Cuando hablamos de energías renovables nos referimos a todas aquellas que no tiene límites en cuanto al tiempo y la cantidad de producción. Por ello es factible explotar el sol, el viento o el agua como fuentes de energía, de manera prácticamente indefinida y sin que contamine el medio ambiente.
Costa Rica, Dinamarca, Noruega, Islandia, Paraguay y Uruguay alimentan sus redes con energía hidráulica, geotérmica, eólica y solar. Algunas provincias y estados subnacionales también utilizan electricidad 100 % procedente de energías renovables: Australia Meridional, Hawái (EE. UU.), Quebec (Canadá) y Qinghai (China), así como las islas de Ta’u (Samoa Americana), Eigg (Escocia), El Hierro (España), Graciosa (Azores, Portugal) y King Island (Australia).
Dinamarca, Escocia, Australia Meridional y Hawái han cubierto el 100 % de su demanda total de electricidad con energía eólica y solar y algunos exportan su excedente. Y otras regiones han generado excedentes de electricidad mediante energía hidroeléctrica: Paraguay y Quebec son dos claros ejemplos.
Las energías renovables suministrarán gran parte de la electricidad mundial
Todos los países disponen de fuentes de energía renovables, como la hidráulica, la geotérmica, la eólica y la solar, cuyo potencial aún no se está aprovechando plenamente. En la actualidad, casi el 30 % de la electricidad mundial procede de energías renovables. Para 2050, el 90 % de la electricidad mundial puede y debe proceder de energías renovables.
En los próximos cinco años, el mundo incorporará tantas energías renovables como lo hizo en los últimos 20 años. Se prevé que las energías renovables se conviertan en la mayor fuente de generación mundial de electricidad a principios de 2030, superando al carbón. En muchas regiones, las energías renovables son la fuente de energía de más rápido crecimiento.
Son más económicas que los combustibles fósiles
En la mayor parte del mundo, la electricidad procedente de nuevas centrales de energías renovables, como la eólica o la solar, es ahora más económica que la procedente de nuevas centrales de combustibles fósiles. Los nuevos proyectos eólicos y solares terrestres cuestan aproximadamente un 40 % menos que las centrales de carbón o gas construidas desde cero, y la diferencia es cada vez mayor.
Los paneles solares y las turbinas eólicas hacen un buen uso del suelo
Todas las fuentes de energía requieren tierras: desde la parcela utilizada para extraer carbón hasta el terreno que ocupa una central eléctrica. Los parques eólicos requieren mucho terreno, pero mientras que una mina de carbón se utiliza una sola vez, un parque eólico sigue produciendo energía, año tras año. Con el tiempo, una hectárea de energía eólica o solar puede generar más electricidad que una hectárea de minas de carbón o uranio.
Los terrenos destinados a parques solares y eólicos pueden tener un «doble uso», es decir, dedicarse al mismo tiempo a la producción de energías renovables y a la agricultura. Una vez construido, un parque solar o eólico tiene tan poco impacto en el terreno que cada vez es más frecuente permitir el pastoreo y la agricultura en las mismas hectáreas al mismo tiempo.
Los paneles solares no tienen por qué instalarse directamente en el suelo, pueden colocarse en estructuras existentes como tejados, carreteras o marquesinas de aparcamientos, sobre canales y en terrenos agrícolas, e incluso flotando en lagos y estanques.
En el sudeste asiático y África, donde los proyectos solares suelen competir con las tierras agrícolas, la «agrivoltaica» y la «hidrosolar» permiten un «doble uso» de las tierras agrícolas y el agua para la instalación de paneles solares sin comprometer los recursos hídricos y alimentarios.
Las granjas solares también pueden instalarse en terrenos no aptos para otros usos: desiertos, vertederos, antiguas minas de carbón o territorios contaminados (Chernóbil alberga ahora una planta solar). Los paneles solares pueden colocarse en cualquier lugar de la Tierra, ya que el sol brilla en todas partes. Ningún otro sistema de generación de electricidad puede igualar esta flexibilidad.
Soportan mejor los fenómenos meteorológicos extremos
Aumentar la proporción de energía eólica y solar en el suministro energético, mejora la seguridad de la electricidad: un conjunto energético bien diversificado puede reducir los riesgos derivados de las interrupciones en el suministro de combustibles fósiles.
Los generadores a pequeña escala, como los paneles eólicos y solares, también pueden acelerar la recuperación de las comunidades frente a catástrofes o apagones a gran escala, mientras que las grandes centrales térmicas tardan más en reanudar su funcionamiento normal, ya que para ello necesitan que se restablezca una gran parte del sistema.
Los sistemas con recursos distribuidos pueden ser más resistentes que los centralizados. Las tecnologías de energías renovables reducen la vulnerabilidad al riesgo climático, diversificando las fuentes de energía y recurriendo al almacenamiento en baterías y a tecnologías de la información inteligentes. La energía solar también puede proporcionar energía para las comunicaciones de emergencia y la respuesta a catástrofes naturales en zonas remotas.
La transición a las energías renovables creará millones de puestos de trabajo
Se prevé que la transición hacia las emisiones netas cero (abandonando los combustibles fósiles y apostando por fuentes de energía limpias) genere un aumento generalizado del empleo en el sector energético: de aquí a 2030 podrían perderse unos 5 millones de puestos de trabajo en la producción de combustibles fósiles, pero se calcula que se crearían 14 millones de nuevos empleos en el sector de las energías renovables, lo que supondría una ganancia neta de 9 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.
El número ha ido aumentando en todo el mundo durante la última década, con el mayor crecimiento de empleo registrado en los sectores de la energía solar fotovoltaica, la bioenergía, la energía hidroeléctrica y la energía eólica y se prevé que esta tendencia continúe al alza. ECOticias.com