Mientras el mundo busca establecer alianzas para abastecerse de recursos valiosos, han salido a la luz unos árboles que no dan frutos deliciosos. En su lugar, ofrecen algo más valioso, dorado y brillante. Los árboles convencionales, presentes en bosques, jardines e incluso en espacios urbanos, son vitales para el correcto funcionamiento de nuestro ecosistema. Su presencia no solo hace más bello el paisaje. Juegan un papel fundamental en la óptima regulación del medio ambiente. Están involucrados en procesos tan relevantes como la producción de oxígeno o la captura de carbono.
Los árboles convencionales son un gran aporte para el mundo y la humanidad
Mientras algunos municipios valoran los árboles idóneos para plantar en ciudad, la mira está puesta sobre unos árboles que “regalan” algo sumamente valioso. Siguiendo la línea anterior, una de las funciones más valiosas de los árboles es su capacidad para generar oxígeno.
Mediante el proceso de la fotosíntesis, los árboles transforman el dióxido de carbono en oxígeno. Algo que resulta esencial para la correcta supervivencia de muchos organismos, incluidos los seres humanos. Se trata de un proceso que nos aporta el oxígeno que respiramos. Pero no solo eso.
También contribuye a la purificación del aire al descartar contaminantes. Un solo árbol maduro puede originar suficiente oxígeno para cubrir las necesidades de dos personas por un año, según consigna el portal Ecoarmonia. Sumado a esto, los árboles tradicionales toman el rol de filtros naturales. ¿Qué hacen?
Absorben contaminantes como el benceno, el formaldehído y otros productos químicos perjudiciales presentes en el aire. Así mejoran la calidad del aire. En paralelo, también se conoce a los árboles por tratarse de sumideros de carbono, puesto que cuentan con la capacidad de absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.
Los árboles pasan a otro nivel: Además de oxígeno y sombra ofrecen oro
En este contexto, se ha descubierto un grupo de árboles en Finlandia con oro. Uno de los hallazgos más comentados del último tiempo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Oulu ha detectado la presencia de nanopartículas de metal precioso en las agujas de varios abetos rojos que crecen cerca de un yacimiento minero.
Según los profesionales, esta formación se ha gestado debido a la actividad de bacterias concretas que, en el futuro, podrían usarse como una especie de “espías” biológicos con el fin de interceptar terrenos aptos para la extracción de minerales.
Además, el análisis de este tipo de procedimientos de biomineralización, que abarca el estudio en musgos, podría contribuir al desarrollo de sistemas para suprimir metales de las aguas contaminadas por la práctica minera. Así quedó plasmado por la revista Environmental Microbiome.
Las plantas atesoran una extensa variedad de especies microbianas en sus tejidos. Sustancias inorgánicas o minerales, como el oro, se acumulan y solidifican dentro de los tejidos vegetales a causa de un proceso llamado biomineralización.
A menudo, este mecanismo se activa para defender a la planta. No obstante, todavía no se comprende este proceso del todo, puesto que puede tratarse de algo esporádico y localizado.
Oro en los árboles, el fenómeno que tiene al mundo en vilo
Los investigadores de la Universidad de Oulu, en colaboración con el Servicio Geológico de Finlandia, tomaron 138 muestras de agujas de 23 abetos rojos en un yacimiento minero satélite de la mina de oro de Kittil.
El estudio sacó a la luz nanopartículas de oro rodeadas de biopelículas bacterianas en las agujas de cuatro árboles. Asimismo, la secuenciación del ADN de estas biopelículas evidenció que determinados grupos bacterianos (como P3OB-42, Cutibacterium y Corynebacterium) resultaban más habituales en las agujas que albergaban oro.
Sea como fuere, este “polvo de aire” no es un recurso visible a simple vista. Las nanopartículas (cuyo tamaño es de solo una millonésima de milímetro) se tratan de recursos demasiado pequeños como para recolectarlos con propósitos comerciales.
Los resultados recopilados en el estudio se utilizarán para desplegar nuevos sistemas biológicos y ecológicos en la exploración y remoción de contaminantes en el mundo de la minería. Estos árboles que no dan frutos deliciosos. Dan algo mejor, algo más valioso, dorado y brillante: oro. La noticia representa una revolución que no han podido lograr ni siquiera los árboles solares.
















