Tras el relanzamiento de una pieza mítica con motor eléctrico de Stellantis, China amenaza con acabar con la millonaria apuesta de la compañía. La represalia ya ha comenzado. Los fabricantes americanos, europeos y japoneses están haciendo el avance del coche eléctrico. Pese a la necesidad del mundo de encontrar soluciones más sostenibles y mitigar el cambio climático, no se están consiguiendo los coches que está pidiendo el público al precio que ese mismo público puede pagar. Un ejemplo claro es Stellantis.
La firma proviene de la fusión de tres grupos: el francés PSA, el italiano Fiat y el estadounidense Chrysler. Ha lanzado un Profit Warning, ha cancelado la producción de su vehículo eléctrico Fiat 500 y, además, está sacando trabajadores de sus plantillas en Italia y Estados Unidos. Mientras tanto, Carlos Tavares, CEO de la gran fábrica, asegura que la velocidad de la electrificación debe seguir.
La irrupción del coche eléctrico y la aplicación de nuevas leyes europeas relacionadas con el cuidado al medio ambiente han obligado a las marcas del sector del automóvil a mirar hacia nuevas inversiones y estrategias. Todas tienen que dar un paso hacia delante a la movilidad eléctrica. La compañía, con 14 marcas bajo sus hombros, buscó en China una manera óptima de abaratar el coche eléctrico. No obstante, la “crisis” eléctrica se ha intensificado todavía más ante el establecimiento de aranceles a los coches eléctricos fabricados en Pekín que ha interpuesto la Unión Europea.
China complica la existencia de Stellantis: este es el inesperado escenario al que se enfrenta la compañía
El acuerdo firmado entre Stellantis y una firma china pende de un hilo tras la última y contundente decisión del Gobierno de Xi Jinping como respuesta a la polémica votación que tiene a Europa dividida. Europa está perdiendo competitividad con el gigante asiático y desde Bruselas buscan mitigar la aparición de más vehículos eléctricos procedentes de Oriente. El Parlamento Europeo ratificó la imposición de aranceles especiales a la importación de vehículos de origen chino.
De esta manera, las firmas tendrán que abonar una tasa adicional que busca compensar la llegada masiva de vehículos económicos que les quitan competitividad a los fabricantes europeos. Dicha votación tiene al espacio comunitario en una división interna. Por un lado, algunos países apoyan la medida sancionadora: Italia, Francia, Países Bajos, Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, Dinamarca, Bulgaria e Irlanda. Sin embargo, hay otros que no quieren formar parte de ella: Alemania, Hungría, Malta, Eslovenia y Eslovaquia.
El resto de los países no se han mostrado ni a favor ni en contra de la medida. Una medida que no ha sido del agrado de China y a la que el Gobierno de Xi Jinping ha respondido solicitando a las compañías que corten cualquier inversión focalizada en Europa. Leapmotor (empresa china que tiene un acuerdo con Stellantis) ha obedecido la orden y ahora Stellantis se enfrenta a un problema. A principios de años, Carlos Tavares llegó a un acuerdo millonario que podría estar tambaleándose.
La hoja de ruta de la gran firma de automóviles era ensamblar una gran cantidad de vehículos en la fábrica de Tychy, Polonia. Tras la declaración de los aranceles, Leapmotor ha cortado la inversión hacia el país. Este contexto genera preocupación sobre la producción del modelo Leapmotor, el más económico de los coches eléctricos de la empresa, vendido en Europa por medio de Stellantis, esté en peligro.
Stellantis se encuentra ante el peor escenario por la última decisión de Pekín
Diversas fuentes aseguran que su ensamblaje no se verá afectado. Aun cuando esto realmente suceda así, otras piezas que ya estaban programadas sí se verán perjudicadas. Comienza así un periodo de incertidumbre que puede poner en peligro la millonaria inversión de la firma de coches. El gigante asiático está presionando a Europa y sus países miembros para alcanzar un acuerdo comercial que deje conformes a ambas partes.
La probabilidad de negociación continúa abierta, pero el primer paso realizado por Bruselas hace peligrar varias estrategias. Así es como China podría acabar con la millonaria apuesta de Stellantis en Leapmotor. Mientras este impactante se lleva a cabo, la factoría de Stellantis apuesta por el autoconsumo.



















