Hace un tiempo atrás, apareció en escena un tren que levitaba. Llegó a una velocidad récord, pero fracasó. Ese naufragio explica la razón por la que el AVE se retrasa hoy. Este sector nos ha sorprendido en varias oportunidades con proyectos de lo más ambiciosos, como el primer tren solar de la historia. Costó 100.000 millones de dólares y llegó a una velocidad que nadie comprende.
Este medio de transporte, aun el convencional, viene de la mano de increíbles beneficios. Por ejemplo, alcanza velocidades imponentes permitiendo traslados de manera casi inmediata en distintos tramos o puntos, es compasivo con el medio ambiente y permite la realización de desplazamientos masivos.
Asimismo, es seguro, estable, organizado y económico. Rebaja de manera considerable el gasto energético y su huella de carbono es más baja porque descongestiona carreteras, puertos y ciudades. Incluso algunos los consideran más seguro que otros medios de transporte, tanto en materia de accidentes como de seguridad pública.
El tren que levitaba no fue suficiente: fracasó
China llegó hace unos años con una primicia debajo del brazo que dejó el mundo sin palabras. Trajo una especie de riel de levitación magnética que utilizaba imanes permanentes para permitir que el vehículo viaje suspendido a lo largo de la vía sin utilizar energía. Un proyecto atractivo y diferente que fue bautizado bajo el nombre “Red Rail”.
Radica en una línea de levitación magnética experimental y prometía ser más rápido, silencioso, ecológico y económico que todos sus predecesores. El tramo piloto fue de 800 metros de largo y fue construido en la provincia de Jiangxi, al sur de China.
Usaba imanes permanentes en lugar de electroimanes para producir una fuerza de amortiguación constante. De esta manera, esta nueva tecnología permitía la “flotación” aproximadamente a 10 metros de altura sobre el suelo.
Su sistema estaba basado en un eje unido al tren de levitación magnética que rodeaba la vía desde su parte interior. Cuando la máquina estaba activada, los imanes permanentes y la vía se separaban, consiguiendo que el tren se mantuviera suspendido. Cumpliéndose las condiciones de flotación libre y sin fricción, el tren podía permanecer suspendido y viajando sin electricidad todo el tiempo necesario.
El tren que levitaba tiene sus inconvenientes: por ahora, tendremos que conformarnos con el AVE
Su velocidad máxima de circulación llegó a ser de 80 km/h, pero sus creadores ya se planteaban la posibilidad de una ampliación a 120 km/h. Cabe destacar que la velocidad máxima de la mayoría de las líneas de metro chinas suele limitarse a 80 km/h, pero Red Rail ostentaba una capacidad mayor, además de que era mucho más silencioso.
Por ahora, el modelo que levita no se está utilizando de manera cotidiana. Al no popularizarse este transporte en Europa, «nos toca» utilizar las alternativas actuales, como el famoso AVE. El problema con el que se encuentra el sector a la hora de crear modelos parecidos a Red Rail en otros países es que los imanes permanentes que necesita se fabrican usando elementos de tierras raras, como el neodimio en este caso.
China dispone del 40% de todas las reservas mundiales de este tipo de materiales. Además, lidera la cadena de procesamiento y suministro de tierras raras. Su dominio llega a tal punto que seis compañías chinas generaron el 85% de estos materiales refinados en todo el mundo en 2020, según registra New Atlas.
El tren que levita tendrá que esperar: el AVE es lo que tenemos hoy
Todo indica que la llegada del tren que levita tardará un tiempo. Mientras tanto, tenemos al AVE, que ha ganado un gran reconocimiento en los últimos años debido a su rapidez (una velocidad récord de 404 km/h). Otro modelo que está dando de qué hablar y podría llegar en cualquier momento es Hympulso, el primer tren de hidrógeno en España.