Las estereotipias o comportamientos repetitivos anormales son causados en última instancia por entornos artificiales que no les permiten a los animales satisfacer sus necesidades normales de comportamiento, esto significa que desarrollan determinados comportamientos que en libertad les serían completamente ajenos.
Existen infinidad de casos de este tipo de disfunción en animales que carecen de libertad. Aquí presentamos los más conocidos, pero no por ello los únicos. Estos comportamientos se suelen registrar especialmente en animales salvajes que se ven constreñidos en espacios reducidos. Como es el caso de los zoológicos, los circos o las mascotas que están enjauladas.
Estereotipias más comunes
Caminar sin descanso
Caminar continuamente hacia adelante y hacia atrás o en un círculo, siguiendo siempre la misma rutina, es uno de los comportamientos del tipo estereotipias más fáciles de percibir. Una vez que definen una ruta en el suelo, suelen volver sobre sus pasos una y otra vez, prácticamente sin detenerse.
Esta disfunción del comportamiento es muy grave y demuestra que el animal se siente constreñido y es completamente infeliz. Es muy común verla en los grandes felinos que viven en jaulas: leones, panteras, tigres, etc. También la experimentan otros cánidos como lobos, coyotes y hasta los perros cuando están encerrados.
Lamido o mordido de barrotes
El lamido, chupado o mordido continuo tanto de paredes, barrotes, puertas u otros lugares del recinto, son una muestra muy clara de este tipo de comportamiento o estereotipia. Es frecuente verlo en primates, en algunos herbívoros como las jirafas y en muchos roedores, cuando se hallan confinados.
Torsión del cuello
A menudo hay individuos que recurren a una torsión del cuello brusca de un lado al otro, moviéndola cabeza alrededor de los hombros o doblándola hacia atrás y a menudo combinando este comportamiento con algún tipo de estimulación. Suele ser visto en llamas, jirafas, osos y algunos primates.
Balanceo de la cabeza
De pie, el animal balancea la cabeza y los hombros, incluso el cuerpo entero, de lado a lado y/o hacia arriba y hacia abajo. O manifiestan un tipo de movimiento específico y recurrente. Esta es una estereotipia que suelen experimentar los osos y los elefantes.
Balanceo del torso
El animal se sienta en general en un rincón apartado y a veces abrazándose las extremidades, comienza a balancear el torso adelante y atrás. Estas estereotipias pueden darse en silencio o acompañado de gritos que inconfundiblemente son de miedo. Es un comportamiento muy común entre los monos en cautiverio.
Distintos grados de auto-mutilación
El estrés del cautiverio puede llevar a los animales a autoinfringirse diversos daños como morderse o masticar sus propias extremidades (mutilación de patas o cola), golpearse la cabeza contra una pared de forma repetitiva o por efecto de una situación de mucha ansiedad.
Otra de las variantes de esta estereotipia es la de acicalarse en exceso con el resultado de quitarse o arrancarse pelos o plumas, con la consiguiente herida dela piel. Ejemplos de esas situaciones se presentan en monos, osos, loros y grandes felinos. ¿Qué es la estereotipia animal?
Vomitar y/o regurgitar
Este tipo de situaciones extremas que pueden ocasionar la muerte de los animales, está considerada una forma de “bulimia”, ya que los especímenes se autoprovocan los vómitos o regurgitan lo que hayan comido. Si bien hay algunos casos en los que esta actitud se asocia con una dieta poco apropiada, en general los monos que la practican lo hacen por exceso de estrés.
Coprofilia y Coprofagia
Hay animales que de forma natural juegan con sus excrementos (coprofilia) o se los comen (coprofagia), la situación se dramatiza cuando estas situaciones se presentan en especímenes en los que estos comportamientos no solo no son normales, sino que pueden causarles daño.
Se ha comprobado que muchos simios manchan con heces las paredes de sus recintos (propias o ajenas) o devoran los excrementos como forma de expresar su angustia y dolor, ya que estas actitudes les son ajenas en estado salvaje.
Basta YA
Los seres humanos, además de ser falibles, tenemos la costumbre de ponernos como parámetros de comparación a la hora de ver comportamientos en los animales similares a los nuestros. Eso sucede a diario cuando decimos que a nuestro perro o gato “le falta hablar”, por ejemplo. Eso se llama antropomorfizar a nuestros animales de compañía.
Y dentro de ciertos parámetros, este comportamiento no es perjudicial. Pero de ahí a creer que un animal en cautiverio es feliz al realizar actos contara su naturaleza. O que comer excrementos es una “gracia” hay un abismo. Y con ello solo les hacemos un flaco favor y contribuimos indirectamente a la continuidad de su cautiverio y de sus estereotipias.
Esta es la triste realidad que viven los animales salvajes en zoos, circos y demás sitios de confinamiento. Ningún animal salvaje merece estar entre rejas y sus comportamientos anómalos o estereotipias demuestran con creces, lo infelices que son.