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lunes, junio 5, 2023

Día Mundial de las Ranas 2022

El 20 de marzo es el Día Mundial de las Ranas, ya que es la fecha que la Unión Mundial de la Naturaleza propuso, para crear conciencia entre la población mundial acerca de la relevancia ecosistémica de estos anfibios y de los factores que las amenazan.

No están seguras

Las ranas y los sapos han jugado un papel importante en el ciclo de la vida del planeta, desde hace 180 millones de años. Gracias a estos batracios (y a otras especies) el número de insectos que podrían afectar a los seres humanos se mantiene bajo control, además los huevos de rana y los renacuajos, son parte de la cadena trófica de ríos, lagos y estanques.

Sin embargo, hay una disminución que amenaza con convertirse en una extinción masiva, de las poblaciones de anfibios en general y de ranas en particular en varias regiones del planeta. Ya sea que vivan en ambientes acuáticos o terrestres, las ranas están expuestos a varias amenazas: destrucción de su hábitat, deterioro de la capa de ozono, contaminación por productos químicos y la voracidad del ser humanos.

Un hongo asesino

Como si todas estas amenazas no fueran suficientes para poner a las ranas en grave peligro, ha surgido un hongo llamado Batrachochytrium dendrobatidis, que está causando una mortalidad importante a nivel mundial, aunque los lugares que están siendo afectados son especialmente en Australia, Centroamérica y América del Norte.

En Costa Rica y Panamá, las tres cuartas partes de las especies de ranas nativas están en grave peligro de desaparecer tras la infección mortal causada por este hongo. De hecho, las autoridades panameñas temen que la rana dorada de Panamá, una rara y bella especie autóctona haya desaparecido.

El gran sapo dorado que pululaba por los bosques tropicales de Costa Rica ya se ha dado por extinto y en Australia, hay casi cincuenta especies de anfibios que han sido infectadas por este hongo, 13 de las cuales están al borde de la extinción mientras que, a otras tres, se las ha dado por oficialmente desaparecidas.

La nefasta acción del ser humano

Los científicos que estudian este fenómeno creen que este hongo se ha visto afectado por el cambio climático, que habría modificado ciertos factores ambientales, lo que tuvo como consecuencia el aumento de su letalidad, en la rápida acción de sus efectos y un incremento en su capacidad de contagio.

Por otra parte, las ranas y los demás batracios también están siendo afectados por el calentamiento global, ya que la subida de las temperaturas implica un incremento en la intensidad de la radiación ultravioleta y el aumento de la salinidad de los ambientes marinos podría haber reducido drásticamente sus defensas y la capacidad de acción del sistema inmunológico.

La deforestación y los incendios tampoco ayudan en nada a la pervivencia de los anfibios, que necesitan un cierto grado mínimo de humedad para sobrevivir. En los sitios en los que el dosel arborícola desaparece, también lo hacen los pequeños lagos y charcas y de esa forma se acaba con la vida que albergaba.

La contaminación de las capas freáticas, especialmente en las zonas boscosas ya sea por la minería, las explotaciones petrolíferas, los oleoductos o los vertidos químicos, también ha contribuido a la desaparición de las ranas, que necesitan un equilibrio muy delicado para sobrevivir, por lo que, tanto los agentes tóxicos como el cambio del pH de las aguas puede resultarles letales.

Por último, la voracidad humana tampoco tiene límites a la hora de comérselas. Consideradas un manjar en muchas partes del mundo, los ejemplares más delicados son los que desaparecen más rápidamente, puesto que se las caza indiscriminadamente, sin dar tiempo a que las poblaciones se repongan naturalmente.

 

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