En ausencia de una verdadera planificación vinculante estatal o autonómica, son los Ayuntamientos los que deben proteger los espacios más sensibles de sus términos municipales de la avalancha de plantas fotovoltaicas y eólicas sin más control que las autorizaciones de conexión a la red eléctrica.
La expansión descontrolada de plantas fotovoltaicas sin una adecuada planificación territorial está poniendo en grave riesgo el suelo agrario y paisajístico de numerosos municipios. Esta situación amenaza no solo la biodiversidad y el equilibrio ambiental, sino también el sustento económico y social de las comunidades rurales.
Una de las herramientas más eficaces para hacer frente a esta problemática es la modificación del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) municipal. Convirtiendo las zonas agrícolas en “suelo rústico preservado” y dotándolas de una normativa clara que limite o prohíba la instalación de plantas industriales fotovoltaicas, se puede garantizar la protección efectiva del paisaje y del tejido productivo tradicional.
Aumento de plantas fotovoltaicas en suelo agrario
La organización ecologista ha alertado de la proliferación de instalaciones de placas solares que están eliminando hectáreas de cultivos tradicionales, y ha dicho que los ayuntamientos pueden controlar estas prácticas con normativas a aplicar en sus planes urbanísticos.
En un comunicado, la organización ecologista se ha referido al proyecto de la planta fotovoltaica HSF León, que implicaría la eliminación de 29 hectáreas de olivar pegadas al núcleo urbano de Gerena (Sevilla), y supondría una pérdida anual de 55.100 euros en jornales y de 127.600 en producción agrícola.
La entidad conservacionista, que ha señalado que la protección del suelo agrario y paisajístico es «una necesidad urgente para los pueblos», ha mostrado su apoyo a la energía renovable «pero no así», ya que la expansión descontrolada de plantas fotovoltaicas sin una adecuada planificación territorial «está poniendo en grave riesgo el suelo agrario y paisajístico de numerosos municipios».
«Esta situación amenaza no solo la biodiversidad y el equilibrio ambiental, sino también el sustento económico y social de las comunidades rurales«, indica el mismo comunicado, que señala que una de las herramientas más eficaces para hacer frente a esta problemática es la modificación del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) municipal.
Desequilibrio ambiental
Así, se pueden convertir las zonas agrícolas en “suelo rústico preservado”, dotándolas de «una normativa clara que limite o prohíba la instalación de plantas industriales fotovoltaicas«, de modo que se pueda garantizar «la protección efectiva del paisaje y del tejido productivo tradicional».
Este nuevo proyecto se sumaría a los efectos ya visibles de la planta HSF La Víbora, construida junto a la Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación de Gerena, que ha producido «un fuerte impacto paisajístico y la pérdida de zonas de cultivo de especial valor simbólico y ambiental«.
Con la aprobación de HSF León, las placas solares rodearían «de manera significativa» al núcleo urbano de Gerena, «desdibujando su identidad rural y convirtiendo el entorno agrícola y natural en un área industrializada bajo el falso argumento de sostenibilidad». EFE / ECOticias.com