilidades de la energía nuclear que ni han sido capaces de evitar el apagón ni han contribuido a restablecer la red. Cuando se cortó el suministro, todos los reactores se desconectaron y se aplicaron los protocolos prealerta de emergencia puesto que las centrales atómicas necesitan suministro de la red para operar y refrigerarse con seguridad y evitar consecuencias catastróficas. Y cuando el lunes por la tarde la energía empezó a llenar de nuevo la red eléctrica, las grandes fuentes de generación fueron las renovables, ágiles y seguras.
A mediodía del martes, las centrales nucleares siguen sin generar electricidad a causa de sus lentos y anquilosados arranques. La asociación ecologista insiste en que esta inflexibilidad de la nuclear, de la que tan poco se habla, es incompatible con los modelos de gestión más modernos, que exigen una enorme agilidad o flexibilidad en las fuentes.
«Las centrales nucleares, además, son un problema en sí mismas, pues en caso de apagón necesitan refrigeración constante e inmediata para prevenir una fusión de núcleo (accidente tipo Chernobyl o Fukushima), por lo que, en una emergencia como esta, obligan a dirigir la energía y esfuerzo requeridas para restablecer los servicios energéticos básicos a garantizar la seguridad nuclear»
El apagón también es una oportunidad para reflexionar sobre el uso de la energía en la sociedad actual. Esta organización subraya que, en un mundo que debe limitar su nivel de consumo a los límites físicos planetarios, lo razonable sería distinguir lo prioritario de lo superfluo, y hacerlo de manera organizada y justa, pero no bajo la presión de ningún tipo de catástrofe.
Por último, estos eventos recuerdan la importancia de poner a las personas y los derechos humanos en el centro de la vida y de las decisiones políticas y económicas. Lo que el lunes se vivió en España supone el día a día de millones de personas en todo el mundo, desde la Cañada Real hasta Gaza.