La organización WWF ha colocado cajas nido como parte del proyecto de restauración del humedal más grande de España y de Europa: Doñana. Una vez finalizado el periodo reproductivo han comprobado los resultados y se han llevado una gratísima sorpresa.
A finales de junio, cuando los polluelos, murciélagos y los pequeños insectos que hayan podido ocupar las cajas nido ya se han independizado, se acercaron a comprobar los resultados, y esto es lo que se han encontrado…
Cajas nido: otra manera de ponérselo fácil a la naturaleza en Doñana
Suele haber un momento muy emocionante cuando, terminada la época de cría, los voluntarios comprueban sobre el terreno si las cajas nido que han instalado han tenido buena acogida. Uno de los objetivos con el Plan Allen era ayudar a la naturaleza después del terrible incendio de Peñuelas en junio de 2017. Para ello instalaron ocho cajas nido preparadas para tres tipos de habitantes.
En la parte central está la zona destinada para aves, en el perímetro hay unos agujeros redondos pensados para que los insectos, sobre todo polinizadores, encuentren un refugio de forma cómoda y segura. Y en la parte de abajo aún hay espacio para murciélagos.
A finales de junio, cuando los polluelos, murciélagos y los pequeños insectos que hayan podido ocupar las cajas nido ya se han independizado, los voluntarios se acercaron a comprobar los resultados. Los acompañó el experto Paco Volante, gran conocedor de la zona y la persona que más información consigue sacar a través del análisis de los restos de los ocupantes.
Comprobando resultados
El primer paso es descolgar con cuidado cada una de las cajas nido. Cuando se comprueba que, efectivamente, está vacía, se explora el fondo de la parte central. Las que han estado ocupadas aún conservan un almohadón de hierbas que ha servido de cama para los polluelos.
El experto ya puede tener una idea de quién ha vivido allí solo viendo los materiales con los que está hecha. En función de lo compactada que está dicha cama se puede saber si ha soportado mucho peso, es decir, si ha acogido muchas crías. Si hay suerte se puede encontrar algún resto de pluma o, incluso, algún huevo que no terminó su desarrollo, como pasó en una de las cajas nido que comprobaron.
Estas pistas son definitivas para identificar a las especies que han estado allí: en dichas cajas han vivido carboneros. Suelen criar siempre en los mismos sitios, así que esperan que el año que viene repitan y puedan volver a escuchar sus trinos en el bosque que se está recuperando.
Y, a modo de coro, el zumbido de los polinizadores que también han criado en las cajas nido: hay restos de carcasas en los agujeros del perímetro pensados para ellos. De momento, de los murciélagos aún no han encontrado rastro (los excrementos son una magnífica pista). Pero confían en que el año que viene sí las ocupen.