En el último tiempo, el motor de hidrógeno ha sido la gran apuesta de los fabricantes. Sin embargo, ahora es sentenciado y los expertos temen que estemos ante un fracaso histórico. La proyección del H hasta ahora había sido fructífera. Se presenta como un combustible limpio y libre de carbono, por lo que los fabricantes lo vieron como una opción tentadora para adaptarse a lo que la industria buscaba para cumplir con los diferentes objetivos ambientales.
Por ahora, todo el hidrógeno comercial ha de fabricarse. Hay dos vías. Hacerlo de manera contaminante, utilizando combustibles fósiles, o de manera costosa, acudiendo a la electricidad renovable. El H natural, si forma reservas considerables, podría brindar una nueva alternativa compasiva con el entorno. Puede ser limpio y renovable.
En un mundo concentrado en buscar nuevas formas limpias de abastecimiento energético, el hidrógeno se perfila como un elemento clave en la transición hacia una economía baja en carbono, pero tiene un problema y lo acaban de denunciar.
El motor de hidrógeno está en serios problemas: una dura denuncia llega contra él
Un grupo de arrendatarios y propietarios del Toyota Mirai en California (Estados Unidos) han alzado la voz sobre lo que está pasando con el automóvil en una demanda colectiva contra el fabricante japonés. Según la constancia registrada en Classaction.org, acusan a la empresa de emitir marketing engañoso.
Los demandantes recalcan la escasez de estaciones de repostaje operativas, el alto precio del hidrógeno y la escasa autonomía del modelo Mirai. Advierten que su capacidad real está muy por debajo de las cifras homologadas. De hecho, argumentan que “estos problemas hacen que el coche sea prácticamente inutilizable”.
Así es como los afectados acusan a la firma, sus vendedores y arrendatarios de proveerlos de “un coche inutilizable” sin informar previamente “sobre sus riesgos y deficiencias”. También se quejan de la promesa de que “el combustible de hidrógeno es accesible” y que repostar con este modelo no sería un problema, ya que su mecanismo se comparaba al del “coche de gasolina”. No obstante, los demandantes tuvieron la experiencia contraria.
Señalan problemas frecuentes para hallar estaciones de servicio operativas y compatibles con su Toyota Mirai, que a menudo son traducidas en el recorrido de “largas distancias para encontrar dónde repostar”. Cuando encuentran un lugar aparentemente para repostar, alegan que suelen encontrar equipos averiados o tarjetas de combustible incompatibles que pueden dejarlos sin nada.
Además, los propietarios del Mirai declaran enfrentarse a problemas técnicos a la hora del repostaje: “Los surtidores de hidrógeno se congelan y se bloquean en el vehículo”. Esperan un mínimo de 30 minutos hasta que la boquilla del surtidor se calienta lo suficiente para que la desconexión pueda realizarse con seguridad.
El motor de hidrógeno de Toyota no cumple con las expectativas de sus compradores
Siguiendo esta misma línea, reparan en que la “imposibilidad de repostar puede inutilizar el Mirai y obligar a utilizar una grúa y medios de transporte alternativos”. La autonomía real del vehículo también es motivo de discordia, ya que aseguran que no corresponde con la homologada por el fabricante.
Los dueños de los Toyota Mirai Limited y XLE (con una autonomía homologada de 575 y 647 km respectivamente) manifiestan que apenas llegan a “160 km de las cifras oficiales de Toyota, lo que limita considerablemente su libertad de desplazamiento entre repostajes”.
En la demanda también se trata el “aumento del 200% en el precio del combustible de hidrógeno en los últimos años”. Esta noticia subraya los desafíos a los que se enfrenta la adopción masiva de vehículos de hidrógeno, al mismo tiempo que el sector busca soluciones para que la tecnología sea viable y conveniente. Aunque Toyota tiene claro que el motor de hidrógeno tiene un lugar privilegiado en la industria automotriz, ahora debe enfrentarse a esta demanda colectiva y hacer los cambios pertinentes en su motor para cumplir las expectativas de sus clientes.
