Las grandes ciudades (muchas de España) podrían ahorrar una gran cantidad de energía. Para hacerlo, solo tienen que tomar conciencia y mirar de cerca a una alternativa energética concreta. En el último tiempo, la eficiencia energética se ha impuesto.
Ha ganado popularidad e importancia en la agencia de ayuntamientos y gobiernos autonómicos en diferentes puntos del mundo. Día a día, crece el número de territorios que optan por disminuir el consumo de energía y optimizar sus recursos.
De esta manera, siguen las metas climáticas y económicas propuestas a nivel global. Tarifas Luz Hoy informó el pasado mes de febrero sobre el cambio brusco que tiene el coste del alumbrado público según la ubicación. En una ciudad mediana de 100 000 habitantes, el gasto anual de la iluminación pública puede fluctuar entre 500 000 y 1.5 millones de euros.
El precio va sujeto a la eficiencia de las luminarias y tarifas eléctricas locales. Sumado a esto, influyen sobre el precio el número total de los puntos de luz; el tipo de tecnología utilizada; las horas de funcionamiento; el precio del kilovatio hora y los valores de mantenimiento y reparación.
La instauración de tecnología LED puede bajar de forma considerable estos costes entre un 50 y un 70%. No obstante, existe otra tecnología aún más económica y sostenible.
España ve una gran oportunidad en esta propuesta
Tras informarse sobre el vínculo entre IA y alumbrado público, España y el mundo entero ven una gran oportunidad en el uso de farolas solares. Su empleo puede ser la solución más sostenible. Es un alumbrado que, en lugar de usar electricidad convencional, recibe su abastecimiento a partir de la energía que llega del Sol.
Su aspecto más relevante son las placas fotovoltaicas. Piezas encargadas de capturar eso rayos y transformarlos en energía lumínica. Se ubican en la parte alta de la estructura para facilitar su capacidad de captación. Lo recomendable es que se orienten hacia el ecuador.
Con la inclinación adecuada de acuerdo a la latitud para obtener luz directamente. Dicha energía va almacenándose en baterías que, al llegar la noche, aportan la luz necesaria para alumbrar las calles. Las bombillas LED son las más utilizadas. Esto debido a su acotado consumo.
Sin embargo, las farolas solares también se están alzando como una opción próspera. Su funcionamiento se lleva adelante con lámparas fluorescentes y de sodio.
El uso de las farolas solares trae consigo una serie de ventajas. Beneficios que pueden aprovecharse tanto en España como en otros lugares del mundo.
Farolas solares, una gran oportunidad para España (y el mundo)
Para empezar, las farolas solares son piezas autosuficientes y automáticas. Lo que quiere decir que contemplan un mantenimiento acotado. Su instalación es sencilla, no dependiente del cableado eléctrico común.
En contraposición, utiliza energía renovable para su abastecimiento. La durabilidad es más extensa. Además, es un campo en el que se están produciendo avances constantes, un aspecto que influye en su eficiencia.
Supone un ahorro económico y de consumo eléctrico. Por si esto fuera poco, sus costes de fabricación se han abarato; aligera los sistemas de distribución eléctrica y es posible instalarlas en áreas inaccesibles.
España mira hacia las farolas solares: más baratas, más sostenibles y más inteligentes
Las farolas solares también integran soluciones inteligentes destinadas a mejorar su capacidad y mantenimiento. Los componentes de control para encendido y apagado optimizar el uso que se le da a la energía almacenada. Pueden programarse considerando la hora a la que sale y se esconde el Sol.
Con esta sencilla función, se evita que las farolas pasen encendidas más tiempo del necesario. La Unión Europea otorgó financiación al proyecto THE SOLAR URBAN HUB en el año 2018. Con esta acción, pretendía facilitar la irrupción de la energía solar al alumbrado público.
Se buscaba que este incentivara, en simultáneo, el desarrollo del big data urbano. Tomando como referencia la recogida de datos y su almacenamiento en la nube, las ciudades podían tomar decisiones más rentables según sus necesidades reales.
En España, ya tenemos varios ejemplos de hasta dónde puede llegar la smart city. Sevilla ha instalado farolas solares en el Parque Infanta Elena. Al hacerlo, el municipio pretendía mejorar la seguridad de sus peatones. Esa zona careía de red eléctrica y, al anochecer, el parque se convertía en un desierto.
Barcelona también tuvo en cuenta este concepto para la remodelación del paseo de la playa de Llevant. Al igual que San Sebastián, que tiene varios modelos inteligentes en el Parque Tecnológico de Miramón.
¿Imaginas cuánta energía ahorrarían en las grandes ciudades con esta modalidad? Se alza como una gran oportunidad para España. Mientras sigue llegando información sobre esta tecnología, 46 municipios españoles apuestan por la sostenibilidad en su alumbrado público.