China arrasa a Europa mientras que los objetivos de la UE solo incentivan sus ganancias con los coches eléctricos. Ante el liderazgo de China en el mercado de los eléctricos, Europa ya ha tomado medidas desesperadas, como fusionar a dos míticos fabricantes de coches. Los modelos chinos son más competitivos que los europeos porque tienen un valor más bajo y brindan más prestaciones de serie. Actualmente, los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (VE) van por delante de los europeos, con varias firmas como Chery, BYD y Great Wall Motor (GWM) obteniendo cuota de mercado.
El alto coste de los nuevos vehículos eléctricos en Europa es uno de los motivos principales por los que las piezas chinas están dejando atrás a los modelos europeos. Según la Comisión Europea, el precio medio de un eléctrico de batería era de 45.999 euros en 2023. Los eléctricos chinos presentan valores mucho más asequibles, a lo que se le suma que incluyen muchos extras de serie. Por ejemplo, un BYD Dolphin tendría un valor de 29.964,26 euros, una clara diferencia de precio con su homólogo europeo.
De esta manera, los fabricantes chinos se encuentran en una posición privilegiada frente a los europeos que buscan un coche de bajas emisiones, pero no pueden permitirse pagar casi 50.000 euros.
Europa sigue con sus planes, pese a la competencia de China y la petición de los concesionarios
Europa tiene un plan ‘anticombustión’ fijada para 2035, año en el que planea prohibir la venta de nuevos vehículos de combustión. Los concesionarios solicitan más tiempo para adaptarse al cambio debido, pero la UE tiene claro dónde quiere llegar y cuándo. A pesar de la oposición del sector, el futuro comisario europeo de Acción por el Clima asegura que no habrá marcha atrás y que esta medida será determinante para fortalecer la competitividad de la industria de la automoción de la UE.
Hace poco más de un año, la Unión Europea aprobó que, a partir de 2035, todo vehículo nuevo que se vendiera debía ser eléctrico o impulsado por algún combustible sintético. Este último fue añadido tras la insistencia de Alemania y otros países de incluir otras opciones más allá de la electricidad. La sentencia de la UE ocasionó que muchos fabricantes confirmaran su deseo de comenzar con la electrificación de sus lotas, anunciando novedades importantes para finales de década y comienzos de la siguiente.
Estos planes vinieron acompañados de inversiones multimillonarias para adaptar las plantas existentes. Todo parecía encaminado para la transición, pero los fabricantes chinos se adelantaron a todos y desplomaron los precios de algunos de sus coches. Ante este escenario, se encendió la voz de alarma en Bruselas sobre la posibilidad de que las marcas europeas perdieran cuota de mercado. En este contexto, aparecieron los aranceles y una inestabilidad eléctrica que ha generado que las ventas de este tipo de coches en Europa bajasen.
Europa seguirá adelante con su imposición: China no los asusta
Sumado a esto, Bruselas mantendrá la normativa de emisiones que se tensará todavía más a partir del año que viene, cuando el límite medio de CO2 bajará hasta menos de 95 gr/km (un 15% menos que en 2021), disminuyendo de forma progresiva durante los próximos años, con la llegada incluso de la normativa Euro 7, y hasta 2035.
La oposición por parte del sector ha sido clara. Incluso la patronal europea de los fabricantes (ACEA) alertó en uno de sus últimos comunicados de que el sector tendría que afrontar multas de hasta 15.000 millones de euros en 2025 cuando comenzarán a regir las nuevas normas comunitarias de reducción de emisiones de gases contaminantes. No obstante, la Comisión Europea sigue firme en su decisión.
Así Europa prioriza los objetivos de la UE, más allá del avance de China y la oposición del sector. Una situación tirante que ha llevado a dos míticos fabricantes a anunciar su cierre inesperado. 2025 será un año decisivo y falta muy poco para saber qué acontecerá con los polémicos coches eléctricos.



















