La prevención de incendios forestales engloba el conjunto de actividades que buscan, por una parte evitar el inicio de los incendios, y por otra minimizar sus efectos una vez que estos se han producido. Las infraestructuras de prevención de incendios forestales tienen por objetivo reducir la superficie afectada por el fuego, evitando o ralentizando su propagación.
Forman parte de las infraestructuras de prevención de incendios forestales:
Las pistas y viales.
Los depósitos de extinción.
Las zonas de discontinuidad (áreas cortafuegos, fajas perimetrales…).
Los observatorios forestales
Con ellas se persigue:
Garantizar el acceso al incendio de los medios de extinción terrestres de forma rápida y segura.
Asegurar la disponibilidad y accesibilidad de los recursos hídricos para los medios de extinción terrestres y aéreos.
Mantener zonas de discontinuidad de combustible que compartimenten el territorio y sirvan de apoyo a los medios en sus labores de extinción.
Establecer una red de vigilancia que pueda avisar de forma temprana del comienzo de un incendio.
Planificación según Greenpeace
Las infraestructuras de prevención de incendios se planifican para un determinado ámbito, así existe una planificación general para todo el territorio dividida en demarcaciones forestales y parques naturales.
Las infraestructuras de prevención de incendios forestales se organizan en redes, de modo que aumenta su eficacia frente a un incendio forestal.
En ese sentido la ONG indica que con una inversión anual de 1 euro en prevención de incendios forestales se podría generar un ahorro estimado de 99 euros en costos de extinción.
Este monto permitiría gestionar hasta 9,9 millones de hectáreas, similar a la superficie de Portugal. En lo que va del año, los grandes incendios han causado un coste aproximado de 615,2 millones de euros.
La organización enfatiza la importancia de la gestión forestal y la necesidad urgente de implementar planes preventivos para mitigar el impacto devastador de los incendios en España.
Una inversión con un un retorno del 9.900%
La intensa ola de calor que está atravesando España ha puesto en jaque a todo el país al agudizar la potencia e impacto de los incendios forestales. Ante este hecho, la ONG pone el foco en la principal solución:la prevención y la gestión forestal.
La organización medioambiental señala que, con una inversión de 1.000 millones de euros al año en prevención y gestión de incendios forestales, el ahorro estimado sería de 99.000 millones de euros, es decir, un retorno del 9.900%. Esta cantidad permitiría gestionar y salvar 9,9 millones de hectáreas, una superficie similar a la de Portugal o casi una quinta parte de España.
Las consecuencias de los incendios son difíciles de estimar: estamos hablando de la pérdida de vidas y de bienes de incalculable valor, así como de nuestro patrimonio natural, capitales para nuestra supervivencia a través de los recursos ecosistémicos.
Para tratar de minimizar el brutal impacto de las llamas, es crucial analizar la situación actual. Así, por ejemplo, según la Agenda Forestal de Navarra, el coste de extinción de incendios puede rondar los 10.000€/ha cuando intervienen medios aéreos.
A esta cifra se sumaría el importe de las tareas post-incendio de restauración, muy difícil de estimar. Por su parte, la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla La Mancha cuantifica el coste de un incendio en 20.000 euros de media.
Más datos: según el Colegio de Ingenieros Forestales, por cada euro que se invierte en prevención, se reducen 100 en la factura de la extinción.
Por tanto, teniendo en cuenta que, en lo que va de año, los 28 grandes incendios forestales declarados han arrasado ya 61.250 hectáreas y con la estimación de coste de 10.000€/ha, es posible realizar un cálculo a la baja que permite cifrar en615,2 millones de euros el coste de las llamas en 2025 [1].
Las cifras no son homogéneas porque dependen de muchas variables: el empleo de medios aéreos, el combustible y la maquinaria utilizada o la participación de brigadas móviles entre otros. Pero la realidad incuestionable es que los incendios salen muy caros, y no sólo económicamente.
La organización ecologista insiste en apuntar a la prevención como la principal respuesta a los incendios forestales. Actualmente, es imposible comparar la inversión estatal en gestión forestal frente al gasto de las Administraciones autonómicas en extinción al no existir datos normalizados para poder cuantificar esta cifra. En 2023, en su informe “Grandes Incendios Forestales”, la ONG señalaba que sólo los datos de Galicia, Extremadura, Castilla la Mancha y Baleares disponían del grado suficiente de detalle para distinguir inversión en prevención y gasto en extinción.
Ante esta situación se demanda:
Información pública disponible sobre la inversión en prevención de cada comunidad autónoma.
La aprobación por parte del Gobierno central del Proyecto de Real Decreto para poner en marcha las directrices y criterios comunes de los planes anuales para la prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales (actualmente en borrador).
La gestión anual de, como mínimo, el 1% de la superficie forestal a escala nacional (260.000 ha) para preparar el territorio a la llegada de los grandes incendios forestales, priorizando zonas estratégicas de actuación. Para establecer la acción anterior urgente, inaplazable e imprescindible, es necesario destinar alrededor de 1.000 millones de euros al año para gestionar el paisaje forestal a escala nacional.
¿Y las viviendas?
Ecologistas destacan, además, la necesidad de que la población asuma el riesgo de incendio forestal para poder prevenirlo y mitigarlo. Con este fin, la organización pone a disposición de la ciudadanía una calculadora que permite a cada persona autoevaluar de forma sencilla el potencial riesgo de su vivienda frente al fuego.
Es fundamental que la población demande recursos para que los municipios cuenten con planes de prevención ante incendios y, por supuesto, que estos se implementen. Además, las personas pueden elaborar su propio plan de autoprotección de sus viviendas. No hacerlo revierte no sólo en sus bienes, sino también en el bosque y en la seguridad de los operativos de extinción y emergencias que asumen más riesgos de los debidos.