OGM o transgénicos son las siglas de Organismo Genéticamente Modificado. Éste es el nombre que recibe cualquier organismo cuyo material genético ha sido transformado de una manera ajena a los métodos naturales de multiplicación o combinación. Para su transformación se ha recurrido a una tecnología que conocemos como manipulación o modificación genética.
La propuesta de la Comisión Europea sobre nuevos OGM o transgénicos (organismos modificados genéticamente) y las enmiendas apoyadas hoy por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo corren el riesgo de violar los derechos de agricultores y consumidores, según un nuevo análisis jurídico de Greenpeace.
La propuesta de ley no proporciona suficiente protección contra la contaminación de cultivos con nuevos OGM o transgénicos, que se obtienen mediante las llamadas nuevas técnicas genómicas (NTG).
Para Eva Corral, coordinadora de campaña sobre OMG o transgénicos de Greenpeace en la UE, “décadas de progreso en la UE en materia de derechos de los agricultores y protección de la salud de las personas y el medio ambiente no deberían descartarse en aras de las ganancias de la industria biotecnológica.
Las medidas de seguridad no obstaculizan la innovación, ni tampoco las normas actuales que se aplican a los OGM o transgénicos. La legislación de la UE no prohíbe la investigación y el desarrollo: su objetivo es garantizar que lo que se desarrolle no viole los derechos de los ciudadanos de la UE a la salud y la protección del medio ambiente”.
Greenpeace avisa que la ley sobre OGM o transgénicos podría violar un amplio corpus de derecho constitucional de la UE
El análisis jurídico de Greenpeace muestra que, si se adopta, la ley podría violar un amplio corpus de derecho constitucional de la UE, incluidos varios artículos del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) y de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, porque las normas sobre controles de seguridad, etiquetado y trazabilidad se eliminan o se rebajan.
También podría violar los derechos fundamentales de los agricultores a la propiedad y a la libertad de gestionar un negocio, porque no proporciona suficiente protección contra la contaminación de los cultivos con nuevos OGM o transgénicos.
Actualmente, los nuevos OGM o transgénicos están cubiertos por la legislación vigente de la UE sobre OGM o transgénicos, y todos los OGM o transgénicos están sujetos a controles de seguridad, trazabilidad y etiquetado.
La Agencia Federal Alemana para la Conservación de la Naturaleza (BfN) ha advertido que los nuevos OGM o transgénicos tienen un potencial de riesgo similar, sino mayor, en comparación con las plantas producidas mediante ingeniería genética convencional.
Más recientemente, la Agencia Nacional Francesa de Seguridad Alimentaria, Ambiental y Laboral (ANSES) ha afirmado que las técnicas de edición genética “pueden provocar cambios en las funciones biológicas de las plantas, que no se tienen en cuenta en la propuesta de categoría 1 de la Comisión, y que no se pueden descartar riesgos para la salud y el medio ambiente”.
El ejemplo de Estados Unidos muestra que la desregulación no acelera el acceso al mercado de nuevos OGM o transgénicos. Después de una década de desregulación, muy pocos han llegado al mercado y los que han llegado no han cumplido sus promesas de sostenibilidad.
Es más, muchas nuevas plantas de transgénicos en proyecto no están diseñadas con fines de sostenibilidad, sino para mejorar su valor de mercado para la agroindustria, por ejemplo con una apariencia mejorada. Incluso hay ejemplos de nuevos OGM o transgénicos que fracasan en el mercado, como la soja modificada genéticamente Calyxt.
Tras la votación de hoy de la Comisión de Medio Ambiente, se espera que el pleno del Parlamento Europeo vote sobre la propuesta de ley en febrero. Los gobiernos de la UE también están tratando de lograr un acuerdo sobre la propuesta de la Comisión, después de que se rechazara un acuerdo en diciembre.