Los búfalos de agua son mamíferos grandes y robustos que habitan principalmente en el sur y sureste de Asia donde suelen pasar gran parte del tiempo en ríos, pantanos y charcos. Estos animales son sociales ya que viven en grupos y tienen un papel importante en la cultura y economía local.
Sin embargo, su realidad es bien distinta si uno se va a Hong Kong, a apenas media hora del mismo centro financiero, donde se ubican los últimos 130 ejemplares de esta especie. Una cifra insignificante que se ha ido reduciendo debido a la urbanización sin control tanto en esta antigua colonia británica como en los alrededores.
A todo esto, hay que sumar un controvertido programa para esterilizarlos y que se suma como una amenaza más para la supervivencia presente y futura de los búfalos de agua asiáticos.
Negro presente y futuro para los búfalos de agua asiáticos que quedan en Hong Kong
A apenas media hora en ferry del frenético centro financiero de Hong Kong, la isla de Lantau es testigo del ocaso de los últimos 130 búfalos de agua asiáticos, desplazados por una urbanización desbocada que destruye sus hábitats y los fuerza a vagar por playas y zonas residenciales en busca de sustento.
En los humedales de este refugio natural, donde el paso del tiempo parece haberse detenido frente al avance de la modernidad, estos emblemáticos bóvidos padecen heridas, esterilizaciones y la amenaza de su inminente extinción. Mientras tanto, esfuerzos denodados de activistas y residentes persisten para preservar su legado en la denominada ‘Perla de Asia’.
Introducidos en el siglo XIX desde el sudeste asiático, los búfalos de agua (Bubalus bubalis) fueron esenciales para la agricultura hongkonesa. Sus pezuñas anchas, perfectas para suelos pantanosos, trabajaron los arrozales, proporcionando leche y fuerza de tiro. Pero el auge de la urbe como centro financiero internacional tras la Segunda Guerra Mundial marginó la agricultura, dejando a estos animales en estado feral.
Abandonados, se convirtieron en guardianes de estas tierras, donde su pastoreo crea pozas que nutren la flora acuática y microorganismos clave para purificar el agua. Sin embargo, la expansión urbana los acorrala, y un polémico programa de esterilización amenaza con extinguirlos.
En las islas periféricas de Hong Kong, una pugna singular refleja las tensiones de la región. Representantes otrora rurales, convertidos ahora en pequeños empresarios con intereses inmobiliarios, promueven el desarrollo masivo de Lantau, seducidos por el lucro de transformar su cinturón verde en una zona urbana de alta densidad. Mientras, concejales afines al ‘establishment’ apoyan la recalificación de estos terrenos, atraídos por las oportunidades económicas.
Búfalos de agua y la biodiversidad de los humedales
Conocidos como «ingenieros del humedal», los búfalos son vitales para la biodiversidad de Lantau. Su pastoreo fomenta microhábitats que benefician a plantas acuáticas y organismos filtradores de contaminantes, preservando los ecosistemas pantanosos.
No obstante, su presencia divide opiniones: según una encuesta de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong, el 61 % de los residentes los ve con neutralidad, el 25 % los considera un emblema cultural y el 14 % los percibe como molestia por obstruir caminos o dañar cultivos.
En este contexto, el Departamento de Agricultura, Pesca y Conservación (AFCD, por sus siglas en inglés) impulsa un programa de captura, esterilización y reubicación para reducir conflictos. Los resultados han sido trágicos, ya que en 2006 diecisiete de dieciocho búfalos trasladados murieron. «En dos años perdimos seis crías. Las hembras fértiles están en peligro. Si esto sigue no quedará ninguno», denunció a medios locales Jean Leung, activista conocida como la «susurradora de búfalos».
Ante esto, la urbanización agrava la crisis. Los vertidos de escombros en los humedales reducen las áreas de pastoreo, forzando a los búfalos a invadir zonas residenciales, donde sufren heridas por alambradas y desechos. Sus defensores exigen una gestión estricta de residuos y la protección legal de su entorno.
Loy Ho, fundadora de la Hong Kong Buffalo Conservation Association (HKBCA, por sus siglas en inglés), explicó que Lantau alberga cinco manadas protegidas, mientras una salvaje persiste en Yuen Long y otra está confinada en la reserva de Mai Po, gestionada por la organización World Wildlife Fund. Alrededor de unos 130 ejemplares sobreviven, pero el AFCD los clasifica como «animales callejeros», sin una política clara de conservación.
Objetivo: salvar a los búfalos de agua asiáticos
En 2014, la HKBCA presentó al Consejo Legislativo de la ciudad tres propuestas para garantizar su supervivencia: proteger los humedales mediante zonificación, preservar las manadas ‘in situ’ con refugios, áreas de pastoreo y medidas de seguridad vial, y establecer una política de conservación con un banco de datos y programas educativos. «Promovemos ‘ecotours’, charlas y visitas guiadas para concienciar sobre la importancia ecológica y cultural de los ‘Ngau’ (búfalos en cantonés)», detalló a EFE la portavoz de la ONG.
Más de nueve mil rascacielos con su resplandor neónico y arquitectura impregnada de principios ‘feng shui’ configuran el imponente horizonte hongkonés, y en el patio trasero de esta jungla de cristal estos nobles mamíferos, acogidos hace dos siglos, libran una perseverante batalla por su supervivencia. EFE / ECOticias.com