La ciencia ha demostrado que los perros sí distinguen los colores. Siempre se tuvo la idea de que los perros solo podían ver en blanco y negro y que utilizaban los diferentes niveles de brillo, de contrastes y de “grises”, con el fin de identificar los contornos de objetos.
Sin embargo, los científicos rusos, basándose en estudios de la Universidad de Washington, demostraron en 2015 que no solo perciben una determinada gama de colores, sino que usan este espectro visual para distinguir entre los diferentes objetos y seleccionar ciertos elementos.
Anteriormente, los entrenadores de perros evitaban el uso de objetos de color cuando se adiestraba a los animales con el fin de enseñarles a realizar ciertas tareas. Pero estos hallazgos cambiaron los sistemas de entrenamiento y la manera en la que son capaces de aprender.
Durante décadas, los científicos creyeron que los canes solo podían distinguir un objeto de otro dependiendo del brillo y el contraste y siempre a nivel monocromático. Por lo que se suponía que las elecciones se debían a que si dos elementos estaban juntos. Y la percepción canina dependía de que las cosas fueran más claras o más oscuras.
Las primeras experiencias con los perros
Jay Neitz es un científico de la Universidad de Washington, fue quien en 2012 se propuso poner en tela de juicio esta teoría, para lo cual realizó una serie de experimentos en los que utilizó diferentes tipos de perros. Su idea fue comparar la forma de ver de los canes con la de los seres humanos.
En la retina de los ojos humanos existen dos tipos diferentes de fotorreceptores llamados bastones y conos. Tres de dichos “conos” son los responsables de la detección del color y pueden identificar las longitudes de onda de los tonos primarios: verde, azul, rojo y amarillo, creadas por la luz que entra en el ojo.
Neitz descubrió que los perros solo tienen dos de los mencionados conos en sus retinas, por lo que les es imposible distinguir el rojo y el verde, pero en teoría sí el azul y el amarillo, por lo que se encuentran en el mismo estado que una persona que padece de ceguera cromática.
Las investigaciones rusas
Un equipo de investigadores pertenecientes al Laboratorio de Procesamiento Sensorial de la Academia de Ciencias Rusa se basó en los estudios de la Universidad de Washington y con el fin de ampliarlos, puso a prueba la visión de 8 perros de diferentes razas y tamaños.
Con los resultados de Neitz presentes, de que los canes solo podrían distinguir dos de los colores primarios, los rusos imprimieron diferentes papeles con los tonos que se suponía debían ver los perros en estudio: amarillo claro, amarillo oscuro, azul claro y azul oscuro.
Las diferentes tonalidades de claros y oscuros fueron elegidas para comprobar la teoría de que los perros pueden distinguir los diferentes brillos y contrastes. Puesta que hasta ese momento se les suponía con una visión monocroma.
En la primera de las pruebas, los investigadores eligieron una hoja de color amarillo oscuro y la contrastaron con la azul claro, así como una combinación de color amarillo claro y azul oscuro y los pusieron en la parte delantera de varias cajas cerradas que contenían cuencos de comida. A continuación, desbloquearon una de las cajas y eligieron la hoja de papel amarillo oscuro para colocarla delante de la que contenía un trozo de carne cruda que sería el parámetro de medición de cada ensayo.
Alimentos – colores
La idea era que si los perros identificaban que la carne cruda estaba relacionada con el color amarillo oscuro, fueran capaces de abrir las cajas que se identificaran con el mismo color, esperando encontrar carne en los cuencos escondidos.
Solo tomó tres ensayos, comprobar que los perros sabían muy bien qué color de papel era el que se colocaba en el frente de la caja que contenía la carne cruda. Una vez que los canes identificaban que el papel amarillo oscuro significaba un pedazo de carne, ya no titubeaban e iban a por la caja correcta.
Los investigadores también quisieron verificar si los animales tomaban sus decisiones basándose en el color o en el brillo. Por eso colocaban los papeles de distintos tonos. Tras unas cuantas pruebas, pudieron comprobar que los perros, una vez que relacionaban el color amarillo con la carne cruda, elegían este tono, sin importarles si era claro u oscuro.
Conclusiones
Como cada perro eligió el papel de color amarillo claro más del 70 % de las veces y seis de los ocho perros tomaron la decisión de color entre el 90 y el 100 % del tiempo, esto les hizo llegar a la conclusión de que los canes elegían el color y no específicamente el tono.
Sus resultados demuestran que en condiciones de luz natural, la percepción del color puede ser predominante, incluso para los animales que poseen solo dos tipos espectrales de conos en la retina. Y que la idea de la visión monocromática de los perros era errónea.