Su llegada es tan bien recibida por estudiantes y personal que cada año por esas fechas la escuela cierra su patio y los pasillos y un grupo de voluntarios se queda para ayudar y asegurarse de que Vanessa no sufre ningún percance que le impida llegar sana y salva con sus crías al estanque de agua más cercano.
Desde hace 13 años, Vanessa, una mamá pato, regresa a Hartland, Michigan, para poner sus huevos en el patio de la escuela primaria del pueblo y, después, recorrer los pasillos con sus patitos hasta llegar con seguridad a un estanque cercano.
Su llegada es tan bien recibida por estudiantes y personal que cada año por esas fechas la escuela cierra su patio y los pasillos y un grupo de voluntarios se queda para ayudar y asegurarse de que Vanessa no sufre ningún percance que le impida llegar sana y salva con sus crías al estanque de agua más cercano.
Así ha sido, al menos, desde que Ruth Darrah, profesora de la escuela ahora retirada, se dio cuenta de que los patitos tendrían que llegar al agua en un periodo de 24h a 48h después de su eclosión y, en vistas de que Vanessa había decidido poner sus huevosen el patio, el recorrido y los obstáculos de una escuela podrían impedir su llegada a tiempo.
Por ello, cada año por las mismas fechas la escuela prepara un camino marcado, se asegura de que no haya nadie en los pasillos y celebra la llegada de Vanessa y sus patitos. Tras una década de experiencia, Vanessa solo tarda en salir de la escuela una media de 2 o 3 minutos. ¡Toda una campeona!
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