La Cumbre sobre el Tratado Mundial sobre Plásticos (INC-5.2) representa un hito importante en los esfuerzos internacionales por abordar la problemática de los residuos plásticos y su impacto ambiental; así como avanzar en la negociación de un tratado global vinculante sobre los plásticos de un solo uso y los residuos plásticos en general.
Y es que todos los participantes de esta cita reconocen que la crisis de contaminación plástica requiere una acción coordinada y ambiciosa, que involucre no solo regulaciones, sino también cambios en los patrones de consumo y producción. De ahí la exigencia de los ecologistas de adoptar medidas ambiciosas.
Contra los plásticos, actuar sin tibieza
Comienza la Cumbre sobre el Tratado Mundial sobre Plásticos (INC-5.2) hasta el 14 de agosto y los ecologistas piden una mayor ambición para evitar un acuerdo débil. «Pedimos aprovechar todas las vías posibles para cumplir finalmente con su compromiso de alcanzar un tratado global jurídicamente vinculante que ponga fin a la crisis de contaminación por plásticos. De lo contrario, existe el riesgo de regresar con un tratado débil y poco ambicioso, que perpetuará el daño de los plásticos a los ciudadanos y generaciones futuras».
En este sentido, demandan aprovechar todas las vías posibles para cumplir finalmente con su compromiso de alcanzar un tratado global jurídicamente vinculante que ponga fin a la crisis de contaminación por plásticos. De lo contrario, existe el riesgo de regresar a casa con un tratado débil y poco ambicioso, que perpetuará el daño de los plásticos a los ciudadanos y a las generaciones futuras.
Los anteriores intentos para concluir el Tratado se han visto obstaculizados por la imposibilidad de alcanzar consenso. Frente a una pequeña minoría de países que se niegan a aceptar la ciencia y bloquean los avances significativos, los Estados Miembros deben reconocer que un tratado fuerte y eficaz por consenso formal es improbable —y no es la única vía posible—.
Los países con posturas más favorables a actuar para evitar esta problemática pueden —y deben— ejercer mecanismos procedimentales legítimos y ampliamente aceptados, como votar sobre un nuevo texto de Tratado (mecanismo que se utilizó para adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar), o formar una coalición mayoritaria de países ambiciosos que adopte el acuerdo fuera del proceso del Comité Intergubernamental de Negociación (INC) de la ONU.
En un mundo en el que el multilateralismo está riesgo, estas negociaciones están en la cuerda floja. Los países productores de petróleo han usado el consenso no para construir acuerdos, sino para socavarlos y sabotearlos. a través del obstruccionismo.
Pero la falta de consenso no tiene por qué significar estancamiento. La mayoría ambiciosa debe ahora trazar su propio camino hacia un tratado significativo, mediante la votación o la formación de una coalición mayoritaria. Rechazando los bloqueos de mala fe y aprovechando su fuerza en números, la mayoría ambiciosa puede construir un tratado que proteja a las personas ahora y en el futuro. Tienen el apoyo y las herramientas. Ahora deben actuar.
Urge tomar medida ante la contaminación de los plásticos
Las negociaciones ya van con retraso, y cada día que pasa otras 30 000 toneladas de plástico acaban en los océanos. No lograr un tratado sólido en INC-5.2 solo hará más difícil, costoso y peligroso abordar esta crisis a nivel global. El nuevo informe de WWF junto con la Universidad de Birmingham, Plásticos, Salud y Un Planeta, sintetiza cerca de 200 estudios recientes sobre los riesgos que representa la contaminación plástica —especialmente los micro y nanoplásticos (MnP) y los productos químicos de alto riesgo asociados— para la salud humana y ambiental.
El informe muestra que los MnP y los aditivos plásticos están relacionados con efectos biológicos como la disrupción endocrina y tipos de cáncer hormonales (como el de mama y testículos), problemas reproductivos e infertilidad, y afecciones respiratorias crónicas. Aunque la investigación sigue avanzando, la evidencia actual justifica plenamente la aplicación del principio de precaución —actuar ante riesgos creíbles, incluso en ausencia de certeza científica absoluta— para minimizar daños futuros.
“El principio de precaución ha guiado exitosamente múltiples acuerdos internacionales, como el Protocolo de Montreal de 1987, cuando los países actuaron de forma decidida frente a las sustancias que agotaban la capa de ozono antes de que la ciencia estuviera completamente asentada. Se evitaron millones de casos de cáncer de piel y se permitió la recuperación de la capa de ozono.
Siguiendo este precedente, pedimos a los gobiernos y negociadores que adopten un tratado legalmente vinculante basado en la ciencia, que no solo aborde la contaminación por plásticos en su origen mediante prohibiciones y eliminaciones globales de los productos y químicos más peligrosos, sino que también tenga como función central la protección de la salud humana, de la vida silvestre y del medio ambiente”, afirmó el Profesor Dr. Stefan Krause, de la Universidad de Birmingham.
Las negociaciones en Ginebra deben concluir con un Tratado sustentado en reglas vinculantes específicas, respaldadas por la mayoría de los países, para poder abordar eficazmente la contaminación mundial por plásticos. Esto significa un tratado que incluya:
- Prohibiciones globales a los productos y químicos plásticos más dañinos;
- Requisitos globales de diseño de productos que permitan una economía circular no tóxica;
- Apoyo financiero y técnico para que los países en desarrollo puedan implementar el tratado eficazmente; y mecanismos para fortalecer y adaptar el tratado con el tiempo.
En otras palabras, es el momento de hacer una llamada a acelerar las negociaciones y a mantener un diálogo abierto y constructivo para lograr un tratado efectivo en los próximos años. Solo de esta forma se podrá enfrentar la crisis plástica y proteger los ecosistemas marinos y terrestres para las futuras generaciones. ECOticias.com