Los incendios forestales globales continuos y en fuerte aumento, especialmente los incendios a gran escala, extremos y de mayor destructividad, han alterado significativamente las estructuras y funciones de los bosques. Sin embargo, las variaciones a largo plazo en la severidad de dichos eventos y los efectos en el tiempo de recuperación natural posterior a los incendios de los bosques siguen sin estar claras.
Por esa razón se llevó a cabo un estudio que toma en cuenta el factor del tiempo de recuperación de las áreas forestales luego de grandes incendios. Y se encontró que gracias al cambio climático se ha ralentizado este proceso y que además de los 4 años que normalmente se necesitan para la recuperación de los bosques, ahora se le suman entre 4 y 5 meses adicionales para conseguir los mismos resultados.
Cambio climático y recuperación postincendios
Un estudio internacional con participación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF, en sus siglas en catalán) de Cataluña (España) demuestra que los incendios forestales a gran escala son cada vez más frecuentes y devastadores en todo el mundo, y que esto dificulta y retarda la recuperación de los bosques.
Este estudio ha sido publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, y ha sido realizado a partir del análisis de 3.281 grandes incendios en todo el mundo ocurridos a lo largo de dos décadas (entre 2001 y 2021).
Las conclusiones del estudio, que ha contado con la participación del investigador del CSIC español en el CREAF Josep Peñuelas, evidencian que desde 2010 los bosques se recuperan más lentamente, sobre todo en las regiones áridas y boreales.
En muchos casos, incluso esta recuperación se estanca, lo que puede llevar a un declive forestal, advierten los investigadores que han llevado a cabo el estudio internacional.
Cuanto más grave, más condicionado está
La investigación sugiere que la gravedad del propio incendio condiciona más su recuperación que los efectos del cambio climático, como se pensaba hasta ahora. Con el cambio climático, sin embargo, los incendios forestales se han vuelto mucho más frecuentes e intensos en todo el mundo, especialmente los de gran escala, que son los más destructivos.
Esta tendencia ha provocado cambios importantes en la estructura y el funcionamiento de los bosques, lo que hace que tarden más en recuperarse y sean más sensibles a la severidad del fuego. Los datos evidencian que a partir de 2010 es cuando se detecta que los incendios son más severos y afectan a áreas más extensas, sobre todo en las regiones áridas y en las boreales, entre otros motivos por los que ese año marca un punto de inflexión en la aceleración del cambio climático, con más calor, sequías y eventos extremos.
Los «puntos calientes» o regiones del planeta que tienden a sufrir incendios de estas magnitudes son la región oeste de Norteamérica, el sureste de Australia, el norte de Sudamérica, el sur de Asia, y la región centro-este del norte de Siberia.
Una cuestión de lógica: a mayor gravedad, más tiempo de recuperación
Desde el CREAF, que tiene su sede en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el investigador y coautor del estudio Josep Peñuelas explica que «con los resultados vemos, por un lado, que los ecosistemas cada vez están sufriendo incendios más graves y, por otro, que tardan más en recuperarse«.
Los bosques normalmente tardan de media 4 años en recuperarse, pero según los resultados del estudio, hay regiones que necesitan entre 4 y 5 meses adicionales para recuperar la densidad de vegetación, ya que esta depende de la tasa de supervivencia de las semillas: cuanto más seco y caluroso es un ecosistema, menor es la supervivencia.
Por otro lado, para recuperar la estructura del dosel forestal, que es la capa superior del bosque formada por las copas de los árboles, los bosques necesitan entre 3 y 4 meses más, entre otros motivos porque sufren más escasez hídrica y crecen más lentamente.
Por último, necesitan entre 3 y 4 años más para recuperar la productividad primaria bruta, que es la energía total generada por las plantas mediante la fotosíntesis antes de gastar una parte en respirar. «Si baja esta productividad, también se pierde capacidad para que un bosque almacene carbono atmosférico«, alerta Josep Peñuelas.
Para descubrir estos procesos el trabajo analiza tres indicadores de teledetección -densidad de vegetación, dosel forestal y productividad primaria bruta- para ver cómo se ha recuperado la vegetación en 3.281 incendios de gran escala, con más de 10 km² de superficie quemada, ocurridos entre 2001 y 2021 en diferentes regiones del planeta.
La gestión forestal tiene una herramienta más
Conocer estos datos es esencial para comprender mejor los mecanismos de recuperación forestal, estimar su capacidad como sumidero de carbono y planificar estrategias postincendio más eficaces. En el estudio se alerta de que muchos modelos climáticos actuales no tienen en cuenta los cambios en el tiempo de recuperación, lo que puede provocar una infraestimación de su impacto a largo plazo.
Con la previsión de que la incidencia global de los incendios de gran escala aumente un 14 % en 2030 y hasta un 50 % a finales de siglo, los autores hacen un llamamiento urgente a implementar medidas de restauración ecológica y reforestación para acelerar la regeneración forestal y preservar el papel de los bosques en la lucha contra el cambio climático.
Los hallazgos de este estudio son vitales, ya que proporcionan una referencia útil para comprender mejor los mecanismos globales de recuperación forestal, estimar la capacidad y estado de los sumideros de carbono forestales e implementar la gestión posterior a los incendios, según la magnitud de los mismos. EFE / ECOticias.com