La movilidad eléctrica y sostenible es sin dudas la forma adecuada en la que deberemos movernos mercancías y personas para que el confort no se lleve por delante al medio ambiente. El calentamiento global es un hecho y debemos mitigar sus efectos con coches eléctricos y vehículos que no sean contaminantes. Las baterías de estado sólido podrían ayudarnos a conseguir este objetivo.
Hasta ahora las baterías de ion litio eran la alternativa más viable para nuestros coches eléctricos, pero esto está cambiando. Los expertos están buscando otras formas de conseguir que nos movilicemos sin contaminar, empleando otros materiales o diferentes tipos de baterías, como es el caso de las baterías de estado sólido.
Entre los materiales que tiene mejores perspectivas destaca sin dudas el grafeno. Este es un elemento superconductor, que permitiría recargas más rápidas, una vida útil mayor y cuya conductividad podría revolucionar el mundo entero, pero por ahora es inviable su producción a gran escala, por lo que una de las opciones que parece contar con mayores adeptos es la de las baterías de estado sólido.
¿Qué son las baterías de estado sólido?
Este tipo de acumulador de energía se emplea en pequeños aparatos desde hace ya muchos años, por lo que la idea de usar baterías de estado sólido para hacer funcionar coches eléctricos tampoco es tan nueva. Pero, el problema real es que hay muchos inconvenientes que superar. El primero de los cuales es que actualmente las baterías de estado sólido son bastante caras de producir.
Los expertos explican que pueden tener un coste hasta ocho veces mayor que las baterías de iones de litio convencionales. Pero hay más desafíos importantes para aquellos que quieran producir baterías de estado sólido. El segundo inconveniente que destaca es lograr hacerlo utilizando métodos altamente estandarizados, del tipo que se emplean a día de hoy para fabricar las baterías tradicionales.
Sin embargo, a pesar de estas y otras dificultades, muchos están invirtiendo en la producción de baterías de estado sólido. Y lo hacen para ser pioneros a la hora de cambiar las reglas del juego para la movilidad eléctrica y libre de emisiones. Los expertos aseguran que aún faltan 5 años para que se estandarice su uso. Pero muchos fabricantes son más optimistas y confían en contar con ellas mucho antes.
Solas o acompañadas
Toyota es uno de los fabricantes más activos en invertir e innovar en el campo de las baterías de estado sólido. La marca está realizando sus propias investigaciones para obtener baterías que sean fiables y accesibles para colocar en sus coches eléctricos. Pero al mismo tiempo colabora con Panasonic y es de los que confían en que como máximo estas baterías serán una realidad en este mismo decenio.
Volkswagen está haciendo lo mismo. Trabajan con QuantumScape, que es la empresa más avanzada en el desarrollo de esta tecnología. Se espera que las baterías de estado sólido de la empresa alemana alcancen una densidad de energía un 30% mayor que la actual. Y que se recarguen de 0 al 80% en menos de 10 minutos.
Stellantis se asoció con Total, con la que también creó una empresa conjunta para la producción de baterías. Y además trabajan con CATL. Expertos del grupo fusionado PSA y FCA estiman que este tipo de batería estará lista en 2026. Por otra parte, ya hay coches chinos con baterías de estado sólido.
Hyundai no es menos optimista que sus competidores y también apuesta por estas baterías. La empresa de coches eléctricos surcoreana está llevando a cabo una investigación conjunta. Trabaja con SolidEnergy Systems para conseguir unas baterías de estado sólido funcionales, económicas y versátiles. Confían que los frutos de este trabajo se verán en la segunda mitad de la década.



















