El papel protagonista de las renovables resulta innegable. Pero hay un eslabón perdido que toca contemplar a partir de ahora. La Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) ha publicado las Estadísticas de capacidad renovable 2025. En ellas, quedó plasmado un incremento monumental de la capacidad de producción de energías renovables en 2024.
Se llegó hasta los 4448 gigavatios (GW). Asimismo, se añadieron 585 GW el año pasado, lo que supuso una proporción de la expansión de la capacidad total del 92,5% y una tasa de crecimiento anual récord del 15,1%. 2024 sentó un precedente con un hito en cuanto a la producción y crecimiento de renovables.
Pese a esto, el avance de este tipo de energía sigue considerándose insuficiente frente a los 11,2 teravatios que se requiere para cubrir la meta global de triplicar la capacidad energética renovable antes de 2030.
Las renovables progresan satisfactoriamente, pero les falta esto
Mientras Francia carga contra la red de energías renovables de España, Europa y el mundo se preguntan cómo no han podido ver lo que les todavía les falta a las renovables.
Wood Mackenzie reveló que son necesarias inversiones por 1,2 billones de dólares en sistemas de almacenamiento con baterías para cubrir la instalación de más de 5900 GW de nueva capacidad solar y eólica en términos globales hasta 2034.
Resaltó que la adopción de baterías formadoras de red debe agilizarse en la próxima década con el fin de facilitar la ampliación de energías renovables, proyectada a 5 billones de dólares a nivel global. Dichas baterías pueden crear y mantener la estabilidad eléctrica.
Una función vital conforme las renovables ganan reconocimiento. El documento reveló una brecha entre 2024 y 2034 de 1400 GW en instalaciones agregadas de mecanismos de almacenamiento con baterías grid-forming (GFM) óptimas para conservar la estabilidad de la red eléctrica.
Múltiples mercados de Asia-Pacífico ya trabajan con energías renovables variables, como la eólica y la solar, que brindan entre el 46 y el 90% de la demanda máxima.
El eslabón perdido de las renovables es el almacenamiento: lo necesitamos si queremos verlas prosperar
La incorporación de energías limpias es una realidad. Aún así, eventos recientes (como el apagón en España el pasado mes de abril) evidencian la urgencia de avanzar con las tecnologías de almacenamiento y estabilización. La demanda eléctrica global proyectada contempla una tasa anual compuesta del 3% hasta 2040.
Wood Mackenzie resalta que las baterías grid-forming son un sustituto viable para generadores síncronos convencionales. El auge de las baterías de ion-litio también ha tomado su cuota de protagonismo en el debate sobre el eslabón perdido de las renovables.
Las baterías acaparan la atención producto de su rapidez de instalación y precios a la baja. Sin embargo, no llegan a resolver picos prolongados, como tampoco almacenan energía durante días. Sumado a esto, no necesitan de materias primeras geopolíticamente sensibles.
Opciones de almacenamiento que podrían salvar las renovables
Otras alternativas como el bombeo, las sales fundidas o el aire comprimido resultarían más óptimas para la resiliencia del sistema, pero su rentabilidad es compleja sin el establecimiento de un contexto regulador claro. Actualmente, el mercado eléctrico no remunera los servicios de capacidad y estabilidad.
Solo abona por facilitar energía instantánea. Las baterías privadas loran sostenerse por un arbitraje horario o por subvenciones. Para que el bombeo y otros sistemas de larga duración prosperen requerirían de inversión pública o marcos de retribución a largo plazo.
El almacenamiento energético se convertiría así en la infraestructura que hace posible la transición energética. España, Europa y el mundo se preguntan cómo no lo notaron antes. Este es el eslabón perdido (y cada vez más notorio) de las renovables. En paralelo, advierten sobre el necesario plan estratégico de impulso de las energías renovables.