Además de la ampliación, la planta ha introducido dos mejoras técnicas destacadas. Por un lado, tras un estudio de viabilidad, se ha puesto en marcha una planta móvil piloto para el mejor aprovechamiento de la llamada «fracción rechazo». Esta máquina pretende aprovechar el aproximadamente 20% de los residuos que llegan a la planta de Júndiz procedentes de «contenedores amarillos» y que tienen que ser rechazados del proceso de clasificación para reciclaje. El objetivo es convertir dichos residuos en biocombustible susceptible de ser utilizado en procesos como los de las cementeras. El coste de este prototipo ronda los 230.000 euros y ha sido asumido por la propia concesionaria de la planta de Jundiz.
Por otro lado, la planta ha incorporado un nuevo sistema «abrebolsas» que incrementa la capacidad y el rendimiento en el inicio del proceso de tratamiento.
Además, ya se ha puesto en marcha la instalación de un aerogenerador que proporcionará el 10% de la energía eléctrica que consume la planta.



















